Lógica incoherencia
El archivo no suele ser el mejor aliado de los que pretenden mantenerse alejados de sus propias contradicciones.
El acceso a esta herramienta –vital para el ejercicio del periodismo- permite encontrar acciones y afirmaciones del pasado que en numerosas oportunidades dejan a sus protagonistas en «off side» cuando el recorte, casete o video se transpone hacia el presente para confirmar si ese personaje público fue consecuente con la postura declamada.
Y dentro de esa abundancia informativa es que podemos ubicarnos en octubre de 2003, en plena campaña electoral para la intendencia de Roca y con los candidatos recorriendo diversos puntos de la ciudad para exponer sus propuestas.
Circunscribiendo aún más el análisis, repasaremos sólo la exposición en las oficinas de Desur, cuando cada uno de los aspirantes a jefe comunal tuvo que explicar qué pensaba hacer con el Plan Estratégico, estandarte de la gestión de Ricardo Sarandría.
Ese día sólo uno de los representantes partidarios aceptó firmar un compromiso exigido por los integrantes del Foro de Desur para garantizar la continuidad del organismo y sus actividades: Carlos Soria (foto).
Cómo serán las vueltas de la vida, que Soria jamás se lo había imaginado y hoy es intendente. Cómo serán las vueltas, que mañana se aprobarán por orden suya cinco inversiones privadas cuya génesis está en las antípodas de lo normado por el Plan Director de Roca.
Para quienes no lo saben, el PDR es la principal ordenanza surgida de la acción del Desur para definir compatibilidades y prohibiciones a la hora de usar el suelo de la ciudad.
Ahora bien, lo que hay que descifrar es si el intendente carece de coherencia en sus decisiones sobre Desur o la contradicción tiene su lógica en la inesperada (para él) fuga de proyectos hacia otras localidades por las duras restricciones vigentes en Roca. Veamos.
Está claro que la promesa durante la campaña electoral fue un desatino. Volviendo a la confesión de que no pensaba ser intendente está el aval para pensar que Soria garantizó continuidad a una estructura que no conocía con profundidad y mucho menos a las reglamentaciones emanadas desde su seno, como el PDR.
En consecuencia, a ocho meses de asumir el viraje se le tornó inevitable. ¿Por qué?
Porque el Plan Director –como ya quedó expuesto en anteriores oportunidades- puede constituir una normativa necesaria para el crecimiento ordenado, pero el presente de la ciudad requiere otras acciones, más relacionadas con la atracción de capitales que pongan otra vez en marcha la economía local.
Por otra parte, los propios actores que dieron forma al Foro de Desur no supieron aprovechar al máximo la posibilidad de ser protagonistas del desarrollo de la ciudad.
Ocurre que su horizonte no fue la participación bien entendida y con el tiempo la estructura quedó ante los ojos de los vecinos como un espacio en el que todos opinaban sobre todo y lo que es más preocupante, todos decidían sobre todo, dejando de lado la rigurosidad técnica que demandaban diversos proyectos sometidos a debate.
Ahora es una comisión mixta la que se encargará de revisar todas las disposiciones urbanísticas sancionadas a principios del año pasado.
La aprobación de cinco excepciones de importancia de una sola vez permite inferir cuál será el destino de buena parte de esas reglas.
Y más allá de tener en claro que los cambios radicales al PDR son imperantes para mejorar el futuro, nadie podrá quitar el sabor amargo que queda luego de preguntarse si todo el dinero utilizado por la gestión anterior para llevar adelante el Plan Estratégico tuvo el destino acertado.
Hugo Alonso
halonso@rionegro.com.ar
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