Los motivos habrían sido comerciales

Los fiscales Alberto Nisman y Marcelo Martínez Burgos dijeron ayer que, «desde mucho antes» del atentado a la AMIA, el gobierno de Irán que encabezaba Alí Akbar Bahramie Rafsanjani procuraba «exportar la revolución», y señalaron como posible móvil del ataque la cancelación de acuerdos comerciales.

«Se encuentra probada la existencia de un antecedente directo que, en la perversa lógica integrista, brindó a las autoridades iraníes de entonces un móvil apto para justificar una acción de las características de la emprendida contra la sede de la mutual israelí en Buenos Aires», explicaron los fiscales al reclamar el arresto del ex mandatario iraní y otros 7 sospechosos.

Y agregaron que una hipótesis firme sobre la posible elección de la AMIA como objetivo del terrorismo apuntaría a la «imprevista cancelación de los contratos de transferencia de tecnología nuclear que oportunamente habían sido suscriptos entre la República Islámica de Irán y la República Argentina».

La decisión de rescindir los contratos comerciales «interfirió en la estrategia de país islámico, relativa al desarrollo de su programa nuclear», indicó la unidad especial de la Fiscalía.

Paralelamente, los acusadores manifestaron que «desde mucho antes del atentado y en el marco de una política de exportación de la revolución, el entonces gobierno iraní había montado en nuestro país una estructura clandestina de Inteligencia y espionaje» sin la cual «no habría sido posible la ejecución con éxito de una operación terrorista de la magnitud» que tuvo el ataque a la AMIA.


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