Los médicos que se juntan hace 32 años para debatir casos poco comunes

“Somir” es un grupo de especialistas y amigos que se reúnen semalmante hace más de 30 años para debatir casos clínicos poco comunes de pacientes de Roca.

30 médicos. 32 años. 1000 reuniones. 3000 casos clínicos de pacientes de Roca. Miles de horas destinadas a contribuir a la calidad de la salud de la población. Eso es “Somir”, la Sociedad de Medicina Interna de Roca, que por más de 32 años ininterrumpidos funcionó como una entidad científica, como un grupo de colegas y amigos, unidos principalmente por la vocación.

“Casados sin papales” como se autodenominan, este grupo de médicos especialistas en clínica médica se fundó con diplomas y pergaminos en Roca un día de septiembre de 1986 y desde ese entonces no pasó una semana sin que se reunieran.

Llegaron a ser 30 profesionales, hoy quedan siete, entre ellos algunos de sus fundadores como Horacio Vorraso, Víctor José Lipovetzky y Ricardo Sarandría, quienes a tres décadas de la fundación de Somir, siguen apostando a la trascendencia del grupo.

Carlos Argañaraz, Roberto Báez, Tulio Cimerilli y César Rodil son otros médicos que integran la sociedad, que con sus siete miembros sesiona todos los jueves a la tarde noche en la casa de uno de ellos, con algún aperitivo de por medio y una pila de libros sobre la mesa.

La foto de Goyeneche de fondo, un tocadiscos y una biblioteca que no puede más de libros amarillentos, son signos de un pasado que no quiere morir.

Podría decirse que es un “ateneo” convencional, pero no lo es. Risas y discusiones que parecen más la pelea de un “matrimonio” de años, marcan la relación entre estos “médicos de cabecera” que durante tantos años siguen de cerca la salud de miles y miles de roquenses, en una mesa redonda de algarrobo.

“Empezamos reuniéndonos en el auditorio del Colegio Médico de calle Tucumán, después en la biblioteca del mismo colegio en calle Villegas y por último, hace unos cuantos años, en mi casa”, contó Vorraso, uno de los fundadores, recibido en Corrientes hace 49 años.

Somir nació como un grupo de especialistas en clínica y afines, como una sociedad científica médica. “Como un ámbito donde volcar las inquietudes, los problemas de la práctica cotidiana y el análisis de los casos problemáticos de consultorio o internación”, apuntó Vorraso.

“Uno de los motivos para fundarlo fue que en el ámbito privado no había un espacio para reunirse (…) en la práctica privada cada uno seguía su formación continua según le parecía”, agregó.

Se recibieron todos en otras provincias pero se conocieron en Roca, como Ricardo Sarandría, quien fue intendente de la ciudad, obtuvo su título en la Universidad Nacional de La Plata en 1972, y es músico y amante del jazz. Victor Lipovetzsky, aficionado en carpintería y en radio, se recibió en Rosario en 1976.

Entre los temas que revolotean en la mesa hace años hay dos preocupaciones centrales. Por un lado, la escasez de vocaciones clínicas y médicos que elijan la especialidad y por otro, la poca coordinación en la atención del paciente entre los especialistas. La salud del paciente termina sin comando, como una “orquesta sin director”, coincidieron. Esto trae muchos daños a la salud.

“Sabemos que no vamos a ser eternos pero aspiramos a que esta u otra entidad similar continúe”, cerró Lipovetzky, quien dijo que apuestan fuerte a las nuevas generaciones de médicos.

Vivieron la evolución de la información: del papel a la PC y el celular. Su material eran los libros.

Crisis de vocaciones: cada vez menos eligen la “clínica médica”

Los siete son médicos integrantes de Somir son especialistas en “clínica médica”, o “especialistas en el ser humano”, como definió Lipovetzky, y de esta manera les gusta que los identifiquen. “No somos médicos generalistas, como muchos confunden. Somos médicos de adultos”, dijeron.

“Vemos al paciente en forma integral. El clínico es el primer paso en la atención. Va resolver la gran mayoría de los problemas y sino va a hacer una rápida orientación”, explicó el médico recibido en Rosario, quien agregó que su forma de enfocar al paciente es “desde lo que nos cuenta y lo que vemos de él. Ahí seguimos el camino para ver qué órgano o qué sistema está enfermo y cuál es la causa”.

“Seguimos creyendo que el clínico debería ser el director de orquesta y el que trata a todos los pacientes y si es necesario los deriva, es el médico de cabecera”, definieron entre los tres.

Por su parte, Vorraso señaló que intentan “saber de todo. Hoy se hace difícil y quizás esa sea la causa principal de la crisis de vocaciones para la clínica médica. Hay que estudiar mucho, la dedicación tiene que ser enorme, el grado de compromiso, el nivel de actualización. Cada vez hay menos colegas que se dedican a la clínica médica específicamente. Eso es una preocupación que en este ámbito la planteamos permanentemente”, señaló.

Esa es una de las inquietudes que se plantea el grupo y es hacia el futuro: “la escasez de vocaciones clínicas y de médicos que quieran comprometerse definitivamente con la clínica médica”, resumió el anfitrión.

Actualmente, se estima que en Roca hay menos de 18 médicos clínicos, con unos ocho o nueve en el hospital público, Francisco López Lima, más una cantidad similar trabajando en el ámbito privado. El hospital de Roca y otras instituciones hoy cuentan con residencia médica para esta especialidad donde se están formando nuevos profesionales.

“La gente colecciona especialistas, sin coordinación”

“Otra de las preocupaciones que tenemos es que la gente colecciona especialistas. No tiene médico clínico. La gente se atiende con seis o siete especialistas sin coordinación entre ellos y es como una orquesta sin director”, reflexionó Vorraso sobre los debates que proliferan en el seno de la especialidad.

Es por esto que “se ven pacientes que están tomando simultáneamente 12 o 14 medicamentos diferentes y los especialistas no saben que el otro le había indicado eso. Los medicamentos entre sí tienen interacciones, no se puede tomar libremente cualquiera”, expresó Sarandría.

Lo ideal es que cada persona tenga su médico clínico al que poder consultar ante cualquier dolencia o afección y de ahí sea derivado, si fuera necesario. Se necesita más coordinación en la atención del paciente. De lo contrario “la medicina le termina produciendo más daño a la salud”.

Datos

Vivieron la evolución de la información: del papel a la PC y el celular. Su material eran los libros.

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