Los embalses llegan al límite de su capacidad
Piedra del Aguila está a menos de un metro del máximo. La operación de la cuenca, al servicio de la generación.
NEUQUEN (AN) – A pesar de que los caudales de los ríos se mantuvieron en niveles altos durante la primera mitad de este verano, semejante erogación no fue suficiente para hacer bajar el nivel de los embalses, que en general tienen un metro más de agua que en la misma época de 2006. Son las consecuencias de una política nacional que tiene en las hidroeléctricas del Comahue una carta de oro para pasar la crisis energética lo más disimuladamente posible.
Gran cantidad de turistas de la zona de los valles que viajaron este año al sur de Neuquén y Río Negro se encontraron con la imagen de los embalses repletos de agua.
Ayer a las 8 de la mañana el gran embalse de Piedra del Aguila estaba a 20 centímetros de su máximo normal para la época y a menos de 70 del tope extraordinario.
En el puente sobre el río Collón Cura, en la ruta nacional 237, puede verse la altura de ese embalse.
El recuerdo de lo que ocurrió el invierno pasado, cuando un temporal de grandes dimensiones provocó la crecida del río Neuquén más grande de la que se tenga registro, llevó a más de uno a pensar que con tanta agua los embalses no podrían contener las consecuencias de una tormenta de consideración.
De todos modos, no son situaciones comparables porque no es el verano la época más crítica desde el punto de vista hídrico: las tormentas nunca son tan intensas como en el invierno y, sobre todo, no hay nieve acumulada en las montañas.
Así como en el río Limay, el embalse de Piedra del Aguila está en cotas muy altas, en el Neuquén, Los Barreales ya se encuentra en la denominada «franja de atenuación de crecidas» porque el agua superó el límite máximo para esta época del año.
A pesar de que esta situación obligaría a elevar los caudales de salida para regresar rápidamente a la «franja de operación normal», las erogaciones desde Planicie Banderita se mantienen ahora relativamente bajas.
Del otro lado de la cuenca, en los valles, los productores y pobladores ribereños sufren de nuevo los vaivenes de una operación de la cuenca librada a los intereses de la generación de elec
tricidad. En cuestión de semanas, el caudal del río Negro pasó de marcas cercanas a los 1.000 metros cúbicos por segundo a los 650. Para los ribereños que dependen de la altura del río para tomar el agua, estos cambios son una complicación extra.
El mes pasado la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC), que debería ser el organismo de control de manejo de la cuenca, reconoció que ni la secretaría de Energía de la Nación ni las hidroeléctricas atienden sus advertencias sobre cómo deben manejarse los caudales de los ríos Limay y Neuquén.
En un país donde la demanda está muy cerca de la oferta total de electricidad, la posibilidad de contar con todo el poder de generación de las hidroeléctricas del norte de la Patagonia es vital para sobrellevar la época de mayor consumo de energía del año sin problemas.
NEUQUEN (AN) - A pesar de que los caudales de los ríos se mantuvieron en niveles altos durante la primera mitad de este verano, semejante erogación no fue suficiente para hacer bajar el nivel de los embalses, que en general tienen un metro más de agua que en la misma época de 2006. Son las consecuencias de una política nacional que tiene en las hidroeléctricas del Comahue una carta de oro para pasar la crisis energética lo más disimuladamente posible.
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