Lo condenaron por el atraco a la salida de un banco

La acusación se basó en el reconocimiento que del imputado hicieron tres de sus víctimas. Los ladrones vigilaron los movimientos de una familia que retiró 30.000 pesos de un banco de la capital neuquina. Al parecer conocían con anterioridad detalles de la operación. En el debate se habló con insistencia de una "vendida", que no pudo ser comprobada. El imputado negó enfáticamente su participación en el episodio y clamó por su inocencia.

NEUQUEN (AN) – La justicia condenó ayer a cuatro años de prisión al empleado petrolero Miguel Angel Pierucci, a quien le adjudicó haber asaltado a una familia a la salida de un banco, junto con otros dos sujetos que no llegaron a a ser individualizados.

El atraco ocurrió al mediodía del 22 de octubre de 1997, en una agencia de viajes y turismo de esta capital, hasta donde fueron seguidas las víctimas desde el momento que retiraron 30.000 pesos de un crédito que habían solicitado en la sucursal local del banco BanSud. Los ladrones consiguieron su objetivo a medias: sólo se hicieron de 6.000 pesos.

Los jueces concluyeron en que los asaltantes tenían un acabado conocimiento de la operación bancaria que iba realizar el matrimonio integrado por Juan José Pilotto y su esposa Verónica Vocos, quienes como el sentenciado residen en Cipolletti.

En la investigación se puso en tela de juicio los sistemas de seguridad de los bancos. En el caso investigado se determinaron groseras desprolijidades llevadas a cabo por el personal del banco, en el manejo del dinero que retiraron las víctimas.

El tribunal de la Cámara Criminal Segunda, integrado por los jueces Cecilia Luzuriaga de Valdencantos, Jorge Sommariva y Roberto Fernández falló por mayoría y consideró como prueba determinante para condenar a Pierucci -quien no concurrió a la lectura de la sentencia-, los testimonios de tres testigos, quienes lo reconocieron como uno de los sujetos que los encañonaron en el interior de la agencia Elida Martín y Asociados, de la calle Sargento Cabral de esta ciudad.

El acusado negó en forma categórica la imputación y armó una coartada en la que involucró a familiares directos y ocasionales inquilinos de su vivienda, quienes afirmaron que el día y a la hora del atraco, Pierucci se encontraba en su casa.

«Ante la versión de los testigos que respaldaron la coartada del imputado, se opone la sólida versión de las víctimas del robo, que no sólo individualizaron a Pierucci en las rondas de reconocimiento por su aspecto físico, sino también por su voz», dijo en su alegato Sommariva, al que adhirió Fernández, para sellar la suerte del imputado.

Sommariva le atribuyó un valor fundamental al testimonio de Vocos, quien fue la víctima directa del atraco y, como otras tres personas de la agencia, estuvo cara a cara con el imputado.

El robo pudo ser esclarecido, precisamente, por un hecho circunstancial que protagonizó el matrimonio Piloto: semanas después del atraco Vocos reconoció a Pierucci como su asaltante, en una fiesta escolar de fin de año.

Para Luzuriaga no quedó debidamente acreditada la autoría de Pierucci y se volcó por la validez de los testimomios que respaldaron su versión.

No sólo hubo discrepancias en determinar la culpabilidad del imputado. Mientras que los jueces Luzuriaga y Sommariva calificaron al hecho como robo simple, Fernández se manifestó por atribuirle el agravante del uso de armas.

«Y la pena que le cabría no sería menor a los ocho años», argumentó Fernández.

El fiscal había pedido una condena de cinco años y el defensor Rolando Villasuso, la absolución.


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