Listas negras
Por Carlos Segovia
El reciente conflicto en la Universidad Nacional del Comahue, motivado por la posibilidad de las acreditaciones de la Coneau con el resultado conocido, ofrece muchas aristas para su análisis. Desde lo positivo merecen destacarse la gran movilización y participación de quienes integran la Universidad, en especial los estudiantes, así como el debate esclarecedor generado con relación a la ley de Enseñanza Superior, cuestión que trascendió a la comunidad universitaria. Así lo reflejan los acompañamientos y pronunciamientos de diferentes sectores de la sociedad que se fueron alineando en torno de las dos posiciones definidas. Muestra de ello fue la declaración de la Legislatura de Río Negro que, al igual que los restantes poderes del Estado provincial, hasta ese momento poco o nulo interés había demostrado por la suerte de la UNC.
El reciente conflicto en la Universidad Nacional del Comahue, motivado por la posibilidad de las acreditaciones de la Coneau con el resultado conocido, ofrece muchas aristas para su análisis. Desde lo positivo merecen destacarse la gran movilización y participación de quienes integran la Universidad, en especial los estudiantes, así como el debate esclarecedor generado con relación a la ley de Enseñanza Superior, cuestión que trascendió a la comunidad universitaria. Así lo reflejan los acompañamientos y pronunciamientos de diferentes sectores de la sociedad que se fueron alineando en torno de las dos posiciones definidas. Muestra de ello fue la declaración de la Legislatura de Río Negro que, al igual que los restantes poderes del Estado provincial, hasta ese momento poco o nulo interés había demostrado por la suerte de la UNC.
Tal vez hacía mucho tiempo que no se originaba una situación en la que se mostrara tanta habilidad, pasión y fuerza para defender las posturas que cada sector sostenía y se generara una expectativa tan grande por su definición, como se comprobó el día de la reunión del Consejo Superior con la gran audiencia que asistió al mismo en un hecho que no registra muchos antecedentes en la región.
Tal vez hacía mucho tiempo que no se originaba una situación en la que se mostrara tanta habilidad, pasión y fuerza para defender las posturas que cada sector sostenía y se generara una expectativa tan grande por su definición, como se comprobó el día de la reunión del Consejo Superior con la gran audiencia que asistió al mismo en un hecho que no registra muchos antecedentes en la región.
Como contrapartida, el conflicto también mostró ciertas actitudes de intolerancia y agresividad, que si bien resultan cuestionables y poco edificantes, pueden comprenderse atento los muchos intereses en juego y el fervor de sus actores, en especial el expuesto por los estudiantes.
Como contrapartida, el conflicto también mostró ciertas actitudes de intolerancia y agresividad, que si bien resultan cuestionables y poco edificantes, pueden comprenderse atento los muchos intereses en juego y el fervor de sus actores, en especial el expuesto por los estudiantes.
Lo que en cambio no puede de ningún modo entenderse y menos tolerarse es que un sector o grupo de individuos, que las evidencias señalan como perteneciente al ámbito universitario o muy vinculado con el mismo, disconforme con los resultados del conflicto, haya acudido a un acto tan deleznable y cobarde como el de confeccionar «listas negras» involucrando a estudiantes de la Facultad de Agronomía, como una suerte de revancha o represalia por aquel desenlace.
Lo que en cambio no puede de ningún modo entenderse y menos tolerarse es que un sector o grupo de individuos, que las evidencias señalan como perteneciente al ámbito universitario o muy vinculado con el mismo, disconforme con los resultados del conflicto, haya acudido a un acto tan deleznable y cobarde como el de confeccionar «listas negras» involucrando a estudiantes de la Facultad de Agronomía, como una suerte de revancha o represalia por aquel desenlace.
Esas listas enviadas a las empresas frutícolas del Alto Valle contienen nombres de estudiantes a quienes, en explicación puesta al pie del anónimo, se denuncia como «personas que están en favor de la toma de la facultad y en contra del proceso de acreditación. Todos son igualmente peligrosos sin distinción alguna», alertando para que no se les diera trabajo, con el claro propósito de impedirles procurarse un recurso económico, que en muchos casos les habrá de servir para costearse esos estudios, con las dificultades de todo tipo que tal situación acarrea.
Esas listas enviadas a las empresas frutícolas del Alto Valle contienen nombres de estudiantes a quienes, en explicación puesta al pie del anónimo, se denuncia como «personas que están en favor de la toma de la facultad y en contra del proceso de acreditación. Todos son igualmente peligrosos sin distinción alguna», alertando para que no se les diera trabajo, con el claro propósito de impedirles procurarse un recurso económico, que en muchos casos les habrá de servir para costearse esos estudios, con las dificultades de todo tipo que tal situación acarrea.
Este propósito está expresamente explicitado por los autores del infundio cuando afirman: «Quizás no sea un accionar correcto llegar al punto de divulgar esta lista por las empresas restringiéndole la posibilidad de trabajo», en una especie de vergonzoso reconocimiento de su accionar, aunque a continuación se reiteran en su perverso objetivo solicitando «Divulgar esta lista en todas las empresas posibles».
Este propósito está expresamente explicitado por los autores del infundio cuando afirman: «Quizás no sea un accionar correcto llegar al punto de divulgar esta lista por las empresas restringiéndole la posibilidad de trabajo», en una especie de vergonzoso reconocimiento de su accionar, aunque a continuación se reiteran en su perverso objetivo solicitando «Divulgar esta lista en todas las empresas posibles».
Sin embargo, y aun cuando el objetivo sea sólo el de coartar la libertad de trabajar, a nadie escapa los diversos efectos negativos que este ataque implica para quienes figuran en esa nómina, ya que se trata de personas jóvenes prontas a tener un título y un proyecto de vida y a quienes aviesamente se los coloca ante la sociedad como individuos peligrosos y antisociales.
Sin embargo, y aun cuando el objetivo sea sólo el de coartar la libertad de trabajar, a nadie escapa los diversos efectos negativos que este ataque implica para quienes figuran en esa nómina, ya que se trata de personas jóvenes prontas a tener un título y un proyecto de vida y a quienes aviesamente se los coloca ante la sociedad como individuos peligrosos y antisociales.
Las listas negras fueron prácticas típicas de las dictaduras militares, aunque también se confeccionaron en gobiernos civiles como el de Isabel Martínez de Perón, como parte del accionar de la siniestra «Triple A».
Las listas negras fueron prácticas típicas de las dictaduras militares, aunque también se confeccionaron en gobiernos civiles como el de Isabel Martínez de Perón, como parte del accionar de la siniestra «Triple A».
Durante la última dictadura cientos de personas de diferentes actividades, considerados «oponentes peligrosos», figuraron en listas negras cuya sola inclusión significaba el ostracismo forzoso, tanto físico como laboral o, peor aún, ser víctimas de secuestros, desapariciones o muertes.
Durante la última dictadura cientos de personas de diferentes actividades, considerados «oponentes peligrosos», figuraron en listas negras cuya sola inclusión significaba el ostracismo forzoso, tanto físico como laboral o, peor aún, ser víctimas de secuestros, desapariciones o muertes.
Una de estas listas negras se integró con gente de la cultura en el marco de lo que se conoció como «Operación Claridad», un gigantesco operativo encubierto de identificación, espionaje e información realizado por la inteligencia militar sobre personas de ese ámbito. Esa lista, que registraba 231 nombres del ambiente cultural, artístico y periodístico, incluyó, entre otros, a escritores como Julio Cortázar, Osvaldo Soriano, Griselda Gambaro, Aída Bortnik, Agustín Cuzzani, Tato Pavlovsky, David Viñas y Rodolfo Walsh; a músicos como Ariel Ramírez, Lito Nebbia, Gian Franco Pagliaro, Mercedes Sosa, Víctor Heredia, Horacio Guarany, Marikena Monti, Alfredo Zitarrosa y Armando Tejada Gómez; a cineastas como Héctor Alterio, Norma Aleandro, Sergio Renán, Agustín Alezzo, Norman Briski y Rodolfo Jun; periodistas como Osvaldo Bayer, Mario Diament, Rogelio García Lupo y Dalmiro Sáenz. También personas de nuestra región figuraban en ella:
Una de estas listas negras se integró con gente de la cultura en el marco de lo que se conoció como «Operación Claridad», un gigantesco operativo encubierto de identificación, espionaje e información realizado por la inteligencia militar sobre personas de ese ámbito. Esa lista, que registraba 231 nombres del ambiente cultural, artístico y periodístico, incluyó, entre otros, a escritores como Julio Cortázar, Osvaldo Soriano, Griselda Gambaro, Aída Bortnik, Agustín Cuzzani, Tato Pavlovsky, David Viñas y Rodolfo Walsh; a músicos como Ariel Ramírez, Lito Nebbia, Gian Franco Pagliaro, Mercedes Sosa, Víctor Heredia, Horacio Guarany, Marikena Monti, Alfredo Zitarrosa y Armando Tejada Gómez; a cineastas como Héctor Alterio, Norma Aleandro, Sergio Renán, Agustín Alezzo, Norman Briski y Rodolfo Jun; periodistas como Osvaldo Bayer, Mario Diament, Rogelio García Lupo y Dalmiro Sáenz. También personas de nuestra región figuraban en ella:
Norman Portanko, actor teatral; Jacobo Rubén Aisemberg, fotógrafo; Guillermo Gabriel Stacco, Osvaldo Calafate y Perla Ercilia Berlatto, miembros del «Cine Club Neuquén»; Irma Cuña, profesora de letras y poetisa, y Norberto Mario Rajneri, socio-director del «Río Negro».
Norman Portanko, actor teatral; Jacobo Rubén Aisemberg, fotógrafo; Guillermo Gabriel Stacco, Osvaldo Calafate y Perla Ercilia Berlatto, miembros del «Cine Club Neuquén»; Irma Cuña, profesora de letras y poetisa, y Norberto Mario Rajneri, socio-director del «Río Negro».
Cada uno de estos nombres son testimonios y referencias del dramático significado que tuvieron en nuestro país las nefastas «listas negras», una metodología totalitaria inaceptable en una sociedad civilizada y democrática.
Cada uno de estos nombres son testimonios y referencias del dramático significado que tuvieron en nuestro país las nefastas «listas negras», una metodología totalitaria inaceptable en una sociedad civilizada y democrática.
Pero resulta aún más repudiable cuando, como en este caso, afecta a un ámbito que, como el de la Universidad, debe ser un lugar de debate, respeto y tolerancia.
Pero resulta aún más repudiable cuando, como en este caso, afecta a un ámbito que, como el de la Universidad, debe ser un lugar de debate, respeto y tolerancia.
El reciente conflicto en la Universidad Nacional del Comahue, motivado por la posibilidad de las acreditaciones de la Coneau con el resultado conocido, ofrece muchas aristas para su análisis. Desde lo positivo merecen destacarse la gran movilización y participación de quienes integran la Universidad, en especial los estudiantes, así como el debate esclarecedor generado con relación a la ley de Enseñanza Superior, cuestión que trascendió a la comunidad universitaria. Así lo reflejan los acompañamientos y pronunciamientos de diferentes sectores de la sociedad que se fueron alineando en torno de las dos posiciones definidas. Muestra de ello fue la declaración de la Legislatura de Río Negro que, al igual que los restantes poderes del Estado provincial, hasta ese momento poco o nulo interés había demostrado por la suerte de la UNC.
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