Los Fabulosos, una potencia que se baila

Unas 10.000 personas disfrutaron del show. Fue el sábado en el Casino Magic de Neuquén.

NEUQUÉN (AN).- En la fiesta de Los Fabulosos Cadillacs no faltó un repertorio enérgico y «hitero» que mantuvo el calor del público bien arriba toda la noche del sábado. Tras los acordes de la banda de sonido de la película de James Bond, Vicentico, agarró el micrófono y cantó «Manuel Santillán, el León». De ahí en más fueron miles las gargantas que se sumaron al ecléctico sonido de la banda en más de una veintena de canciones poderosas con estribillos ganadores.

Así llegó a esta ciudad el Satánico Pop Tour, la gira que tiene a los Fabulosos rodando desde el 2008, con un itinerario de presentaciones en Latinoamérica, Estados Unidos y España. En Neuquén fueron cerca de 10.000 personas -que pagaron entre 90 y 300 pesos- que saltaron y bailaron en un show de imponente despliegue durante dos horas.

A la intensidad se sumó «Contrabando», «El sonido joven», «La luz del ritmo», «Vos sabes», «Demasiada presión» y «Calaveras y diablitos», encadenados sin pausa. Recién ahí Vicentico, el crooner latino capitán del barco, metió un bocado: «Buenas noches, tenemos mucha alegría de estar acá festejando juntos».

Lo que siguió fue un clima de fiesta constante que otros artistas logran recién a la hora de los bises. Ayudó la seguidilla de hits que recorrió la discografía de la banda y obligaron a la variopinta audiencia -la mayoría jóvenes- a mover el cuerpo. Fue imposible quedarse quieto.

La fiesta continúo con la llegada de «Soledad» y «El aguijón», le siguió «Nosotros egoístas» con la participación de «Moor» un baterista de 12 años «poseído por el demonio del rock» -vociferó Vicentico-, y «Guns of Brixton». Flavio Cianciarulo (bajista) fue el encargado de encender a la gente con su voz en estos dos temas. El recital incluyó perlas como «Carnaval toda la vida», «Mal bicho», «Matador» y «Padre nuestro», todos hitazos que marcaron algunos de los mejores momentos.

Ya con los bises el público se encendió con «Mi novia se cayó en un pozo ciego» y «El satánico Dr. Cadillac», canciones que ayudaron a mitigar el viento frío de la medianoche. Sólo con los temas finales Vicentico añadió una dimensión íntima: «Sólo decirles que ésta reunión nuestra es la verdad. Ésta es la verdad de lo que deseamos hacer. Juntarnos con la música, con el arte, por cantar. ¡Buenas noches!», dijo el vocalista e inmediatamente bajó el ritmo con «Siguiendo la luna».

Entonces, otra vez, con la potencia del Oh, oh, oh, oh? (de «Yo no me sentaría en tu mesa»), el grupo certificó que, más allá de que a Vicentico le faltó complicidad con la gente, son ellos los que imponen las reglas. Y para el público, bailar y cantar significa mucho. O todo.

 

FLORENCIA LAZZALETTA culturanqn@rionegro.com.ar


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