Los loteos de chacras en la región le dan valor oro a la tierra

Una por la que se pagaron u$s 60.000 reportará dos millones. La zona urbana está cada vez más cerca de áreas productivas.

Diez hectáreas de tierra en pleno corazón del Alto Valle, bien ubicadas y con los servicios al alcance de la mano, pueden valer tanto como lo que pesen. Como el oro. Puede sonar poco creíble o insólito, pero en momentos como éste, donde el boom de la construcción y la venta de tierras parece seguir creciendo en busca de su techo, prácticamente no existe rincón que no esté a la venta. Y tampoco chacra que esté fuera del alcance de la ola de loteos rurales «excelentemente ubicados».

Pasó hace un par de meses, en Fernández Oro. Una chacra de más de 10 hectáreas fue vendida por su dueño a un valor cercano a los 60.000 dólares. Las tierras fueron loteadas y ya empezaron a ser vendidas: se trata de un total de 123 lotes a un precio de 17.000 dólares cada uno, se informó. Bastan pocas cuentas para llegar al monto final, exorbitante, que redituará esta ex zona productiva: más de 2.000.000… pero de dólares. Expertos en el negocio inmobiliario, por un lado, productores, por el otro, y propietarios, más allá, coinciden en ver como más que redituable la tendencia. Sin embargo las miradas, los intereses y los objetivos difieren largamente para cada uno de ellos. Aquí sobreviene la polémica.

Lo cierto es que hoy, el «avance urbanizador» parece no tener control ni límites en algunas ciudades y donde sí los tiene, tampoco la realidad se muestra demasiado ajena.

Sólo en los últimos cinco años, estimativamente, todo este fenómeno se ha apoderado para sí de otras casi 1.500 hectáreas bajo riego, aptas para la producción.

Los empresarios defienden su labor. Los propietarios, su decisión. Pero los integrantes de la producción primaria afirman estar a favor de la tierra y de sus usos productivos, preocupados por el futuro de una de las actividades que motoriza gran parte de una economía provincial.

Los números del Consorcio de Riego de II Grado hablan por sí solos: los registros de hectáreas empadronadas para el riego indican que sólo en los últimos años en Cinco Saltos se han «esfumado» más de 100 hectáreas para dejar lugar a pintorescas y costosas casas «en medio del verde», pero cerca del asfalto. Similar panorama sufrieron más de 350 hectáreas en Cipolletti, unas 650 en Roca, más de 150 hectáreas en la zona de Allen, otras tantas en Fernández Oro y alrededor de 100 en Villa Regina.

Así lo confirmó Eduardo Artero, presidente del Consorcio de Riego de II Grado. «Es una locura lo que está pasando, se está llenando con cemento una tierra, una zona, donde el riego está sistematizado. Me duele ver esto, que se debe fundamentalmente al mal manejo de la gente que tiene que planificar todo esto, (porque) no sólo se está invadiendo cada vez más las zonas productivas, sino que la gran cercanía con las áreas de producción, perjudica, porque contamina… y también es perjudicial para quienes viven cerca».

«En todas las ciudades de la región está ocurriendo lo mismo, lo que pasa es que es un gran negocio y terminan presionando a la gente. Yo me pregunto, de acá a los próximos 15 ó 20 años ¿qué va a pasar? Ya en esta región arriba de 2.000 hectáreas se han perdido definitivamente», opinó.

No son ajenas a todo este proceso las inmobiliarias que han detectado un gran negocio en los loteos. La crítica situación económica y la escasa rentabilidad en muchos casos, que atrapa y asfixia a pequeños y medianos productores los ha hecho optar por deshacerse de sus tierras. Sin perder de vista que la división de la unidad productiva reporta fuertes diferencias en los valores de comercialización.

A principios de la década del '90 existían más de 60.000 hectáreas bajo el servicio de riego. Pero la realidad indica que tal número bajó a poco más de 58.000, aunque en los consorcios admiten que a raíz de la gran cantidad de tierras que han sido erradicadas en el último tiempo o vendidas para loteos, el número «real» es considerablemente menor.

Nada indica que esta tendencia se revierta y en cambio crecen los pedidos de permisos para subdividir las tierras. En Roca, por ejemplo, desde el área de Catastro se informó que existen diversos pedidos -sin resolución aún- para tratar, por «vía de excepción» a la legislación vigente, nuevas autorizaciones.

En Allen en cambio, también se están evaluando algunas solicitudes de personas que buscan asentarse en nuevos barrios en la zona rural, aunque allí la diferencia sustancial radica en que no existen normativas al respecto.

La queja repetida de los productores apunta a la falta de planificación de los municipios a la hora de autorizar nuevos loteos, pero en el Alto Valle ya son varias las ciudades que han puesto un tibio freno al avance urbanizador en tierras productivas.

 

SILVANA SALINAS

slsalinas@rionegro.com.ar


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