Los muertos ascienden a 600 y se complican las tareas de rescate

Las nuevas lluvias y desplazamientos de tierras han complicado los rescates en el país azotado por la peor tragedia natural de su historia. Alrededor de 10 mil personas debieron ser evacuadas.

Inundaciones en Brasil

El número de muertos por las lluvias en los alrededores de Río de Janeiro que causaron la peor tragedia natural en la historia de Brasil llegó hoy a 600, según cifras oficiales, mientras las tareas de rescate se complicaron por nuevas precipitaciones y deslizamientos de tierras.

Casi en paralelo a la difusión de la nueva cifra de muertos, se supo que el gobierno nacional decretó tres días de luto y envió otros 53 millones para trabajos de asistencia, mientras se intensificaron los patrullajes en la región tras las denuncias de robos.

El propio gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, estuvo a punto de sumarse a la nómina de afectados porque, debido a la lluvia intensa que se desató cuando viajaba hacia Nova Friburgo, hubo un deslizamiento de tierra en la carretera BR 115, que minutos más tarde fue bloqueada por las autoridades. El mandatario admitió que vivió “un momento de alarma”.

Existe temor en la zona por la posibilidad de que las lluvias intermitentes, por momentos intensas, en la región serrana de Río de Janeiro pudieran desencadenar nuevos desmoronamientos de lodo y avalanchas de rocas como pasó en los últimos días.

Las lluvias volvieron a complicar hoy parte del trabajo de los equipos de rescate que buscaban llegar a las viviendas ubicadas en las colinas que rodean a las ciudades más afectados por la tragedia: Nova Friburgo, donde fueron hallados 267 muertos, y Teresópolis, donde se cuentan hasta el momento 260 víctimas.

Hubo otros 53 muertos en Petrópolis, 18 en la localidad de Sumideiro y 2 Sao José do Vale do Río Preto.

Mientras, los centenares de miembros de la Fuerza Nacional de Seguridad enviados a la zona comenzaron a patrullar los alrededores de Teresópolis ante las denuncias de saqueos a casas desocupadas, aunque las autoridades de la ciudad relativizaron esas denuncias.

La cifra de muertos puede aumentar en forma notable si se atiende al dato de las autoridades de que existen zonas de muy difícil acceso, en las que, suponen, las víctimas pueden contarse por decenas.

“No se pueden hacer proyecciones, pero ya sabemos que hay mucha gente (muerta) a partir de lo que nos dicen los bomberos… En el área rural se dice que hay mucha gente enterrada” bajo el barro, lamentó el vicegobernador de Río de Janeiro, Luiz Fernando Pezao.

Unas 10 mil personas debieron dejar sus viviendas y miles de damnificados están alojados en albergues armados por las autoridades e iglesias.

Defensa Civil y el Ejército llegaron hasta barrios donde muchas viviendas están al borde del derrumbe para instar a sus habitantes a que dejen el lugar, pese al temor de robos o saqueos.

En tanto, la agencia Ansa da cuenta de que unos 100 cadáveres comenzaron a entrar en estado de descomposición en el Instituto Médico Legal la ciudad de Teresópolis, cuya morgue sólo puede albergar los restos de 8 personas. Se estima que esos cuerpos serán enterrados como NN, sin que llegue el reconocimiento de parte de familiares.

Aunque ese paso está prohibido por ley (un entierro sin identificar a la persona), el Poder Judicial de Río de Janeiro, el Ministerio Público y la Orden de Abogados de Brasil difundieron un documento autorizando la variante ante la emergencia.


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