Los cubanos podrán abrir pequeños negocios
Raúl Castro intenta reducir en un 20% la planta de estatales.
AP
LA HABANA.- El presidente Raúl Castro dio respiro a los cubanos al dejarlos abrir pequeños negocios, pero existen dudas de si la medida cumplirá sus propósitos de reducir la abultada burocracia y ayudará a reanimar la economía “sin reformas de mercado”. La ampliación del “trabajo por cuenta propia”, esperada por muchos cubanos y sugerida por economistas, fue anunciada por Castro el domingo en el Parlamento, como parte de “cambios estructurales” con que busca hacer eficiente el modelo económico y evitar un derrumbe del sistema socialista. El gobierno también permitirá a los cubanos contratar empleados y comercializar algunas producciones, marcando un giro en una economía estatizada en un 95%, donde sobra un millón de empleados –20% de la fuerza laboral– que según Castro urge eliminar, aunque afirmó que nadie quedará “abandonado a su suerte”. Asfixiada por la crisis económica tras la caída del bloque socialista, Cuba se abrió al turismo, a la inversión extranjera y autorizó trabajos por cuenta propia en los años 90, cuando alcanzaron los 210.000; pero a inicios de esta década, en una recentralización económica, cerraron muchos y se congelaron los permisos, y hoy hay unos 140.000 trabajadores independientes. “Tenía que haber pasado hace ya mucho tiempo”, afirmó Lidia, una secretaria en La Habana. “Yo siempre he dicho que podría fabricar adornos para las casas y venderlos, pues en nuestro barrio no hay ningún lugar donde los vendan”, explica, señalando que hasta ahora las leyes no le permitían abrir un negocio así. Incluso opositores a Castro saludaron la idea. “Abre una puerta, abre una perspectiva, se rompe un tabú muy fuerte en Cuba y se crea toda una serie de posibilidades, aunque hay que ver cómo se va a implementar”, afirmó el economista disidente Oscar Espinosa. Cuba concedió licencias para negocios particulares como pequeños restaurantes o alojamientos para turistas en los años 90, en medio de la grave crisis económica. En los últimos meses efectuaron nuevos experimentos con el arrendamiento de taxis a sus conductores y la entrega de la gestión de peluquerías chicas a sus empleados. Estos dejaron de cobrar un salario y deben pagar impuestos, pero reciben su sustento de los pagos de clientes y pueden fijar horarios y precios. Según el ministro de Economía, Marino Murillo, la idea es ampliar esa experiencia a otros sectores. “El Estado no se tiene que ocupar de todo. El Estado se tiene que ocupar en la economía de las cosas más fuertes”, afirmó, rechazando reformas hacia el libre mercado. Los economistas coinciden en que el principal problema es la baja productividad, la incapacidad de crear bienes exportables suficientes para pagar las costosas importaciones. En el caso de los alimentos, por ejemplo, Cuba importa el 80% de lo que consume y gasta al año más de 1.500 millones de dólares. Cosechas emblemáticas como el azúcar o café han caído a mínimos históricos. En Cuba, el 95% de la economía está en manos del Estado, un patrón que a lo largo de décadas ha mostrado orgulloso su “pleno empleo” pero ahora se queja de plantillas “abultadas”, al tiempo que los bajos sueldos que paga, con una media de 427 pesos (16 dólares) mensuales y sin grandes diferencias entre sectores de actividad, son considerados una fuente de desmotivación permanente. “Nosotros hacemos como que trabajamos y el gobierno hace como que nos paga”, se escucha con frecuencia en boca de los cubanos. (AFP/DPA)
“Nosotros hacemos como que trabajamos y el gobierno hace como que nos paga”, se escucha con frecuencia en boca de los cubanos.
AP
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