Los arquitectos españoles se reinventan tras el fin del boom inmobiliario

Tras pasar de un estatus de privilegiados del boom inmobiliario al de profesión atascada, los arquitectos españoles sufren de lleno las consecuencias del estallido de la burbuja inmobiliaria y para superarlas se ven obligados a emigrar o reinventarse.

“La situación se caracteriza sobre todo por una bajada de la actividad del 90% desde 2007-2008”, afirma Alexia Maniega, de 34 años, secretaria general del sindicato de arquitectos (Sarq).

En una España donde un activo de cada cuatro está desempleado, la tasa de paro se ha situado “cerca de un 27%” este año entre los arquitectos, asegura.

La sangría es tanto más dolorosa cuanto que esta profesión conoció no hace mucho un periodo de actividad extraordinario durante un frenesí constructor, del que dan cuenta los edificios anónimos de color ladrillo que se multiplicaron sin parar a lo largo de una década en las afueras de las ciudades.

Los arquitectos, además, también se podían permitir el lujo de dar rienda suelta a su creatividad cada vez que una localidad deseaba destacarse con un edificio emblemático.

“Era decir ‘voy a mandar el currículum a los estudios a los que a mí me apetece trabajar’ y te llamaban de todos para hacerte una entrevista y lo más normal era que te cogieran”, recuerda Laura González, de 35 años.

En ese momento, invertir un mínimo de siete años en una formación universitaria de arquitecto parecía rentable. Hoy ya no.

Por ello, ahora algunos deciden marcharse, como es el caso de Carmen Paz, de 35 años, que había montado su estudio al inicio de la crisis, apostando por las licitaciones públicas.

“Dejó de haber concursos de espacio público porque no hay dinero público. Entonces empezó a ser una situación laboral un poco insostenible y cerramos la oficina”, dice en su reformado apartamento madrileño, en el que está de paso, ya que desde hace cuatro meses vive en Stuttgart, en Alemania.

“Hay mucho trabajo allí. Como aquí hace algunos años, pero sin la misma exaltación”, explica.

Precisamente, este frenesí hizo mucho daño “a la imagen de España” y arrastró a todo el país a la crisis, se lamenta Victoria Garriga, fundadora de AV62, un estudio de Barcelona que ganó varios concursos internacionales.

Asegurando que nunca trabajó en “la construcción masiva de viviendas”, AV62 ganó el concurso para la concepción del Museo Nacional de Afganistán, en Kabul, así como otros para desarrollar barrios de Bagdad.

“Lugares como Irak, con necesidades de revitalización, de reconstrucción, de rehabilitación, le da un nuevo sentido a nuestra profesión”, explica.

Intentar internacionalizarse es también una de las estrategias seguidas por Joaquín Torres, del prestigioso estudio A-Cero, autor, entre otras, de la casa de Amancio Ortega, fundador del grupo textil Inditex y el quinto hombre más rico del mundo.

“Evidentemente, si te situas en un mercado alto o muy alto, eres mucho menos sensible a la crisis”, reconoce en una sala de reunión acristalada en su estudio de Madrid.

No obstante, también tuvo que adaptarse, aceptando proyectos más modestos y apostando mucho por el extranjero: tras buscar trabajos en los países del Golfo, ahora el estudio apunta a América Latina.

“Son las mismas raíces, la misma historia”, afirma. A-Cero cuenta también con abrir una sucursal en Miami, con el fin de operar a la vez en el mercado latinoamericano y en el estadounidense.

Otros logran superar la crisis al precio de un cambio de carrera.

Tras nueve años pasados en estudios de arquitectos, desanimada por las oleadas de despidos que, sin embargo, no le habían tocado, Laura González decidió en julio dedicarse de lleno a su otra pasión: la joyería.

Y es una apuesta que le ha salido bien: gracias a los cursos que da en su taller, instalado en una calle madrileña, llega a ganar unos 2.000 euros al mes, tanto como un arquitecto.

“Es hacer edificios en pequeño”, dice, delante de los sopletes situados junto a una mesa de trabajo colocada contra un muro de hormigón. “Algunos dicen que la crisis puede ser una oportunidad: es cierto”. (AFP)


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