Los indicios que apuntan al sospechoso

Sus contradicciones, los resultados de las pericias y un testigo importante.

NEUQUEN (AN)- Los investigadores construyeron un castillo de indicios alrededor de Nicolás Rinaldi, basándose en testimonios, pericias y también en sus propias declaraciones. Como hasta ahora no apareció nadie que haya visto el momento en que mataron a María Alejandra Zarza, esos indicios son lo único con que cuenta la fiscalía para pedir que encierren al joven de 25 años y lo lleven a juicio oral.

Nicolás fue el último que vio con vida a María Alejandra. El martes 19 de febrero a las 23.30, según su versión, ambos estaban en el Balcón del Valle a bordo del Polo de los Rinaldi.

Discutieron por la paternidad del bebé -Alejandra decía que estaba embarazada de él, le pedía que le diera el apellido y se hiciera cargo de la mantención económica- y él le manifestaba que tenía dudas. De las dos personas que protagonizaron esa conversación, una está muerta y la otra es sospechosa de haberla matado.

Siempre según Nicolás, Alejandra se bajó del automóvil y él se marchó. Justo una semana después, el cadáver de la joven apareció en una laguna del barrio Valentina Sur, en el otro extremo de la ciudad. No había rastros del bebé que llevaba en el vientre y apenas quedaban restos del útero, de modo que jamás se podrá saber quién era el padre.

A ella le faltaba al menos un diente del maxilar superior, pero podrían ser más. «Murió de forma violenta», confirmó ayer el fiscal Mario Rodríguez Gómez. Es decir, fue asesinada.

La pesquisa giró siempre en torno de los movimientos de Nicolás Rinaldi, algo que enoja a la familia del joven porque ha reclamado que se abra el espectro a otras hipótesis.

Pero a criterio de los investigadores hay muchos indicios que lo convierten en sospechoso. Por ejemplo:

*Había dejado de ver a Alejandra desde el momento en que ella le anunció que estaba embarazada. Ni siquiera atendía sus llamados telefónicos. Sin embargo el lunes 18 de febrero la vio cuando salía de su trabajo, se detuvo y se ofreció a llevarla a su casa. Es decir, él provocó -después de mucho tiempo- el encuentro que derivó en la reunión que mantuvieron al día siguiente.

*La noche del 19 de febrero Nicolás dejó a su pareja Jessica en el cine y se fue a reunir con Alejandra sin decirle nada. El joven asegura ahora que está distanciado de Jessica, algo que se contradice con la información que había suministrado en los primeros días de la investigación.

*Demoró varios minutos entre que salió del cine y llamó por teléfono a Alejandra proponiéndole reunirse. Nadie sabe qué hizo durante esos 20 minutos, y él llena ese hueco con vaguedades. «Es obsesivo con algunos horarios y muy difuso con otros», observó una fuente.

*Llevaba una muda de ropa en el auto y se cambió para ver a Alejandra. La justificación que ofreció nunca satisfizo a la justicia. Es cierto que lo contó espontáneamente, sin que se lo preguntaran, pero al parecer hay un detalle: Nicolás fue al cine con jogging, pero las entradas las tenía en el bolsillo de un jean. Tarde o temprano, el cambio de vestimenta iba a descubrirse.

*Un testigo vio a una pareja discutiendo en el Balcón del Valle, y reconoció el Polo de los Rinaldi. Dijo que el hombre y la mujer se fueron juntos en el vehículo, contradiciendo la versión de Nicolás de que Alejandra quedó sola en el lugar.

*La autopsia reveló que la joven murió entre 2 y 12 horas después de salir de su casa.

Estos indicios no convierten a Nicolás en el asesino, pero crean un grado de sospecha que para el fiscal es suficiente como para pedir su detención. Muchos crímenes resonantes, desde el caso Monzón hasta el caso Carrasco, se resolvieron con indicios por ausencia de testigos directos o pruebas concretas. Por ahora nadie sabe si el asesinato de Alejandra se sumará a esta lista.


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