Los jubilados sostienen el hogar
Cada vez más la economía familiar depende de los ingresos de los pasivos. Los hijos viven con sus padres, quienes además aportan con sus recursos para solventar necesidades de los nietos. Los ingresos también reflejan la desigualdad de género.
Un tercio de los hogares del conglomerado Neuquén-Plottier utiliza ingresos derivados de una jubilación o pensión para su manutención. Incluso se incrementó el porcentaje en el último año: de 30,8% en el segundo trimestre de 2016 pasó al 36,7% en el primero de 2017. Esto se explica como resultado del proceso de envejecimiento de la población, del que no están ausentes las desigualdades de género.
Los datos surgen de un análisis de Estadística y Censos de la provincia sobre las estrategias de vida o de reproducción del hogar, definido como la persona o grupo de personas, parientes o no, que viven bajo el mismo techo y comparten los gastos de alimentación.
Consultada sobre la incidencia de este tipo de ingresos en la economía familiar, la docente de la UNC y master en Gerontología, Cecilia Beitía, sostuvo que “en esta nueva etapa de políticas neoliberales en donde hemos vuelto a que los hijos vivan en la casa de los padres, éstos aportan económicamente con la jubilación al cuidado de los nietos.”
No todos los jubilados o pensión abandonan por completo el mercado laboral. Algunos no están en condiciones de hacerlo porque carecen del beneficio y a otros les resulta insuficiente el ingreso para su supervivencia.
En comparación con otras regiones, la patagónica tiene el menor porcentaje de adultos de 60 años o más ocupados. Según el Indec, en el primer trimestre de 2017 representaba el 18,6%. Entre los que están en actividad se encuentran aquellos que no cumplen aún con el requisito de la edad: 60 años para las mujeres y 65 años para los varones. Los jubilados del ISSN tienen otros topes de edad, menor a los 60 años.
En Patagonia el 63% de los adultos mayores que trabajan son empleados y el 37% desarrollan labores por cuenta propia.
Apenas el 32,1% son mujeres. Esto significa que quienes están insertos en el mercado laboral son en su mayoría varones, asalariados y con niveles educativos relativamente altos.
Aquí se mantienen las diferencias planteadas en todas las franjas etáreas: las mujeres no alcanzan al 50% en las tasas de actividad y de empleo. En el caso de las que superan los 60 años, además, muchas están abocadas a tareas de cuidado no remuneradas para garantizar que algún otro integrante de la familia pueda trabajar fuera del hogar.
Beitía planteó que “cuando aparece la edad jubilatoria la mujer sigue con actividades laborales más relacionadas con el voluntariado. Aparecen algunas figuras, en el caso de profesionales, en la universidad incluso, de profesor consulto, pero muchas veces la mujer con más posicionamiento social”.
Estadísticas
La edad no impide que estudien y sigan trabajando
Stella Maris Varsanyi vive en Contralmirante Cordero, tiene 62 años y es docente. Sigue dando clases particulares de inglés. “No me jubilé con mucho dinero así que… aparte me gusta el contacto con los chicos. Toda la vida trabajé mañana, tarde y noche”, aseguró. Este año terminó la tecnicatura en espacios verdes en la facultad de Ciencias Agrarias de la UNC. “Quise hacerlo para saber que uno todavía puede”, dijo.
Hizo la carrera junto a su entrañable compañero, Francisco Gracia, que el próximo año estará en condiciones de jubilarse. “Pero voy a seguir trabajando más tiempo”, aclaró enseguida. Se entusiasma con la idea de brindar asesoramiento en materia de arbolado urbano.
A ninguno de los dos les costó aclimatarse a la universidad. “Tomábamos mate, contábamos chistes, al ser grandes la relación con los profesores es distinta. Es muy de igual a igual. Esto fue volver a ser estudiantes, llegar, reírse, quedarse afuera hasta que nos llamen para entrar, una relación hermosa con los compañeros y con los profes, espectacular”, dijo Stella.
La UNC tiene además de las carreras de grado el Programa de Adultos Mayores y de Mediana Edad. Se ofrecen 30 talleres a los que concurren 1000 adultos. Su coordinador, Alejandro Goya Villagrán, explicó que el 40% de los asistentes tiene más de 60 años y el 80% son mujeres. “En la población de mayores tenemos varias aristas: adultos que sobreviven con el ingreso de una pensión o jubilación mínima, otros están en una situación un poco más holgada. Al ser un programa arancelado tratamos de que lo económico condicione para hacer un taller”, afirmó.
Datos
- 67,9%
- de los varones de más de 60 años tienen ocupaciones regulares en la región patagónica.
- 52,2%
- de las personas adultas mayores que están en actividad, tienen cursado el nivel secundario completo.
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