Los coletazos que originará la pelea sindical

Los hechos que desencadenaron el asesinato del militante del Partido Obrero: ¿qué efectos tendrán en la relación de fuerzas entre los gremios y con el gobierno?; ¿se precipitará la discusión sobre la libertad sindical? El empresariado y la relación con la CGT de Moyano. El impacto político en el gobierno.

CLAUDIO RABINOVItCH

(Agencia Buenos Aires)

BUENOS AIRES (ABA) . – Una recomposición del sindicalismo marginado por la gestión de los Kirchner y mayor presión social en favor de la libertad gremial, serían dos de los principales efectos que arrojaría la muerte del militante del PO, Mariano Ferreyra.

En ello coincidieron los analistas políticos Manuel Mora y Araujo y Rosendo Fraga, al ser consultados por “Río Negro” .

Este último destacó que el impacto que generó el crimen del miércoles pasado debilita la imagen pública del sindicalismo peronista, que está desgastada y favorece al combativo. Pero “es la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) quien podría aprovechar mejor la coyuntura porque el PO -de orientación trotskista-, que controla delgados y comisiones internas, es muy débil a nivel de las estructuras sindicales”.

Para Fraga, el trágico enfrentamiento intrasindical le permitiría a la CTA recuperar su imagen que estaba en crisis por los conflictos internos y las denuncias de fraude, “aunque de sus dos sectores, el más favorecido sería el encabezado por Pablo Miceli –que está con Fernando “Pino” Solanas-, no el de Hugo Yasky, que en los últimos meses se convirtió en un “aliado táctico” del jefe de la CGT, Hugo Moyano”.

Según Mora y Araujo -actual rector de la Universidad Torcuato Di Tella- el debate sobre la libertad sindical va a recrudecer, más desde la sociedad que desde lo jurídico, ya que “la Corte Suprema de la Nación (aunque dio pasos hacia la desmonopolización) declina ir más allá en cuestiones politizadas que puedan ser utilizadas como herramienta política”.

Que ningún gobierno desde la vuelta de la democracia haya podido ponerle límites a la CGT, indica dos cosas: “O la estrategia política no fue la adecuada, o no hay remedio”, consideró el autor de “El Voto Peronista”.

El kirchnerismo se ha enfrentado a todas las que llama “corporaciones” (campo, fuerzas armadas, iglesia y prensa crítica), en cambio mantuvo un trato diferenciado con la CGT. Mora y Araujo lo explica por dos factores: “Por un lado el gobierno cree que cuenta con el apoyo de la opinión pública en la pelea con las otras corporaciones – lo que se reveló que al menos en algunos casos no es así- , pero en su relación con el gremialismo va haciendo cálculos de poder. En algún momento el gobierno alentó expectativas de apertura sindical, mientras en la práctica – mediante el ministro de Trabajo Carlos Tomada-, mantiene el statu quo”.

Como su tutor, el peronismo, el sindicalismo tradicional muta según las circunstancias. “En la etapa menemista Hugo Moyano, desde el MTA, reclamaba cambios internos y cuando tomó la batuta de la CGT puso violín en bolsa”, indicó con lenguaje de calle Mora y Araujo.

El sociólogo también recordó los intentos reformistas del alfonsinismo (la frustrada ley Mucci) y del delarruismo (con Patricia Bullrich). “Los fracasos no obedecieron solo a la identidad peronista de los popes sindicales, porque parte de la CTA es de ese signo político, es una cuestión del control de la caja”.

La clave, la calle

En la concepción de Rosendo Fraga los acontecimientos del miércoles pasado marcan un quiebre ya que la “capacidad de controlar la calle” que había tenido el kirchnerismo, de la mano de Moyano, paradójicamente produjo esta “crisis política” con costo para el gobierno.

“En este caso –deslizó Fraga- el estilo de controlar la calle puede producirle a la administración Kirchner el mismo costo que haber usado antes la fuerza pública”.

El director del Centro de Estudios para la Nueva Mayoría, hizo un racconto: “Desde 1983 cuando en Argentina un gobierno pierde el control de la calle, pierde el poder. Sucedió con Alfonsín, De la Rúa, Rodríguez Saá y Duhalde, con diversos matices. Una alianza con Moyano es clave para controlar la calle. El problema es que esa alianza de los Kirchner con él y los sindicatos del transporte se le volvió en contra. Sindicalmente, la Unión Ferroviaria y la Fraternidad, los gremios involucrados en el episodio en cuestión, integran la Confederación General de Gremios del Transporte que lidera Moyano, y políticamente estuvieron en el acto en River presidido por los Kirchner junto al secretario general de la CGT. Es un dato crucial”.


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