Las voces de una historia personal
BUENOS AIRES (Télam).- Hay una exigencia, saludable por cierto, a través de la cual se busca en las películas algo más que una serie de datos, algo más que perfección y originalidad formal: se busca una sustancia, un preciso y conciente empeño moral. Y hay películas que pueden ser examinadas exhaustivamente con aquel criterio, y en las que se intuye un significado que trasciende y un elemento artístico serio.
«Los coristas», dirigida por Christopher Barratie, es un ejercicio autobiográfico con todo el riesgo que esto supone. Trasladar un hecho personal a la consideración colectiva cae en el error a veces de ofrecer una información metódica que en sí no es más que un documento frío e insuficiente. La película, éxito de taquilla en Francia en el 2004 y candidata al Oscar en el rubro mejor película extranjera, permite inferir una visión del mundo más amplia que no se agota en el aspecto formal ni el mero «cuentito con moraleja».
El personaje recuerda su infancia en una época frustrante, solitaria a cuatro años de finalizada la Segunda Guerra (1949) internado como pupilo en una escuela. El chico, no muy convencido, se une al coro del colegio y descubre su innato talento musical. Hay en el grupo un niño débil que paga las consecuencias de su timidez siendo objeto de burla y escarnio mientras espera la llegada de un padre que no existe. Otro chico que refugiado en el silencio ejerce una violencia que tiene mucho de justicia y un rector que desconoce las mínimas reglas de convivencia. Completa el cuadro un viejo celador cuya pasión es la música y se convierte en el protagonista clave de la historia. Con paciencia de entomólogo el celador logra conformar un grupo unido y saca de cada uno lo mejor.
Nieto de un famoso cancionista francés, las experiencias de Barretier en la escuela le permitieron descubrir su oculto talento musical. La voz del joven Jean Baptiste Maunier es notable como sólida es la labor de Jacques Perrín y Gerard Jugnot. El director expone con rigor y fluidez una historia en la que evita el golpe bajo apoyado además por una música exquisita. (F.F)
BUENOS AIRES (Télam).- Hay una exigencia, saludable por cierto, a través de la cual se busca en las películas algo más que una serie de datos, algo más que perfección y originalidad formal: se busca una sustancia, un preciso y conciente empeño moral. Y hay películas que pueden ser examinadas exhaustivamente con aquel criterio, y en las que se intuye un significado que trasciende y un elemento artístico serio.
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