Las tomas, un problema en puerta

Es hora de evaluar, planificar y actuar para evitar que el conflicto crezca

CIPOLLETTI (AC).- De todas las comunidades del Alto Valle de Río Negro y Neuquén, Cipolletti es una de las que más atrae. «Una ciudad para vivir», la patentó en su momento el ex intendente, Jorge Ocampos. Y a pesar de los casos aterradores que golpearon, y fuerte, el eslogan se mantiene.

En estos tiempos, hay previsiones de construcción de al menos siete edificios de hasta 12 pisos, con departamentos direccionados a la clase media y media-alta, en el casco urbano.

La casas y residencias de gente con elevado poder adquisitivo se reproducen como por arte de magia hacia el sureste y el noroeste, especialmente. A tal punto que a fines del año pasado no quedaron parcelas para la venta y hubo que acelerar la proyección de nuevos loteos.

«La ciudad está en plena expansión. Crece a pasos agigantados y es como un imán para gente de otras localidades vecinas, que buscan tranquilidad, buenos servicios, espacios verdes, un hábitat confortable», dijo Florentino Soulés, histórico dirigente de la Cámara Inmobiliaria.

Pero detrás de este gran atractivo, aparece un iceberg -gigante- a la vista: las ocupaciones ilegales. Unas 750 familias están actualmente en predios usurpados, aunque no todas permanecen allí porque hay quienes van y vienen, marcando el territorio para no perderlo de mano de otros ocupantes.

Es sobre estos casos, que se requiere un accionar oficial más firme, porque se están sucediendo situaciones que pueden derivar en problemas severos.

La jueza penal María del Carmen García García, cuando en un fallo dispuso que permanezcan en terrenos ocupados vecinos de Costa Norte, reconoció que las tomas son un hecho «novedoso» y que más temprano que tarde iba a obligar a la revisión de legislaciones vigentes.

El caso más emblemático es el del loteo «social» que le dio identidad al barrio Antártida Argentina. Se inició con ocupantes ilegales que se habían instalado en tierras al norte de Circunvalación, en enero de 2003.

La comuna «blanqueó» la situación y reubicó a los usurpadores en otro predio, incluso con servicios de luz y agua. Pero ahora la situación es caótica allí. Como no hay controles se dieron casos hasta de compra y venta de predios, tema terminantemente prohibido porque hay 200 personas en lista de espera que exigen su lugar.

En todas las tomas -las del barrio Ferri, Costa Norte, las dos de Circunvalación, y otras dos o tres más, con mucha menos gente- la comuna hace la del avestruz: esconde la cabeza para no ver lo que sucede. «Es un problema de la justicia y de los particulares damnificados», dijo el intendente Alberto Weretilneck. Y el actual diputado provincial y ex secretario de Gobierno, Fabián Gatti, se olvidó de la alianza que lo unió al gobierno de Verani durante varios años y ahora le endilga todas las culpas a la administración provincial porque no hace viviendas.

«El municipio no puede desentenderse e ignora una realidad», opinó Carlos Segovia de los Derechos Humanos.

El dirigente considera que la comuna tendría que impulsar un análisis a fondo de la problemática y planificar en base a datos concretos sobre la situación en la que viven muchas familias cipoleñas. «El derecho a la vivienda es uno de los derechos humanos elementales», recordó.

Segovia propone que gente competente, que entienda del tema, como sociólogos, profesionales que sepan cómo realizar viviendas económicas, entre otros, formen parte de un grupo de evaluación y planificación. «El municipio tendría que iniciar un plan de acceso a las viviendas o a lotes con posibilidades concretas de construir. Esto lo tendría que hacer junto con la provincia», expresó.

Hay un aspecto complejo a resolver también, que es el judicial, y otro más sencillo, que se puede cubrir a corto plazo: la sanidad.

La gente de la toma de las terrenos de Zoppi, que como las demás vive con riesgo de enfermedades, tuvo que irse a Viedma, hablar con el gobernador Saiz y recién allí logró que desde Salud Pública se planificara una atención especial para los chicos y las mujeres, algunas embarazadas.

-¿Meten miedo las tomas a los compradores de lotes? -se le preguntó a Soulés.

-«No, porque hay soluciones. Las inmobiliarias recibimos beneficios para hacer loteos más ágiles de parte de la comuna. Tenemos preparados 120 lotes, con una entrega de 1.500 pesos y cuotas de unos 150 pesos por mes, durante 30 meses. Es accesible y puede ser salida para muchos», adujo.

Pero no para todos. Un buen número de ocupantes ni siquiera tienen empleo para pagar una cuota mínima.

Los del «San Sebastián», que están en Circunvalación, ya dijeron que no quieren la intermediación de inmobiliarias y han decidido no pagar más de 50 pesos por mes por un lote que les debe gestionar el municipio, recalcan.

El panorama no es sencillo. Por eso la salida tiene que ser muy analizada, con participación de distintos sectores, para tomar una decisión no a la ligera pero sí cuanto antes, porque esto se está convirtiendo «en una bomba de tiempo», como consideró Segovia.


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