López renunció y dejó diezmada la «mayoría automática» de la Corte
Lo hizo el mismo día en que iba a empezar el juicio político en su contra.
Guillermo López siguió ayer el mismo camino que desandó meses atrás Julio Nazareno, al renunciar a su cargo en la Corte Suprema de Justicia, provocando la segunda baja en la «mayoría automática» menemista durante la gestión de Néstor Kirchner.
La decisión de López, comunicada al presidente a través de un escueto párrafo, se conoció minutos antes de que la Comisión de Juicio Político de Diputados comenzará con el tercer proceso para destituir un nuevo integrante del máximo tribunal, tras las embestidas contra Nazareno y el actualmente suspendido Eduardo Moliné O'Connor.
El magistrado, de 76 años, declinó su cargo a partir del primero de diciembre próximo, por lo que continuará en funciones hasta esa fecha. Pero, con la renuncia, el ministro neutralizó el proceso parlamentario que la comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados se disponía a abrir.
López es un especialista en Derecho del Trabajo que se incorporó a la Corte en 1994 a través del Pacto de Olivos sellado entre el entonces presidente Carlos Menem y su antecesor, el radical Raúl Alfonsín. Sus problemas de salud son recurrentes y actualmente se encontraba trabajando en su casa. Con su dimisión el magistrado se asegura una jubilación de 12.000 pesos que podría haber peligrado si era destituido por medio del juicio político.
El juez es uno de los integrantes de la denominada «mayoría automática» de la Corte Suprema, integrada por los jueces designados por el ex presidente Carlos Menem (1989-99) cuando decidió ampliar de cinco a nueve la cantidad de miembros, con el supuesto fin de contar con un tribunal leal a sus objetivos políticos.
La partida de López tomó desprevenido al gobierno, que tenía sus fichas puestas en la destitución de Moliné recién para diciembre próximo. Para esta vacante ya se manejaban posibles reemplazantes, la mayoría de ellas mujeres, ya que la intención del gobierno sería nombrar a una magistrada. Los mismos nombres que se barajaban ahora serían las potenciales reemplazantes: la penalista e integrante del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, Carmen Argibay; el de la jueza de la Corte bonaerense Hilda Kogan; y la camarista civil Elena Highton de Nolasco.
También se menciona a la especialista en derecho constitucional Ana María Figueroa; la jueza de la Corte Suprema mendocina Aída Kemelmajer de Carlucci; la jueza del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba, Berta Kaller de Orchansky; y Alicia Ruiz, que preside el Tribunal Superior de Justicia de la ciudad de Buenos Aires. Desde el Colegio Público de Abogados, en tanto, mencionaron como posibles candidatos a su ex presidente Atilio Alterini -decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires- y al constitucionalista Daniel Sabsay.
La mira de la embestida oficial contra la Corte Suprema ahora pasaría a enfocar a Adolfo Vázquez, otro de los miembros de la «mayoría automática». La Comisión de Juicio Político empezará a definir en 15 días si abre una investigación contra este ministro, sobre quien pesan acusaciones por los mismos casos que ya provocaron los desplazamientos o suspensiones de Nazareno, Moliné y López.
Ayer, el gobierno publicó en el Boletín Oficial el decreto por el cual se designa a Eugenio Zaffaroni en la Corte en el lugar dejado bacante por Nazareno López no detalló los motivos de su paso al costado sino que simplemente indicó que elevaba su renuncia «al cargo de juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, cargo con que fuera honrado oportunamente».
Al anunciar públicamente la decisión del ministro de la Corte, el jefe de Gabinete Alberto Fernández afirmó que ésta «se inscribe en esta vocación de colaborar con el principio de cambio de la Justicia reclamada por la sociedad, y así lo tomamos». «Esto es un paso importante que trata de buscar un funcionamiento mejor dentro del marco legal del país y es tarea central del gobierno accionar en todo lo que haga falta para que la Argentina tenga una justicia independiente», sostuvo.
Al adelantar el perfil del reemplazante, el jefe de Gabinete dijo que «el que llegue será una persona suficientemente reconocida social, técnica y públicamente» y, ante una consulta, afirmó que «nada impide que sea una mujer», la reemplazante de López.
(Redacción Central/DyN/Télam)
«Quería morir juez», repetían sorprendidos ayer quienes trabajaron durante años con el ministro de la Corte Suprema Guillermo López, cuya renuncia a la Corte Suprema de Justicia dio la estocada final a la bautizada «mayoría automática» del menemismo.
López tomó la decisión junto a su familia, en su casa de la localidad bonaerense de Martínez, reconstruida tras un incendio que casi la destruyó a fines de junio, en los días en que renunció a su cargo Julio Nazareno.
El siempre «convaleciente» ministro, tal como aclaraba a sus pares cada vez que un diario lo daba por gravemente enfermo, estaba por esos días en uso de una licencia de un mes, en un año en el que las ausencias se sucedieron debido a su estado de salud.
La renuncia dará en forma automática acceso a López a la jubilación de unos 12 mil pesos mensuales que tendrá ahora tiempo hasta el 1 de diciembre para terminar de gestionar y que una destitución en juicio político hubiese puesto en serio riesgo. «Es muy previsor; en este tiempo que le queda termina de gestionar la jubilación tranquilo y cuando la cosa esté madura, se va», analizó ayer uno de sus todavía colegas sobre la renuncia diferida al lunes que abrirá el último mes.
El magistrado presentó su renuncia ayer a la mañana, y poco rato más tarde la mucama que atendía el teléfono en la casa de Las Heras al 2200, de Martínez, informaba que «el doctor López no se encuentra, salió del país, está de viaje hasta el lunes». Sin embargo, por la mañana, López había llamado por teléfono al presidente de la Corte, Carlos Fayt.
El ex presidente Carlos Menem advirtió ayer que los cambios en la Corte Suprema de Justicia, incluidas las renuncias de Julio Nazareno y Guillermo López, son «producto de la falta de seguridad (jurídica) y del ataque a las instituciones».
Menem subrayó, en la misma línea, que la Corte Suprema «funcionó muy bien durante varios años». En declaraciones a radio 10, el ex jefe de Estado advirtió además que los cuestionamientos a los ministros de la Corte pueden «causarle un enorme perjuicio a la Argentina». «Estas situaciones producen cierta inquietud, no sólo en la Argentina, sino en todas partes del mundo», agregó.
Por otra parte, Menem aseguró que durante sus dos mandatos la Argentina creció «permanentemente» y dijo que los presidentes que lo sucedieron «dilapidaron todos los recursos». «Durante 10 años estuvimos creciendo permanentemente y eso hay que tenerlo en cuenta», afirmó el ex presidente y negó que tuviera alguna responsabilidad sobre los elevados índices de desocupación.
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