Las penas de nosotros

Arnaldo Paganetti arnaldopaganetti@rionegro.com.ar

Lo que no mata, fortalece, reza el dicho popular. Las sucesivas crisis que van debilitando a la Argentina, ¿la conducirán inexorablemente a la sepultura? ¿O en algún momento se producirá el click mágico que la saque del coma 4 en que se debate por culpa de los desbarajustes económicos y sociales internos y las exigencias que le llueven desde Estados Unidos?

Los veteranos dirigentes políticos siguen aferrados a sus esquemas mezquinos y los más jóvenes e impetuosos, como la chaqueña Elisa Carrió, desatan un vendaval de denuncias sobre lavado de dinero (por evasión fiscal, corrupción, contrabando y narcotráfico) que tienen un alto grado de credibilidad, aunque se prestan a caer en un sumidero de impunidad, debido a la generalización indiscriminada y a las «cáscaras de banana» que van desperdigando por el camino los que han construido un sistema cancerígeno de convivencia. Fuera de control (cometió la imprudencia de tomar como verdaderos documentos falsos y no acepta ser mesurada como le aconseja Raúl Alfonsín), corre el riesgo de terminar pedaleando en el aire, pese a las simpatías que despierta popularmente.

A 8 semanas del primer test electoral al que se someterá el gobierno de Fernando De la Rúa, el equipo económico del devaluado Domingo Cavallo, sigue penando en Washington ante los técnicos del FMI, que ponen condiciones cada vez más rigurosas para socorrer a un país que en pocos meses consumió un blindaje y un megacanje como quien sorbe un helado al sol en el trópico caribeño. «Ustedes propusieron el déficit cero, bueno, cumplan»», es la típica reflexión yanqui.

El secretario del Tesoro de EE.UU., Paul O»Neill, no niega que se estudia un salvataje especial, pero advierte con claridad meridiana: no se puede prestar si no se sabe qué se va a hacer con el dinero. El funcionario advirtió que nuestro territorio está resbaladizo y le restó valor estratégico (se especula con la instalación de una base antimisilística norteamericana en la Patagonia y con la pretensión inglesa de eliminar bases militares nacionales en la Antártida), al poner a la Argentina en un mismo rango que Uganda y Pakistán.

¿Una base militar de EEUU. en Chubut? «Río Negro»» averiguó que no hubo contactos directos pero sí un sondeo que hicieron funcionarios australianos, aliados del coloso del Norte. Hay tres hipótesis: Sudáfrica, Argentina y Malvinas. Descartada la primera, si la elección es el archipiélago, habría que olvidarse de los reclamos de soberanía. Lo de Chubut demandaría una alianza firme que por ahora De la Rúa no parece convencido de suscribir.

Los signos que inquietan, paralizan y desalientan son muchos.

Vayan aquí algunos:

* De la Rúa parece no registrar la dimensión de las dificultades y se debate en una Alianza que terminaría de desflecarse si, como amenaza, se va del ministerio de Desarrollo Social el último frepasista del gabinete, Juan Pablo Cafiero.

* La soledad del presidente es patente en el partido radical. El jefe de la UCR, Raúl Alfonsín, está en contra de los ajustes que reclama perentoriamente el FMI y en su distrito, en el que estaba invicto, perdió el domingo pasado una interna frente a Rodolfo Terragno, anticavallista cerril.

* Una figura emergente como «Lilita» Carrió, que anticipa su desafiliación del radicalismo, tiene serias dificultades para armar una agrupación con proyección nacional. Sin recursos, con un espíritu de Juana de Arco, apela a subirse a una ambulancia para recoger los que han quedado magullados, tras apostar hace dos años a un proyecto de crecimiento con justicia social, salud y trabajo para todos. Su reconciliación con «»Chacho»» Alvarez le haría anunciar la candidatura de Liliana Chernajowsky en la capital federal.

* La recesión se prolonga agónicamente y los políticos siguen especulando irresponsablemente. Eso convierte al país en imprevisible para el mundo exterior.

* Las protestas callejeras no cesan y en la provincia de Buenos Aires, el gobernador peronista, Carlos Ruckauf, proclamó la quiebra de la Nación y su firme voluntad de pagar en pesos a los empleados públicos hasta 740 pesos; el resto será en patacones.

* Está pendiente de cumplimiento el déficit cero: ¿serán efectivos los recortes en el PAMI, la Anses, en las provincias y en las Fuerzas Armadas?

Para colmo, un mimado de los mercados, como lo fue el ministro Cavallo, ahora se pelea con intelectuales que en su criterio quieren que la Argentina sea un conejillo de Indias. Mientras, el jefe de gabinete Chrystian Colombo reconoció tardíamente que todavía falta un plan estratégico para reformar al Estado. Al hablar ante empresarios de la construcción, se sinceró y dijo que por más que se cuente con financiación, no se podrían ejecutar obras por la falta de previsión. «Tenemos un Estado en crisis terminal, colapsado en sus funciones y capacidades», confesó.

Con esta dramático cuadro de situación, se votará el 14 de octubre. Persisten males congénitos, como las listas sábanas. Meter tijera en la política implica un acuerdo nacional (post-traumático), como el que pregonó en Estados Unidos el ex gobernador y candidato a senador Eduardo Duhalde. Ello podría derivar en una nueva reforma constitucional que apuntaría a eliminar el tercer senador (creado por el Pacto de Olivos) y, por lo menos, achicar estructuras burocráticas en el Consejo de la Magistratura, la Auditoría General de la Nación y la Defensoría del Pueblo.

Los enunciados son harto conocidos. Las quejas están en boca de todos. Pero serán las realizaciones las que condicionarán un futuro que no se presenta muy halagüeño. Desde estas columnas ya se expuso la pregunta del millón: ¿quién manda en la Argentina?


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