Los presos del pabellón en donde empezó la masacre reciben a familiares

Actualizado a las 12:50

SANTA FE (Télam).- Los presos del pabellón 7 de la cárcel santafesina de Coronda, a quienes se les atribuye la matanza de 14 presos cometida hace 17 días, comenzaron hoy a recibir visitas con absoluta normalidad, bajo un régimen de media hora por cada grupo de seis reclusos, informaron voceros carcelarios y familiares.

a madre de un interno, identificada como Marta y residente en el barrio santafesino Don Bosco, contó a Télam que formó parte del primer grupo de familiares que ingresó de visita y dijo que se retira «tranquila» porque encontró «bien» a su hijo. «De mi parte estuvo cómodo, estuvo bien, muy cordial, no puedo quejarme. Hoy, como siempre, me trataron (los guardias) con el mismo respeto», expresó la mujer.

Marta, al igual que todas las personas del primer grupo de visitantes, explicó que pudo ver a su familiar «en un pasillo, con una custodia mayor a la acostumbrada» y agregó que su hijo «llegó al lugar de visita esposado, y recién ahí se las retiraron». La mujer dijo que su hijo cuenta con asistencia psicológica y psiquiátrica y reveló que no habló de lo ocurrido el 11 de abril pasado porque (los presos) «nunca cuentan nada».

«Uno se imagina lo que ocurre adentro, ve el ambiente tenso, pero ellos nunca cuentan nada. Pienso que son códigos de silencio que viven ellos adentro, pero uno los respeta porque los pondría en un compromiso. No vengo a escudriñar dentro de él, sino a ver cómo está», agregó Marta. La mujer se mostró indignada con la prensa porque se sindica al pabellón 7 como «el de los asesinos de Santa Fe» y en su opinión «no es así».

«Que se trate con respeto a los pibes», señaló Marta, quien luego aseguró que su hijo nunca tuvo problemas con sus pares rosarinos. «Mi hijo tiene amigos rosarinos, incluso algunos chicos que recuperaron su libertad nos vinieron a visitar a casa. No hay que generalizar», agregó. La mujer resaltó que su hijo está siendo «muy bien atendido» en los aspectos psicológico y psiquiátrico luego de que ella misma solicitara las consultas.

Marta conformó el primer grupo de familiares que por primera vez desde la masacre pudo visitar a los presos alojados en el pabellón 7 de ese penal. Para organizar esta primera visita, el Servicio Penitenciario provincial dispuso que sólo ingresen al penal los familiares directos de los reclusos, quienes fueron divididos en grupos de seis para mantener un encuentro de media hora con sus allegados.

Los familiares directos eran sometidos a una exhaustiva requisa, aunque en todos los casos pudieron ingresar los alimentos, artículos de limpieza y ropa que llevaron. El primer grupo de visitantes estuvo compuesto por diez personas, en su mayoría mujeres que visitaron a hijos, hermanos y novias o esposas.

Una de las familiares consultada por Télam en la puerta del penal se quejó porque «antes era como venir a un camping, pero ahora están muy vigilados y no hubo ningún tipo de intimidad porque la visita fue en un pasillo, con mucha custodia». La misma mujer dijo, al igual que la otra, que el familiar al que visitó «no habló de lo ocurrido en el motín» y le pidió que gestione su traslado a otra unidad carcelaria.

«Mi hermano no quiere tener problemas. El no tuvo intervención en el motín pero quiere irse de acá para no tener inconvenientes», agregó la mujer. A media mañana unas 70 personas esperaban su turno para ingresar al penal y el panorama era de tranquilidad tanto de parte de los familiares como de los agentes penitenciarios apostados en la parte delantera de la cárcel.


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