Las puertas

Con alguna liviandad pretendida de verdad inobjetable, la impresión popular suele sentenciar que “los delincuentes entran por una puerta y salen por la otra”. Desde luego, se trata de una afirmación tan laxa como la laxitud que se atribuye a la Justicia a la hora de encerrar a los criminales… Uno de los pilares de nuestro sistema de garantías es que a toda persona sospechada de delinquir se la presume inocente hasta el momento de la condena, si la hay. Incluso la prisión preventiva, que implica el procesamiento desde una fuerte convicción, no es una condena sino una condición cautelar impuesta al encausado. Conforme las penas potenciales por la gravedad del hecho imputado, así como las circunstancias personales del detenido (domicilio ignorado, elementos o antecedentes que sugieran intento de evadir la ley), los jueces tienen un margen de maniobra para conceder o denegar las excarcelaciones. Naturalmente, hay jueces proclives a favorecer las “solturas” tanto como la ley lo permita, así como hay otros dados a dejar a todo el mundo adentro. Y todos asumen un lugar entre ese estrecho rango que suponen uno u otro criterio, bajo los mismos límites del instrumento legal. Ahora bien, hay otros asuntos a considerar que, aunque cueste admitirlo, pueden tener su influencia. La alcaidía de Junín de los Andes, la más amplia de la zona cordillerana del sur neuquino, tiene capacidad para alojar a 13 personas con causa judicial, pero en la actualidad tiene a 26 individuos en sus instalaciones. En San Martín de los Andes la situación no es mejor: la alcaidía de la Comisaría 23 tiene espacio para 10 personas y ya alberga a 12, mientras que la alcaidía de la unidad 43 tiene ocho lugares y aloja a otras tantas personas, con la salvedad de que cuatro de ellas ya tienen condena, por lo que deberían estar en un establecimiento penitenciario. En otras palabras, en las dos principales ciudades de la Circunscripción Judicial no hay donde poner más detenidos. La provincia del Neuquén ha invertido 80 millones de pesos para la construcción de la prisión de Senillosa, diseñada para albergar a unos 600 internos y demorada en su entrega de obra por problemas detectados en las medidas de seguridad (lo admitió el propio jefe provincial de Policía), un descuido que no deja de ser curioso tratándose de una cárcel. Semanas atrás, el juez Federico Sommer, de la Cuarta Circunscripción, dispuso el procesamiento y prisión preventiva de cuatro hombres imputados como autores del robo a mano armada a una conocida casa de comidas en San Martín de los Andes. En ese mismo contexto hubo que mudar encausados de la alcaidía de Junín, pues ya no había lugar físico para ocupar. Entre otros de los “movidos” a la capital provincial está el acusado del robo a una casa de cambios de San Martín de los Andes, de nutrido prontuario y protagonista de la primera toma de rehenes de la que se tenga noticia en esta ciudad cuando, cercado por la policía, irrumpió en un café de la Avenida San Martín. Pero a la vez, el traslado y custodia de detenidos obliga a distraer policías y móviles, que necesariamente deben ser desafectados de la tarea de prevención. El dato es que el 71 por ciento de las causas penales que se tramitan en la Cuarta Circunscripción Judicial tiene su origen en San Martín de los Andes. Las autoridades judiciales ya han pedido la creación de una unidad de mediana seguridad para esta ciudad, aunque como van las cosas no parece que vayan a tener eco en lo inmediato. Como se ve, las impresiones convertidas en dichos populares no siempre lo dicen todo.

La semana en San Martín

Fernando Bravo rionegro@smandes.com.ar


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