«Leer» las cifras

Las decisiones colectivas, del tipo que integran los resultados electorales, son motivo tanto de análisis científico como de opiniones legas.

No hay quien no tenga algo que decir a la hora de interpretar lo sucedido. Pero las cifras, finalmente, terminan explicándose a sí mismas. Basta «leerlas».

El radicalismo está hoy a la vista consiguió mantener por otros cuatro años el dominio sobre la vida política de los rionegrinos, y en el 2011 llevará 28 años haciéndolo. Este dato debería ser suficiente motivo para pensar por qué la sociedad aquí no ha elegido una alternancia o no ha encontrado opciones que la satisfagan.

El pragmatismo ha sido otra vez el valor principal del radicalismo provincial y las herramientas que le posibilitaron el triunfo fueron básicamente tres:

-Declararse en apoyo al presidente Néstor Kirchner para neutralizar su condición de virtual partido provincial.

-Unirse al Partido Provincial Rionegrino evitando eludir la evidente contradicción ideológica e histórica que ello implica, a la vez que ratificar sus alianzas con la CGT de Río Negro, y cosechar nuevos disidentes del justicialismo.

-Utilizar fondos públicos para clientelismo con planes sociales, designaciones, becas entregadas la última semana, publicidad oficial utilizada para fines partidarios, entre otros.

Por su parte, el Frente para la Victoria dejó escapar una buena oportunidad de triunfo. Y pese a lo dicho sobre la UCR, sólo sus propias falencias pueden explicar la derrota:

-Lejos de parecer homogéneo, se lo vio como a un grupo de personalidades tirando cada una en su propia dirección. Con la casi única excepción de Miguel Pichetto, faltó en la dirigencia del justicialismo y de sus aliados generosidad, respeto, inteligencia y la convicción de postergar aspiraciones personales en beneficio de un proyecto común. Más allá de las tentaciones radicales, el caldo de cultivo fue la inmadurez autodestructiva que la oposición en Río Negro ha evidenciado desde 1983. Un planteo cabal debería llevarla a buscar cómo resolver esta cuestión con más énfasis que el que utilice en definir quién será su candidato en el 2011, porque es evidente que la ciudadanía rechaza esto.

-Pichetto apareció muchas veces solo y enojado. Como imagen, no es lo que se espera de un futuro gobierno. Quien busca romper la inercia de varias gestiones radicales debió, al menos, mostrarse en una fotografía acompañado de no menos de 60 especialistas en educación, fruticultura, turismo, pesca, seguridad, problemáticas sociales… Si lo tenía, no mostró su equipo. Podría decirse que tampoco lo hizo Saiz. Pero el radicalismo tiene un gobierno en marcha, y quien quiera reemplazarlo debe mostrar algo más que palabras.

-No supo responder a la estrategia del radicalismo de incluir a intendentes dentro del esquema de listas de legisladores. Hoy, a la vista de los resultados, cabría preguntarse qué pudo suceder si Carlos Soria y Alberto Weretilneck se hubieran comprometido personalmente con la campaña.

Este análisis cobra importancia con vistas a las próximas elecciones municipales en Río Negro.

Resultaría deseable que tanto el radicalismo y sus aliados en la Concertación como los partidos integrantes del Frente para la Victoria revisaran sus prácticas. Pero también que el electorado sea o no afiliado a un partido político aumentara su exigencia de transparencia, honestidad y eficiencia hacia quienes delegará el control de los asuntos de todos.

 

Volver a gobernar

Mientras esto sucede, la provincia sigue conmocionada por hechos que ponen en cuestión la capacidad de los tres poderes que integran el gobierno de manejar las complejas situaciones que presenta la realidad actual.

Esta semana se confirmó que es de Otoño Uriarte el cuerpo hallado en la usina de El Treinta, lo que da peso a la hipótesis de que fue arrojada al canal principal ya muerta y horas después de desaparecer camino a casa en Fernández Oro.

A siete meses, la demora en hallar evidencia puede haber sido letal para la investigación sobre las personas y circunstancia que rodearon al hecho.

Esto se unió en el tiempo a la desaparición de un taxista en Roca, que generó en esa ciudad un caos de cortes de ruta y de quejas contra el accionar de la Justicia.

Y pese a que la seguridad del mismo modo que la educación y la salud es tema político, causó malestar la conclusión del jefe de Policía, Jorge Ucha, quien interpretó el resultado electoral en Fernández Oro como un aval a lo actuado por su personal en la búsqueda de Otoño. «Con esos temas no se jode», había dicho días atrás del comicio Saiz, lo que volvió más asombroso el simplismo cínico de su jefe de Policía.

En definitiva, resulta ineludible ahora para el gobierno de Saiz atender cuestiones débiles de su gestión de gobierno.

El área de Seguridad es una de ellas. Lo prueba no sólo el hallazgo casual del cuerpo de Otoño Uriarte. También la falta de esclarecimiento de por qué murieron quemados dos detenidos en un calabozo de la comisaría de Mainqué o cómo pudieron escaparse varios internos de la alcaidía de Roca luego de romper a patadas la pared de un pabellón recién inaugurado.

Si el gobernador Saiz eludió toda posibilidad de cambio en su gabinete antes de las elecciones, tiene ahora un lapso para revisarlo, antes de que se acerquen los comicios municipales de setiembre o los parlamentarios de octubre, que volverán a ponerlo a la defensiva.

El Ejecutivo no es el único destinatario del reclamo de eficacia en su tarea. También el Poder Judicial fue objeto de explícitas críticas y planteos. No sólo de ciudadanos enojados por causa de delitos concretos, sino también por abogados que piden concretar los cambios pendientes para transparentar y mejorar el servicio.

En lo político, Saiz deberá conciliar los planteos de sus aliados, derivados del resultado electoral: el sector kirchnerista Libres del Sur reclama un lugar en su gobierno o en la lista de diputados nacionales con miras a octubre. Y el PPR se anota también para el equipo de gestión, al igual que el sector peronista disidente «17 de Noviembre».

Por fuera de lo partidario, sus principales cuentas pendientes serán la recurrente crisis en el Ipross y la indefinición de los retirados por el decreto 7/97.

«Leer» la realidad en el día por día. Eso es lo que desvela a los políticos y gobernantes: allí radica el verdadero berengenal de su tarea. En ese inasible, complejo y cambiante entramado de preferencias y enojos, de indiferencia y frustraciones, de conveniencias y deseos.

 

ALICIA MILLER

amiller@rionegro.com.ar


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