Lo que queda de la reina

Sin Freddy Mercury y con una nueva voz, la banda vuelve al país para presentarse el próximo 21 en el estadio Vélez de Buenos Aires.

Si Brian May y Roger Taylor hubieran pensado en un casting para dar con el vocalista que se animara a ocupar el lugar de Freddy Mercury, sin dudas habrían elegido a Mika.

Un demo con la canción «Grace Kelly» era suficiente para convencer a cualquiera de que la nueva gran estrella del pop, nacida en el Líbano y criada en Londres, era la heredera directa de Freddy.

Uno y otro lanzan desde sus gargantas notas lo suficientemente altas como para no ser alcanzados por nadie en el rock. La voz de agudos falsetes de Mika pueden maquillar todo lo que no se parece física y estéticamente a Mercury.

Excesivamente alto y desgarbado, el chico nuevo de la escena no tiene nada que ver con la figura robusta y la inquietante fealdad del vocalista de «la reina».

Pero no. Nunca hubo un casting y ni Brian ni Roger pensaron en Mika cuando se les ocurrió volver al ruedo con lo que quedaba de la reina, es decir ellos dos, guitarra y batería.

Pensaron en Paul Rodgers, ex cantante de Bad Company.

En setiembre de 2004, May y Rodgers tocaron juntos en la celebración del 50º aniversario de la

guitarra Fender Stratocaster. Dos meses más tarde, Rodgers se unió a May y Taylor en el escenario del Music Hall of Fame de Londres y allí pasó algo entre ellos.

Eso que pasó es Queen + Paul Rodgers, o lo que queda de la Reina.

¿Cómo fue que empezó todo? «Se suponía que sólo tocaríamos juntos aquella noche, pero terminamos muy excitados por lo que habíamos hecho sobre el escenario. Los tres coincidimos en que deberíamos hacer algo más. Hubo conexión entre nosotros, tanto con mi material como el de Queen que interpretamos. Era lógico que el próximo paso era ver qué tan lejos podíamos llegar con eso, incluso con un nuevo material», recuerda Rodgers sobre el principio de esta historia que sí llegó lejos, tanto que de verdad hubo material nuevo: «The Cosmos Rocks», el primer disco de nuevas canciones desde 1991, el año en que Freddy murió a causa del sida.

Cuando May y Taylor decidieron volver a ser Queen apostaron fuerte y arriesgaron mucho. ¿Cómo regresar sin Freddy Mercury? De la única manera posible: con una voz propia. Y eso es Paul Rodgers.

 

Sobrevivientes

Ninguna banda sobrevivió a un cantante que no fuera el original. Ninguna salvo AC/DC, claro. Muerto Bon Scott, apareció Brian Johnson y dos meses después tenían disco nuevo y clásicos inoxidables. Pero así como Johnson no era un desconocido para Bon, tampoco lo era Rodgers para Mercury.

Dice la leyenda que, al principio de los ´70, el cantante de Queen iba al Marquee de Londres a escuchar a Free, la banda donde cantaba Rodgers.

En cambio, sin Jim Morrison hubo más Doors. Sin Michael Hutchence, tampoco hubo más INXS. O sí. Los Doors reclutaron a Ian Astbury y salieron de gira sin más pretensiones que volver a tocar los viejos clásicos de los tiempos de Jim. INXS tuvo una idea peor: organizó un reality show. De allí salió su nuevo frontman, JD Fortune, una mala copia de Hutchence, que no hizo más que disparar la añoranza por los viejos tiempos y lo penoso que puede ser intentar vestir a otro con las ropas de una estrella de rock que nadie olvidará.

La historia de la gran banda sin su cantante tendrá un nuevo capítulo en los próximos meses cuando Led Zeppelin deba salir a buscar un reemplazante para Robert Plant, que ya les dijo a sus viejos amigos que no irá. Ellos sí están en un verdadero problema. Imagínense, tantos años esperando por la vuelta de Zeppelin que cuando por fin ocurre ¡Falta la voz! ¿Será Chris Robinson el reemplazante, un viejo conocido de Jimmy Page, de cuando giró con los Black Crowes? A veces la fórmula funciona. Eso piensan May y Taylor.

«No hay reemplazante para un cantante», afirma en cambio el periodista inglés Ben Wardle, en su blog de música del diario The Guardian, mientras se pregunta por qué diablos la gente llena estadios para escuchar bandas con el cantante cambiado y compra sus cd´s como si nada hubiera cambiado «¡Cambiaron el cantante!», se indigna. Incluso llama a Rodgers «el gran simulador».

Pero May y Taylor creen que no. Y tienen razón. Si algo no pretende Rodgers es simular ser Mercury y esa es su mayor virtud.

Rodgers no se parece en nada a Mercury, su voz viaja a contrapelo de la de Freddy, simplemente porque así suena. A diferencia de los viejos Doors con Astbury, que en escena tiene un fuerte parecido físico y vocal con Morrison, los viejos Queen se unieron a Rodgers porque había química entre ellos. Suficiente como para salir al ruedo.

Los tres apostaron fuerte cuando decidieron grabar nuevas canciones, pero era el único camino a seguir. Ese que el 21 de noviembre, en la noche de Vélez, mostrarán la voz de Paul Rodgers, más la guitarra de Brian May y la batería de Roger Taylor. O lo que queda de la reina. Que no es poco.

 

Juan Mocciaro

jmocciaro@rionegro.com.ar


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios