Los intereses creados y las promesas incumplidas

“Queremos cumplir con el 100% de los acreedores (…) Sólo pedimos que nos generen condiciones de negociación justas y de acuerdo con la Constitución argentina, las leyes nacionales y los contratos que firmamos como país”. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK) pareció modificar así, el 20 de junio pasado, anuncios anteriores, cuando sostuvo que era preciso diferenciar “lo que es una negociación de lo que es una extorsión”… Esto ocurrió cuando la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos dejó firme la sentencia del juez Thomas Griesa, que en ese momento obligaba a la Argentina a pagar a los “holdouts” (poseedores de bonos del país que no ingresaron a los canjes de deuda y demandaron a la Argentina por los intereses que deberían percibir), sin que el magistrado pareciera evaluar demasiado los apresurados pagos locales de 500 millones de dólares al Ciadi (Centro Internacional de Arreglos de Diferencias relativas a Inversiones, que actúa en el marco del Banco Mundial); 5.000 millones a Repsol y 1.150 millones al Club de París (al que se prometieron otros 9.700 millones más).

Antes del “acuerdo” con dicho “pool” de países acreedores, empresarios que dialogaron con Axel Kicillof, ministro de Economía y Finanzas Públicas, le plantearon que eso era imprescindible para que se destrabaran fondos crediticios internacionales.

La Asociación Empresaria Argentina (AEA), que nuclea a las más grandes firmas del país, recordó que siempre insistió en que “una plena integración al mundo, y en particular el acceso normal a fuentes externas de financiamiento, son objetivos de gran importancia, ya que contribuirán de manera decisiva al desarrollo de nuevas inversiones productivas; la creación de empleos, y el aumento de los niveles de vida de todos los argentinos”. Mientras en la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba) consideraban que eso permitiría que la nación pudiera “reintegrarse en el flujo del financiamiento internacional”, la Unión Industrial Argentina (UIA) aseveraba que despejaba “el camino financiero y ya estamos en condiciones de reinsertarnos en los mercados”…

Después el gobierno nacional contribuyó a la confusión generalizada al endurecer incomprensiblemente sus declaraciones/decisiones sobre los “fondos buitre” y la Justicia norteamericana. Y cayó en el olvido aquella recomendación de AK a los habitantes: “Quédense todos tranquilos, esto está estudiado en profundidad”… Los días y semanas transcurrieron con demasiadas vicisitudes y hasta amenazas de la Argentina de recurrir a la Corte de La Haya e influyeron para que la intranquilidad de la población se incrementara por los riesgos latentes de un default.

Pocos se animaron a evocar, siquiera, cuán comprometidas están las cuentas públicas deficitarias y las reservas cada vez más exiguas, o al estancamiento de las actividades del país, como sí subrayó Eduardo Fracchia, director del área de economía del IAE de la Universidad Austral.

Miguel Angel Fucks


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