Libertades básicas
ENRIQUE LIBERATI (*)
En la historia de la humanidad se destaca el abuso de poderes políticos por todos los protagonistas que detentaron la autoridad pública. Como pensamos que el tema nos afecta como personas, alcanza una rigurosa actualidad cuando comprobamos los atropellos a la libertad propiciados desde los más altos niveles de las jerarquías nacionales. En consecuencia, lo abordaremos desde una perspectiva exclusiva de los derechos ciudadanos. Siguiendo a Charles Fried en “La libertad moderna y los límites del gobierno” (2009), podemos distinguir condiciones naturales inseparables de la especie humana de los usos y costumbres que pretenden ser reconocidos como derecho natural. En efecto, el autor agrupa los derechos y las libertades propias que acompañan a todos los habitantes del planeta frente a los derechos y libertades convencionales cimentados por largas tradiciones y conveniencias ideológicas, por caso la propiedad privada y otros derivados con el rótulo de supervivencia individual, pretendiendo que son propios de la naturaleza humana cuando en realidad (sin un marco jurídico equitativo) generan desigualdades ofensivas que humillan la situación del sujeto. Otra enemiga de la libertad ha sido siempre alguna visión del bien con inclinación etnocéntrica, tal como la gloria de una ciudad, una raza, una nación o una religión. En definitiva, se somete sistemáticamente a las personas so pretexto de valores superiores dirigidos por el poder de turno, que enarbola el concepto de superioridad o igualdad para esclavizar a comunidades o naciones enteras por largos períodos. Estos ejemplos –ni la propiedad privada, ni la superioridad ni la igualdad– no son inherentes a la condición humana; sí en cambio lo es la libertad, que examinaremos como la entiende el autor citado. La naturaleza humana La libertad, como la capacidad de respirar, es inherente a la condición del ser humano y lo acompaña desde su nacimiento; se trata de una característica exclusiva que lo diferencia de los otros seres vivos. El hombre es el único animal que depende del proceso de socialización, que enriquece su lenguaje y que despliega el poder absoluto sobre su cuerpo. Desde los tiempos más remotos hasta nuestros días, las etapas del aprendizaje, el desarrollo cerebral y el lenguaje acompañan el crecimiento del individuo, identificado como el exclusivo animal que puede controlar sus impulsos utilizando el innato atributo de la libertad para la reflexión pura, para expresarse como lo desee y para disponer de su cuerpo sin otra limitación que los idénticos derechos del prójimo. Los demás derechos u obligaciones son derivados de las convenciones culturales, accidentales, circunstanciales, o fruto de los abusos de los más poderosos. Algunas consecuencias cualitativas Si aceptamos estas condiciones innatas, únicas e irrepetibles del ser humano, aparecen los límites y las obligaciones de todos los Estados, que deben proteger, educar y asegurar la supervivencia del individuo garantizando la libertad de expresión, la libertad religiosa, la libertad de asociación, el derecho a la intimidad y la protección de las personas frente a la violación de su integridad física (Fried, 2009, página 89). De lo expuesto no se sigue el carácter absoluto de los derechos personales. Debemos tener bien claro que la sociedad no puede tolerar las acciones que invaden nuestra privacidad, como por ejemplo las exhibiciones públicas relacionadas con el sexo, un ruido muy fuerte o luces intensas, excesiva velocidad, construcciones peligrosas, etcétera; un sinnúmero de situaciones que atropellan las libertades básicas sin pasar por el consentimiento de los sujetos afectados. Debe aclararse que no tratamos los derechos constitucionales de ningún Estado en particular, ya que los mismos abarcan una serie de derechos usuales y captan las inclinaciones culturales de su país, región o pueblo. Aquí se trata de mostrar aquellas notas típicas inherentes a la condición ciudadana que todo Estado debe legitimar, asegurando su integridad, controlando las fronteras de las acciones humanas invasivas, como cuando nos bloquean la libertad de expresarnos, por ejemplo, en las elecciones de nuestros gobernantes: nos obligan a votar y nos prohíben elegir, imponiéndonos las listas sábana. Abusos gubernamentales De acuerdo con lo desarrollado hasta aquí, cabe preguntarnos: ¿puede la autoridad presidencial dictar el decreto Nº 936/2011 que prohíbe los avisos que promueven la oferta sexual con el argumento de prevenir la trata de personas? Se presentan tres cuestiones en juego: a) la libertad del empleo de su cuerpo que hacen las personas y que alcanza tanto a las mujeres como a los varones, b) la libertad de ofrecer sus servicios en los medios de comunicación y c) la trata de personas. El ejercicio de la libertad en los apartados a) y b) nada tiene que ver con la trata de personas. El punto c), incorporado en la redacción, considera la esclavitud y el sometimiento de las personas como pretexto para vulnerar dos libertades básicas en un mismo decreto: 1º) humillando a las personas que ejercen una profesión y 2º) prohibiendo la libertad de expresar su oferta por medios lícitos. Con una redacción confusa, seguramente para perjudicar a las empresas periodísticas y conseguir el apoyo del vector moralista de la sociedad, el decreto Nº 936/2011 es una clara manifestación del autoritarismo vigente en las esferas del gobierno nacional. En una manifestación coherente y con idénticos argumentos, para prevenir el delito de trata de personas con fines de explotación sexual, no se entiende por qué no se persigue a los propietarios de departamentos o casas donde se ejerce la prostitución y se promueve la oferta sexual. Sin profundizar el análisis, sólo recordaremos que en similar sentido despótico, habitual en la gestión presidencial, se sancionó la Ley de Medios. Cuando el poder político abusa de las libertades básicas está ejerciendo la trata de personas sobre toda la ciudadanía y no podemos medir sus consecuencias hasta que las mismas nos alcancen directamente, entonces ya es tarde. (*) Doctor en Derecho
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios