Las sotanas, leales a don Juan Manuel

«El obispo de Buenos Aires Mariano Medrano, que lucía una ostentosa divisa federal que, como era de práctica, reclamaba la muerte de los unitarios, instruyó a los sacerdotes de su diócesis para que predicaran a mujeres y jóvenes sobre la virtud de pertenecer a la causa federal:

«Nada es más justo para el clero como conformar sus opiniones con las del Supremo Gobierno, por cuanto cualquier divergencia en esta parte pudiera ser ruinosa y perpetuar males a todos tan sensibles». Mientras Rosas condenaba personalmente a los masones, heréticos e impíos, a todos los cuales identificaba con los unitarios, el obispo Medrano, a su vez alababa «la Santa Causa Federal».

Esta asociación se daba también en las provincias. El obispo de Cuyo, monseñor Quiroga Sarmiento, felicitaría a don Juan Manuel por el exterminio «de la horda inmunda de los unitarios, enemigos de Dios y de los hombres», a lo que éste respondería con probable ironía que tal congratulación «es digna de un prelado evangélico que siente en su corazón el santo fuego de la virtud cristiana, de la caridad positiva y del amor ardiente a la Santa Causa de la Federación».

En las festividades el retrato de Rosas era exhibido en el prebisterio, junto al altar, y a veces sacado en procesión por las calles flanqueado por sacerdotes ornados con sobrepellizas coloradas.

La mayor parte de los miembros inferiores del clero se mostraba con vehemencia favorable Rosas, virtualmente otra rama de su populismo, una especie de milicia espiritual que predicaba con violencia contra los unitarios….

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«Juan Manuel de Rosas; El maldito de nuestra historia oficial», de Pacho O»Donnell; Edit. Planeta; Bs. As. 2001, pág. 140.


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