Las protestas reciben a los líderes del Grupo de los 8

Génova se pobló de militantes anti -globalización. Tensión en las calles.Los líderes de las potencias tienen varios problemas en la agenda.Debaten la recesión , el tratado de Kioto y el "escudo" antimisiles.

Génova.-Génova se preparaba en un ambiente de marcada tensión para acoger, a partir de hoy y hasta el domingo, a la cumbre de los líderes del G-8 y a los numerosos manifestantes antiglobalización que comenzaron a mostrar ayer su repudio al encuentro

Los líderes del G8 —Estados Unidos, Rusia, Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia y Canadá— comenzarán su reunión de tres días hoy , no sólo bajo el cerco de los manifestantes, sino contra un sombrío telón de fondo económico y diplomático.

Entre sus principales preocupaciones figura una economía global cuyas tres principales locomotoras, Estados Unidos, Europa y Japón, están trastabillando. Las preocupaciones sobre la carga de la deuda en dos economías emergentes clave, Argentina y Turquía, también han generado temores.

El trasfondo diplomático es escasamente más prometedor. El presidente estadounidense George W. Bush, quien asiste a su primera cumbre del G8, ratificó ayer sus posturas sobre dos temas que incomodan a sus socios europeos: el abandono del Protocolo de Kioto para reducir las emisiones de gases de invernadero y el planeado escudo antimisiles, con el que pretende proteger a Estados Unidos y sus aliados de ataques de los «estados paria». (ver aparte)

Las medidas de seguridad fueron reforzadas ante las estimaciones sobre la presencia de hasta 100 mil activistas en los próximos días, mientras ayer seguían registrándose amenazas de cartas-bomba y unos 50 mil manifestantes se lanzaron ya a las calles para exigir un aumento en los cupos de inmigración en los países desarrollados.

La marcha se realizó en dirección contraria a lo que dio en denominarse «zona roja», es decir, el área de la ciudad donde tendrá lugar la cumbre y que ha sido prácticamente sellada por las fuerzas de seguridad. Además, desde hoy quedó cerrada la principal autopista y el aeropuerto de Génova al tránsito de pasajeros comunes.

«Si las grandes empresas y las compañías multinacionales pueden cruzar fronteras, también deberían hacerlo los refugiados, los que buscan asilo y los migrantes», dijo Martin Empson, del Partido de los Trabajadores Socialistas Británicos, quien formó parte de una multitud de unas 50.000 personas.

Las protestas contra los países ricos y las firmas multinacionales han interrumpido una serie de reuniones internacionales en los últimos dos años, la más reciente en Gothenburgo, Suecia, donde una cumbre de la Unión Europea desató una ola de disturbios el mes pasado.

Los manifestantes antiglobalización más radicales anunciaron para hoy la primera manifestación «realmente masiva». Las autoridades temen que los activistas -que están siendo alojados en tiendas alejadas del lugar de conferencias- traten de introducirse en la «zona roja».

Por ello, las fuerzas de seguridad reforzaron ayer las vallas protectoras alrededor del Palazzo Ducale, donde se reunirán los jefes de Estado y gobierno de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Japón y Rusia y a los que se sumarán luego como invitados los de El Salvador, Nigeria, Sudáfrica, Argelia, Mali y Bangladesh, así como el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan.

Génova también desplegó misiles de tierra a aire contra posibles ataques rebeldes en el aeropuerto de la ciudad, que fue cerrado al tráfico comercial el jueves. Las autoridades han construido una barrera de seis metros de concreto y malla de acero para separar la «zona roja» alrededor del lugar donde se llevará a cabo la cumbre de una «zona amarilla», o área de seguridad, adyacente.

Además, según la agencia de noticias Andkronos, la Policía empleará potentes lanchas motoras requisadas en el Adriático a traficantes de inmigrantes para patrullar la costa de la ciudad.

Unas 20 lanchas de este tipo habrían sido desplegadas en el puerto, donde está anclado el crucero de lujo «European Vision», que alojará a la mayoría de los líderes de la cumbre durante el fin de semana. En ese crucero también tendrán lugar muchas de las reuniones del G-8.

Asimismo, la Marina y la Policía italianas han desplegado otras 30 embarcaciones para mantener el puerto como una zona impenetrable para los antiglobalización, mientras «hombres rana» realizan inspecciones submarinas.

Con todo esto, Génova parecía una ciudad sitiada. En el centro, prácticamente todas las tiendas, restaurantes y oficinas permanecían cerradas, la mayoría de los escaparates estaban cubiertos con maderas y muchos genoveses habían abandonado la ciudad hasta que finalice la cumbre.

Más de 15.000 policías y soldados fueron puestos a disposición de los operativos de seguridad. Además, para protegerse de eventuales ataques aéreos, en el aeropuerto se han desplegado baterías de cohetes.

La prensa afirma , basándose en informaciones de los servicios secretos, que se han infiltrado en las filas de los antiglobalización más extremistas, y que algunos grupos radicales planean ataques con materiales químicos y biológicos. El miércoles, una mujer resultó herida por una carta- bomba y el lunes otro artefacto de estas características había explotado en una estación de Policía de Génova, hiriendo a un «caribinieri», además de numerosas amenazas. (DPA/Reuters)

Bush insiste en sus planteos

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, reafirmó ayer su decisión de defender los intereses de su país en materia de defensa y política medioambiental durante la cumbre del G-8, al tiempo que insistió en la liberalización comercial y la baja de impuestos para combatir la pobreza en el mundo.

«Seguiré defendiendo lo que considere correcto para nuestro país y el mundo», afirmó Bush durante una escala previa en Londres, donde se entrevistó con el primer ministro Tony Blair .

El mandatario remarcó que el controvertido escudo antimisiles que planea construir Washington es importante para la paz mundial y consideró que en lo que respecta a la reducción de gases de efecto invernadero se necesita una cooperación internacional, al tiempo que descalificó el protocolo de Kioto.

Por otra parte, frente a las crecientes protestas de los grupos opuestos a la globalización, Bush insistirá en la cumbre que la apertura de los mercados es el mejor remedio de los países en desarrollo para salir de la pobreza. Bush pretende convencer a sus socios de que su programa externo e interno (nueva ronda de liberalización del comercio internacional y reducción de impuestos) son claves para la reactivación de la economía mundial y para la reducción de la pobreza. Además, apoyará la creación del fondo de la ONU contra el sida, el aumento de los donativos a los países pobres para educación, así como continuar el alivio a los países más endeudados, y tratará de vender la idea de que las plantas modificadas genéticamente pueden ayudar a solucionar el hambre.

Israel no quiere observadores

Israel ratificó ayer su rechazo al envío de observadores internacionales a los Territorios, a pesar del fuerte auspicio que tuvo ayer la idea en las reuniones previas del G-8, mientras volvieron a producirse choques en la Franja de Gaza y en Cisjordania, donde tres palestinos, entre ellos un niño de tres años, murieron en un ataque colonos judíos.

«Es una recomendación y es importante que no se haya tomado ninguna decisión para obligar al estado de Israel a aceptar una iniciativa que rechaza», dijo el premier israelí, Ariel Sharon

Los incidentes más graves se produjeron en Hebrón, donde tres palestinos de una misma familia, entre ellos un niño de tres años, murieron cuando regresaban a sus casas en un vehículo después de asistir a una boda. Los responsables de los disparos fueron colonos judíos.

Desde Gaza, el presidente de la ANP, Yasser Arafat, hizo un llamado a los países del G8 para que intervengan de modo de detener la «agresión israelí» y prevenir una más amplia «explosión regional».

La jornada estuvo fuertemente enmarcada por la aprobación del documento de los ministros de Relaciones Exteriores del G-8, que se pronunciaron ayer en Roma a favor del envío de observadores internacionales a los territorios palestinos, una vez que se se retome el alto el fuego y si ambas partes están de acuerdo. «Creemos que, en estas circunstancias, un mecanismo de vigilancia de una parte tercera, aceptada por ambas partes, será útil para la aplicación del plan Mitchell», el proyecto estadounidense de cese de hostilidades reconocido -aunque incumplido- por palestinos e israelíes, expresa el documento. Es la primera vez que el envío de observadores internacionales a Medio Oriente es apoyado oficialmente por Estados Unidos. (ANSA/Télam)


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