Leonardo Sbaraglia se sube sin miedos y con el alma al ring

Este jueves se estrena “Sangre en la boca” (2016), película protagonizada por Leonardo Sbaraglia. Hablamos en exclusiva con el actor que nos contó cómo se preparó para el filme.

Ramón Alvia es un boxeador profesional que ya tiene casi cuarenta años y está al final de su carrera. En su pelea de despedida defiende el título Sudamericano de su categoría y gana después de un combate muy duro, retirándose así campeón para finalmente dedicarse a su familia. Pero después de intentar durante un período vivir una nueva vida como dueño de un local de indumentaria de box, Ramón decide volver al gimnasio, para no desvincularse de su mundo y entrenar recreativamente. Así descubre entre los jóvenes boxeadores a Débora, una joven muy bella que ha venido del interior del país a convertirse en boxeadora profesional. Cruzan unas pocas palabras y ella se transforma en una obsesión para él. La sigue, la observa, fascinado por el misterio y fuerza salvaje que emana la joven. Finalmente terminan teniendo sexo en la pensión donde ella vive. Y sorpresivamente para él, en ese mismo lugar ella desea entrenar box. Ramón descubre un placer que nunca antes había experimentado, siente que recupera su vigor y su juventud. Entre golpes, besos y sangre sellan, como un pacto íntimo, el comienzo de su relación. Ramón decide entonces no retirarse del box. Va a volver a competir y esta vez por el título mundial. Empieza a entrenar junto a Débora, a pesar de la oposición de su entrenador. También abandona a su familia y se enfrenta con su manager, el líder de un poderoso sindicato devenido en candidato político. La pareja se aísla, entregándose a una relación pasional en la que el placer y el dolor están íntimamente unidos y la violencia aumenta en cada round.

P: ¿Te gustaba el boxeo? ¿Lo veías?

R: Para “Plata Quemada” (2000) había hecho un poco durante un par de meses. También en una película que se llama “Nowhere” (2002), en donde encarné a un boxeador aficionado. Entonces tenía cierta base. Pero el boxeo no me gusta, sí verlo si hay alguna pelea importante. En este caso me parecía muy importante el entrenamiento que tenía que tener y ahí me rompí el alma.

P: ¿Te preparaste mucho para la película?

P: Me entrené durante mucho tiempo y, por suerte, llegué bárbaro a la filmación. Arranqué en diciembre de 2014, en donde tuve el primer encuentro con Diego “La Joya” Chaves que me empezó a dar algunos tips. En el medio trabajé en una película llamada “No te olvides de mí” (2016), en la cual cuando podía entrenaba. Y después el entrenamiento bien duro lo arranqué en marzo. Podríamos decir que fueron entre 4 ó 5 meses de laburo.

P: ¿Fue difícil llegar a asimilar la técnica de este deporte?

R: Fernando Muñoz, que fue el otro que me entrenó junto con Diego, me decía que estaba boxeando, que era un boxeador. Que no parecía un actor que estaba haciendo de boxeador, sino que de hecho lo estaba haciendo. A tal punto que hay muchas escenas en las cuales había movimientos de pelea que no estaban coreografiados, que salían de verdad.

P: ¿Recibiste algún golpe sin querer?

R: Sí, de Pablo “Elvis” Paoliello, y de Diego también. Pero “tranqui”, porque ninguno iba a matar. Alguna trompada se les escapó, pero con los guantes y eso no sentís prácticamente nada. Sólo que te rozan. Para mí es mucho más peligroso jugar al fútbol que boxear. Ahí te podés caer y lastimar, o puede pasar que alguien llegue a destiempo y romperte la pierna o la rodilla.

P: Tu personaje no responde a un estereotipo.

R: Sí, me parece como interesante eso. También la elección de que lo haga yo, y la decisión de no encasillarlo en un lugar. Lo fuimos encontrando y acomodando de acuerdo con lo que iba saliendo. Por suerte, ensayamos bastante con Hernán y con Eva, y me parece que fuimos hallando así la organicidad en mi cuerpo y en mi identidad para poder hacerlo. Quizás si hubiese sido otro tipo de actor, lo hubieran encarado por otro lado.

P: A Ramón también lo mueve el ego, que es lo que termina perjudicándolo.

R: Me parece que la película no tiene un lenguaje cerrado. El filme plantea muchos asuntos en los cuales usa y utiliza el mundo del boxeo -que es tan carismático y cinematográfico- para hablar de otra cosa. Habla de una crisis vital de un hombre que, de alguna manera, la drena, la sublima, en esa ilusión y posibilidad de volver a enamorarse de una mujer veinte años más joven. Una chica que está empezando en un mundo que él conoce, en el que tiene chapa. Creo que en el filme están presentados esos temas, y que quedan abiertos, ¿no? También me parece que de alguna manera habla de que si no te das cuenta, o si vivís en una ilusión, la vida se va a encargar de ponerte en tu sitio. La historia de “Sangre en la boca” es la historia de un tipo que se termina dando ese golpe contra la pared.

P: Como buen boxeador, además, el tipo va de frente y no mide las consecuencias, ¿no?

R: Claro, hay algo de la omnipotencia también. Además es un tipo que vive rodeado de un entorno en donde todo el tiempo lo vanaglorian porque “es el campeón”. Pero después que se retira no puede asumir que hay un cambio que tiene que hacer en la vida. Diferente, por ejemplo, es un actor que la vida no lo limita y no lo obliga a dejar de actuar. Si a mí la vida me dijese que tengo que dejar de actuar después de 30 años de haber estado en esta profesión, que me encanta y me ayuda con un montón de cosas, a nivel personal también, sería durísimo. Diferente sería si yo eligiera dedicarme a la dirección, a la producción o a escribir. No sé, es como que te digan que hiciste “Relatos salvajes” (2014), ya sos campeón sudamericano y no podés hacer ninguna otra película. Me querría matar, porque es lo que me gusta, lo que me ilusiona, lo que sé hacer. Un boxeador que, hipotéticamente y sin querer generalizar, tiene menos elementos para poder analizar la situación y su tarea siempre ha sido subirse a un ring a competir, a darse golpes, donde el trabajo está centrado en el entrenamiento y pegar, eso no te da tiempo de pensar en otras cosas. Además de ser un deporte muy solitario, diferente del fútbol, básquet o vóley, que son colectivas.

P: Tu personaje ni siquiera reflexiona qué hacer después del retiro, sólo piensa en que todavía puede.

R: Sí, eso es cierto. Eso está un poquito más desarrollado en el guión, está como esbozado en la escena en que se muestra que con su mujer quieren abrir un negocio. Tal vez en el filme no hubo tiempo para desarrollarlo tanto eso.

P: Tenés escenas de sexo que son fuertes. ¿Fueron difíciles de hacer?

R: Ayudó bastante haber entrenado tanto y estar en forma. Pero el actor tiene que estar desnudo. El actor siempre tiene que tener la alternativa de estar desnudo.

De todas maneras creo que me fueron más difíciles de hacer las de “Aire libre (2014), donde era mucho más descarnado todo. Acá estás mostrando cuerpos entrenados, erotizados, estetizados; y en esa película eran cuerpos deserotizados, crudos… Todo mucho más difícil.

Un entrenamiento intenso que comenzó en 2014 lo ayudó a llegar en su mejor forma a la filmación.

Ficha técnica:

“Sangre en la Boca”

El filme se estrenará el jueves próximo en la Argentina.

Dirección: Hernán Belón.

Guión: Hernán Belón y Marcelo Pitrola basado en el cuento homónimo de “Milagros Socorro”.

Reparto: Leonardo Sbaraglia, Eva de Dominici, Erica Bianchi, Osmar Núñez, Benicio Mutti Spinetta, Camila Zolezzi, Aldo Onofri, Richard Wagener, Diego Chaves.

Fotografía: Guillermo Nieto.

Música: Luca Ciut.

Montaje: Natalie Cristiani.

Dirección de sonido: José Luis Díaz.

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