Los «conjurados» vuelven al ruedo con nuevo disco

Otro Puerto actuará mañana en el teatro Español. Hablan de su flamante trabajo y la realidad cultural.

NEUQUEN (AN).- Garabatean una gris sonrisa, entre pícara y resignada. Hablan de la escenografía del espectáculo. «Somos nosotros… Y una buena iluminación», explica el locuaz Gabriel Henríquez. Se los nota expectantes, inquietos por ese intenso cosquilleo que ronda las tripas de los artistas días, momentos antes de una presentación importante. «No critiquemos, hablemos del disco, del show, eso nos interesa». De entrada cuidan las palabras, se refieren a los arreglos, las letras y las intenciones del nuevo «Conjuro». Pero, a la larga, las frases irán tomando filo.

«Conjuro tiene dos concepciones: la mágica, la maravillosa; y la otra, la del acuerdo, intentar pactar para modificar las reglas en contra del poder, los 'conjurados'». Otro Puerto retorna al ruido con flamante disco, que presentarán mañana, a las 22, en el teatro Español de esta capital.

Aires de cambio rondan esta placa, tomando de parámetro al predecesor «Sin vueltas». Los hermanos Gabriel y Fabián Henríquez, Víctor Zuccoli y Héctor Ochoa toman coraje y en algunas canciones se animan a ofrendar la voz. Históricamente los cuatro siempre priorizaron, casi a ultranza, lo instrumental. Por varios motivos, y uno en particular: «mucha veces trabajamos con grandes voces como Daniel Costanza, José Luis Bollea y Silvina Tabush. Después de todo, nos daba algo de pudor».

-¿Y qué cambió ahora con «Conjuro?

– G.H: Nos abordaron intensas ganas de cantar, de decir cosas. La voz es más ostensible, palpable, posee mayor fuerza.

-Decir cosas…

-F.H: Decir sin llegar al panfleto, desde la mente de muchos poetas. Ser admitidos como opinión, dejar en claro que no somos ajenos a la realidad social y cultural. Los artistas debemos opinar, no desentendernos.

-¿Lejos de «Sin Vueltas»?

– G.H: «Conjuro» tiene la polenta de la batería, posee mayor poder, más sangre, será más visual sobre el escenario. Y, además, conceptualmente es más claro, y más intencionado.

– ¿De qué intención hablan?

-V. Z: Hasta el título es más intencionado. Marcamos los conceptos en la música, hablamos de construcción cultural. Apostamos a la identidad y detrás, siempre en la médula, se halla la música latinoamericana.

-¿Cuáles son los pactos?

-F. H: Sucede que, en general, hay mucho de negativo en la cultura. El artista local no tiene espacio para trabajar.

Aparece el ojo de la tormenta. Docentes los cuatro, confiesan que les cuesta hablar a sus alumnos de música del futuro. «Acá perfeccionarse no es sinónimo de vivir de esto. El Estado no se hace cargo, y los artistas regionales no tienen cabida. La cultura es elitista». Las palabras se distienden, pero no se despojan del rigor de la crítica. Cuestión de ironía. «Víctor, qué te parece si pedimos, para el sábado, el piano que compraron (en alrededor de 50 mil dólares) para la actuación de Gelber. Por qué tendrían que negarse. Vos sos pianista», dicen sus compañeros. La charla se extingue, y resurgen las grises sonrisas.


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