Los adultos no descifran el mundo adolescente

Según un estudio, la mayoría desconoce cuáles son los temas que los motivan.

La dificultad de los adultos de comprender el universo propio de los adolescentes es el eje central de un estudio realizado por investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), dirigido por Roberto Meyer.

«¿Resulta este mundo adolescente actual tan distinto a otros que vivimos?, ¿somos capaces de descifrarlo y apropiarnos de sus bienes culturales?», se pregunta un trabajo realizado, entre el 28 y el 31 de mayo entre 414 adultos de ambos sexos de alto nivel cultural en la ciudad de Santa Fe.

El cuestionario que se les presentó a los adultos fue construido luego de realizar dos «focus group» con 22 y 10 adolescentes de ambos sexos de 14 a 18 años y nivel socioeconómico medio, respectivamente.

Durante las entrevistas los jóvenes dialogaron acerca de sus formas de relacionarse socialmente, representaciones y expresiones comunicativas de uso frecuente en el grupo etario y social, opinaron sobre la educación que reciben y las expectativas respecto de su futuro.

Además, su punto de vista de la sociedad, mencionaron su predilección por el chateo, el concepto de amistad y preferencias por determinados bienes culturales de los cuales se apropian.

«El disparador de la investigación fue la información aparecida en los medios de comunicación de las evaluaciones realizadas meses atrás por la Universidad de La Plata, en torno a la cultura general de los chicos, en un examen de la cátedra de Derecho Romano, donde la mayoría reprobó», comentó Meyer a Télam.

«Como nos pareció que esa evaluación no iba al fondo de la cuestión, generamos una hipótesis relacionada con la comunicación actual de los adolescentes y sus intereses culturales», preciso.

Según esta hipótesis de trabajo, apuntó Meyer, «existe un problema de comunicación y de conocimiento sobre los temas culturales que motivan a los adolescentes. Y esto podría interferir con los resultados que muestran al ser evaluados por los adultos, sobre lo que supuestamente deben conocer para poder tener éxito en sus estudios universitarios».

Al indagar en las formas de comunicación de los adolescentes «surgió el chat como una cosa que ellos aprecian y utilizan muchísimo y algunos bienes culturales que los motivaban».

«Con el chateo, aparecen las contracciones en las formas de comunicación virtual. Y en ese sentido sus formas de expresión son muy ahorrativas por así decirlo», dijo el investigador.

Al respecto, Meyer subrayó que el 60 por ciento de los adultos que contactamos con un alto nivel cultural no pudo reconocer o lo hizo en forma equivocada las expresiones que utilizan los chicos en el chat».

 

Son formas de expresión

 

¿Cómo se vincula eso con el conocimiento? «Nosotros decimos que estas formas de expresión ocultan lo que piensan los chicos. Ellos tienen conocimientos como cualquier generación, pero sus formas de expresión asumen características propias, que no entendemos».

«Uno dice: 'esta generación esta encerrada en el chateo, no comunica acerca de sus pare

ceres, no interviene en la sociedad'. Pero en los focus group, los chicos manifestaron que tienen una adjetivación de la sociedad, no desconocen lo que pasa y tienen su propia forma de redacción». «Ahora esa redacción no es la que nosotros conocíamos de generaciones anteriores. En la década del 80 hubo posibilidades para la generación cultural de los adolescentes de manifestarse políticamente en la sociedad y en la década del 70, esa manifestación se dio de una forma muy activa, incluso violenta».

Pero qué opinan hoy los chicos. La mayoría dice que va a intervenir en la sociedad cuando llegue su momento, «cuando seamos grandes»

Un mundo virtual con códigos compartidos

La rebeldía de los jóvenes no asume las formas a la que las personas de entre 35 y 60 años están acostumbradas.

«Nosotros vemos los noticieros, leemos los diarios, pero todo eso nos genera mucha angustia, entonces lo que hacemos es tratar de divertirnos», aseguran los chicos que fueron encuestados.

«La repregunta que les hicimos fue la siguiente: 'pero no van a intervenir en la sociedad', y dijeron que sí. 'Cuando llegue nuestro momento'. Y ese momento lo sitúan cuando sean grandes. 'Y tengamos poder para cambiar el sistema'».

«Nos encontramos con jóvenes que evalúan y juzgan su sociedad hasta demostrar una especie de rebeldía que no asume las formas a la que los adultos de entre 35 y 60 años estamos acostumbrados. Es una resistencia pasiva y evasiva», precisa el estudio.

Los jóvenes -hace hincapié el estudio- «se sienten expresados a través de la música, en particular de grupos de rock nacional o internacional. Convierten en un símbolo una canción de homenaje a Favaloro y en contra de la corrupción».

«Encuentran caminos para expresarse en un medio como el chat o la Internet que, bien o mal, les permite reunirse virtualmente en un mundo de códigos, expresiones e ideas propias y compartidas por otros jóvenes conocidos o no, de su país o de otras latitudes», señala el estudio en sus conclusiones.

El muestreo intencionado fue relevado entre docentes de educación polimodal -de escuelas de gestión oficial y privada-, facultades de la propia UNL, de la Universidad Católica de Santa Fe, organismos oficiales y vecinos de barrios seleccionados, con una edad promedio de 44 años. (Télam)

«La realidad nos está pasando por arriba»

La conexión entre saber y conocimiento constituye una de las líneas de investigación de un estudio relevamiento impulsado por el Programa «Sistema de Monitoreo Social y Económico del Litoral», de la Universidad Nacional del Litoral.

«Una cosa es el conocimiento que nosotros le podemos dar al chico en el Polimodal, o la Universidad y otra cosa es que ese conocimiento sea apropiado con los chicos para solucionar problemas de la realidad», dijo el director del estudio Roberto Meyer.

«Sí el conocimiento comienza a ser utilizado para solucionar problemas de la realidad, comienza a convertirse en un saber -subrayó-. Cuando entonces le pregunto a un chico algo muy específico como qué fue la guerra fría, yo no se si está tan motivado para echar manos a sus conocimientos para contestar».

Para Meyer, «los adultos, los docentes somos los responsables de tener en cuenta los cambios que se producen, de no negar la realidad, de analizarla y de apropiarnos de las formas de comunicación, aunque nos parezcan pobres como el chat. Hay que buscar las formas, los nuevos procedimientos, conocer los bienes culturales que ellos aprecian».

«Nosotros rescatamos a los chicos. No son tontos porque se expresen mal. Ellos razonan y tienen capacidad para conocer y formarse. En todo caso son los adultos, los que estamos un poco más atrás que lo que ellos necesitan. Tenemos que ponernos a trabajar porque la realidad nos está pasando por arriba», evaluó el investigador.

Por otro lado, Meyer mencionó como desde hace treinta años las mediciones escolares «vienen mostrando el aumento en la proporción de familias con necesidades básicas insatisfechas. Ese proceso genera un empobrecimiento de la cultura de la cual se apropia el chico y desde la cual se proyecta al futuro».

«La falta de comunicación entre adultos y adolescentes no es privativa del universo de la internet. Para el caso, el impacto es mayor en los chicos con pocos ingresos económicos, cuyos padres viven de changas o de planes sociales y no tienen tiempo para trabajar con el chico culturalmente. Y la brecha cada vez es mayor», concluyó. (Télam)


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