Los días del horror

"Los últimos días", un documental estremecedor de James Moll sobre el Holocausto.

Han pasado muchos años pero el hombre conserva tan intacta la sensación de lo vivido que no puede decir otra cosa: «parece que fue ayer». Un rato después lo veremos llorar: «es demasiado». También es fuerte para el espectador del otro lado de la pantalla.

«Los últimos días» de James Moll, es una obra estremecedora, desgarradora. Estamos acostumbrados a ver imágenes de baja resolución, engañosas, fragmentadas por el prejuicio o el miedo. Como si a muchos editores les hubiera templado la mano para mostrar semejante horror.

Los campos de exterminio constituyeron uno de los actos de maldad más impresionantes que la humanidad haya realizado.

Moll le dedica especial atención a Auschwitz. Su documental, producido por Steven Spielberg, cuenta la historia de cuatro sobrevivientes a la aceitada máquina de matar que era el más famoso de los campos de concentración.

Resulta increíble descubrir sus pensamientos, las reflexiones profundas que llevaron a estas personas a soportar tanto dolor. El guión de Moll comienza con un retrato de las vidas de sus protagonistas en Hungría. Cuando eran habitantes de pequeñas comunidades y la vida parecía un sitio cómodo para transcurrir.

Hasta que la guerra se hizo evidente. Es curiosa la reacción de los judíos húngaros en un principio. No pensaban ni remotamente que la locura fascista podría tocarlos. Tan tranquilos se sentían en sus poblados. Un día, de la nada fueron deportados, robados sus objetos personales y, finalmente. sus cuerpos.

Los trasladaron en tren a los campos de exterminio donde fueron asesinados, esclavizados y sometidos a experimentos que no se le hubieran ocurrido al doctor Frankenstein y que esto, por favor, no suene a chiste. No lo es en absoluto.

«Fue entonces cuando decidí que ellos no me robarían el alma», dice una de las mujeres que en el peor momento de su reclusión optó por seguir.

El calvario era lo suficientemente espantoso como para que muchos se lanzaran contra las rejas electrizadas de Auschwitz.

Moll hace algo más que mostrar imágenes crudas y en colores, que las hay en cantidad, también se adentra en la palabra. La última propiedad de quienes pasaron por el infierno y aún están para contarlo.


Han pasado muchos años pero el hombre conserva tan intacta la sensación de lo vivido que no puede decir otra cosa: "parece que fue ayer". Un rato después lo veremos llorar: "es demasiado". También es fuerte para el espectador del otro lado de la pantalla.

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