Las pesadillas del hombre urbano

Las tribulaciones del hombre moderno en las ciudades y el miedo al terrorismo son abordados por Ian McEwan en "Sábado".

BUENOS AIRES, (Télam).- Las oscilaciones que provoca la sensación de incertidumbre y ansiedad instalada en las sociedades occidentales tras los atentados terroristas del 11 de setiembre de 2001 en Nueva York, son el eje que vertebra «Sábado», novela del escritor británico Ian McEwan que disecciona las tribulaciones del hombre moderno.

Cuando en el verano del 2001 concluyó «Expiación», obra ambientada en el siglo pasado, Mc Ewan ya había decidido que que su siguiente libro abordaría el presente y los problemas del hombre urbano del siglo XXI.

El autor de «Amsterdam» y «Amor perdurable» se concentró entonces en la construcción de una historia que tendría como trasfondo al Londres contemporáneo –que ya entonces vivía bajo la amenaza del terrorismo islámico–, eligió un protagonista de profesión neurocirujano y situó la narración un sábado, el 15 de febrero de 2003, el día que un millón de británicos se concentraron en Hyde Park contra la guerra de Irak.

Todos estos ingredientes moldearon el espíritu de «Sábado», novela con la que McEwan –máximo exponente de la literatura inglesa actual junto con Martin Amis, Julian Barnes y Katzuo Ishiguro– hizo algo más que tejer un ambiente y una trama: profetizó el terror.

El escritor establece una certera radiografía sobre el estado de ánimo de la clase media después de los atentados terroristas del 11 de setiembre en Nueva York y logra detectar el tumor maligno que corroe las sociedades occidentales: la infelicidad, la soledad, el miedo al futuro inmediato, el desasosiego que provocan la violencia y el terrorismo, la creciente vulnerabilidad y la fragilidad de las conquistas democráticas.

La obra, editada por el sello Anagrama, empieza y acaba de la misma manera, con el protagonista mirando por la ventana de su habitación a través de la cual ve un futuro que le da miedo, sensación que tomó forma el 7 de junio pasado cuando una célula islámica atentó contra varias estaciones de metro en Londres.

El autor se vale en su obra de una familia londinense con diferentes visiones respecto de las marchas, desde el padre escéptico a la hija militante contra la invasión y el hijo que no acude a la manifestación aun estando a favor porque tiene que ensayar con su grupo de música, «fiel reflejo de una parte de la juventud británica».

«Sábado» registra dos ritmos narrativos, con una primera parte pausada y un último tercio del libro de ritmo más alto, y siempre con descripciones minuciosas y trabajadas: las operaciones que describe, por ejemplo, justifican las seis horas diarias que el escritor pasó en un quirófano siguiendo el trabajo de los cirujanos.

La historia recuerda a «Amsterdam» (Booker Prize 1998), la novela que lanzó a McEwan a la fama, por la facilidad demostrada a la hora de construir personajes bien perfilados –todos álter ego del autor– cuyas mentes penetran en la realidad desde una perspectiva privilegiada.

En esta ocasión, el protagonista es un brillante neurocirujano, Henry Perowne, que ronda los cincuenta. Su fin de semana comienza inesperadamente cuando al asomarse a la ventana de su dormitorio anticipa un día prometedor, que incluirá un inminente encuentro amoroso con Rosalind, su mujer, un partido de squash con un amigo anestesista y la visita a su madre, enferma de Alzheimer.

Pero los acontecimientos sucederán de manera imprevista y, tal como ocurre en todas las novelas de McEwan, lo fortuito hará que la comodidad y la rutina del personaje se desmorone en un segundo.

El escritor construye a un personaje políticamente correcto, que sostiene que la invasión a Iraq está justificada por la cantidad de crímenes que ha cometido el régimen de Sadam Hussein, pero también un personaje que, a poco de llegar a los cincuenta, revisa su vida y la de los demás con un ojo clínico, libre de conjeturas psicoanalíticas.

En ese sentido, la descripción del partido de squash es uno de los mejores momentos del libro, donde, como en algunas de sus novelas anteriores, el autor de «El placer del viajero» apela a la precisión de un mecanismo narrativo impecable, capaz de describir, con lujo de detalles, los vericuetos de un sencillo deporte sin perder el ritmo.

En «Sábado», McEwan despliega su artefacto narrativo para dar cuenta de las vicisitudes de la vida familiar dentro del novedoso marco del terrorismo internacional y de las tribulaciones del hombre moderno en ciudades donde un avión en llamas dispara los peores presagios.


BUENOS AIRES, (Télam).- Las oscilaciones que provoca la sensación de incertidumbre y ansiedad instalada en las sociedades occidentales tras los atentados terroristas del 11 de setiembre de 2001 en Nueva York, son el eje que vertebra "Sábado", novela del escritor británico Ian McEwan que disecciona las tribulaciones del hombre moderno.

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