“Los derechos de los jubilados son negados por quienes detentan el poder”

A los señores diputados y senadores nacionales: Después de cincuenta y siete años de trabajo sin interrupción, en diez de ellos durmiendo cuatro horas diarias por tener dos empleos, para dar un soporte digno a mi familia, creí que ello me otorgaba el derecho a un retiro sin privaciones y en paz. La realidad dice que tal paz no existe, porque los derechos son negados por quienes detentan el poder y dicen que su accionar sólo busca el bienestar del pueblo. Extraño. Muchos jubilados son empujados a hacer lo que no hicieron durante su existencia: reclamar al Poder Judicial los derechos negados por el Poder Ejecutivo y sin respaldo del Poder Legislativo. En mi caso, ya llevo catorce años del brazo de abogados, con un segundo juicio en curso. Da vergüenza decirlo. Es irracional en un país que tiene raíces racionales en su nacimiento. Es sabido que no puede haber condena sin juicio previo, pero en nuestro país ello no se cumple, por razones que nadie sabe explicar, a la clase pasiva se la ha condenado a la pobreza, cuando no a la indigencia. ¿Son ellos los responsables de la desaparición de los recursos que les fueron negados? Hemos tenido sucesivos años de bonanza económica, con superávits fiscales importantes. En esos superávits, estaban las deudas no pagadas a los jubilados. Cuando ya la situación de estos es insostenible, clamando la sociedad dar solución al problema, se aducen limitaciones presupuestarias. Tampoco fue atendido el reclamo, cuando no existía el aparente problema presupuestario actual. Queda claro que las razones de la negación no pasan por problemas presupuestarios. Hoy el Parlamento ha iniciado el camino destinado a reparar el daño, con actitudes claras y positivas de no pocos legisladores en ambas cámaras. Es alentador saber lo que piensan integrantes relevantes de ellas, como por ejemplo el del senador Miguel Pichetto, expuesto en un artículo de su autoría, publicado en el diario La Nación el 13 de Noviembre del 2008, titulado “Para garantizar un retiro digno”. En mayúsculas y entre comillas se extractan párrafos que se comentan con letras minúsculas. “Los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández garantizaron un mínimo digno de los haberes jubilatorios”. Se entiende que mínimo digno es el que les permita vivir sin angustias, sólo posible si sus ingresos les permiten atender todas sus necesidades sin privaciones, lo que hoy no es posible, no solamente por estar los haberes jubilatorios muy atrasados comparativamente con la evolución de los salarios de los activos, sino que le agrega un creciente deterioro por la inflación, que también es creciente. “Los afiliados a una AFJP con una media de fondos acumulados de $ 40.000 percibirían alrededor de $ 220, si el gobierno nacional no completara con fondos públicos el haber jubilatorio hasta cubrir el mínimo de $ 690. Cabe preguntarse cuál sería la reacción de un jubilado si cobrara esa exigua suma. Seguramente tendríamos una clase pasiva indignada reclamando un urgente cambio en el sistema previsional”. Si lo que debió ser pagado a los jubilados a su debido tiempo, hoy no se puede por razones presupuestarias, el dinero no sólo fue arriesgado, también desaparecido. Alguien debería explicar como sucedió y quienes son los responsables. Lo único seguro es que los jubilados no fueron. “En definitiva, nuestra decisión política se enmarca en una elección de garantizar el haber jubilatorio digno de todo el sector pasivo…” Éste es el pensamiento del senador, que más alienta a pensar, que por fin en el Parlamento se dará solución al problema. Emilio Zuccalá DNI 4.492.678 Ciudad Autónoma de Buenos Aires


A los señores diputados y senadores nacionales: Después de cincuenta y siete años de trabajo sin interrupción, en diez de ellos durmiendo cuatro horas diarias por tener dos empleos, para dar un soporte digno a mi familia, creí que ello me otorgaba el derecho a un retiro sin privaciones y en paz. La realidad dice que tal paz no existe, porque los derechos son negados por quienes detentan el poder y dicen que su accionar sólo busca el bienestar del pueblo. Extraño. Muchos jubilados son empujados a hacer lo que no hicieron durante su existencia: reclamar al Poder Judicial los derechos negados por el Poder Ejecutivo y sin respaldo del Poder Legislativo. En mi caso, ya llevo catorce años del brazo de abogados, con un segundo juicio en curso. Da vergüenza decirlo. Es irracional en un país que tiene raíces racionales en su nacimiento. Es sabido que no puede haber condena sin juicio previo, pero en nuestro país ello no se cumple, por razones que nadie sabe explicar, a la clase pasiva se la ha condenado a la pobreza, cuando no a la indigencia. ¿Son ellos los responsables de la desaparición de los recursos que les fueron negados? Hemos tenido sucesivos años de bonanza económica, con superávits fiscales importantes. En esos superávits, estaban las deudas no pagadas a los jubilados. Cuando ya la situación de estos es insostenible, clamando la sociedad dar solución al problema, se aducen limitaciones presupuestarias. Tampoco fue atendido el reclamo, cuando no existía el aparente problema presupuestario actual. Queda claro que las razones de la negación no pasan por problemas presupuestarios. Hoy el Parlamento ha iniciado el camino destinado a reparar el daño, con actitudes claras y positivas de no pocos legisladores en ambas cámaras. Es alentador saber lo que piensan integrantes relevantes de ellas, como por ejemplo el del senador Miguel Pichetto, expuesto en un artículo de su autoría, publicado en el diario La Nación el 13 de Noviembre del 2008, titulado “Para garantizar un retiro digno”. En mayúsculas y entre comillas se extractan párrafos que se comentan con letras minúsculas. “Los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández garantizaron un mínimo digno de los haberes jubilatorios”. Se entiende que mínimo digno es el que les permita vivir sin angustias, sólo posible si sus ingresos les permiten atender todas sus necesidades sin privaciones, lo que hoy no es posible, no solamente por estar los haberes jubilatorios muy atrasados comparativamente con la evolución de los salarios de los activos, sino que le agrega un creciente deterioro por la inflación, que también es creciente. “Los afiliados a una AFJP con una media de fondos acumulados de $ 40.000 percibirían alrededor de $ 220, si el gobierno nacional no completara con fondos públicos el haber jubilatorio hasta cubrir el mínimo de $ 690. Cabe preguntarse cuál sería la reacción de un jubilado si cobrara esa exigua suma. Seguramente tendríamos una clase pasiva indignada reclamando un urgente cambio en el sistema previsional”. Si lo que debió ser pagado a los jubilados a su debido tiempo, hoy no se puede por razones presupuestarias, el dinero no sólo fue arriesgado, también desaparecido. Alguien debería explicar como sucedió y quienes son los responsables. Lo único seguro es que los jubilados no fueron. “En definitiva, nuestra decisión política se enmarca en una elección de garantizar el haber jubilatorio digno de todo el sector pasivo...” Éste es el pensamiento del senador, que más alienta a pensar, que por fin en el Parlamento se dará solución al problema. Emilio Zuccalá DNI 4.492.678 Ciudad Autónoma de Buenos Aires

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