Los primeros pasos del nuevo gobierno
Ezequiel Fernández Moores
El domingo por la noche, cenando en una cantina a metros del Parque Centenario, el colega español me preguntaba por los clásicos de verano Boca-River y por qué había tanta exasperación en el fútbol argentino. Intenté dar alguna explicación, pero rápidamente le pedí que se diera vuelta y mirara la tevé. Jugadores de Estudiantes y de Gimnasia se tiraban trompadas y patadas. “Ese también es un partido amistoso”, fue lo único que le dije. Las imágenes, otra vez, eran más poderosas que las palabras. La AFA, cuyos dirigentes lograron reducciones de pena de la Conmebol, reaccionó en este caso rápido y con sanciones severas, tal como pidió el gobierno. Otra novedad fue la sanción de la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (Aprevide), que impuso dos fechas de prohibición a los estadios a diez jugadores de Gimnasia y a dos de Estudiantes, más tres colaboradores de ambos equipos. Se basó, dijo su titular Juan Manuel Lugones, en el artículo 14 de la Ley de Deporte 11929 de la Provincia. Es la primera vez que sucede algo así y la sanción llamó la atención en la AFA, que no descarta un reclamo. “Más que sancionar jugadores, que debería ser potestad de la AFA –me dijo un dirigente–, la Aprevide tendría que ver qué falló en la seguridad, porque la hinchada de Gimnasia ingresó banderas de Estudiantes que, de algún modo, iniciaron la escalada de tensión”. El nuevo gobierno comienza a advertir lo difícil que resulta cumplir con una de sus promesas de campaña, la del regreso de los hinchas visitantes. “Ahora está más lejos, ayudaremos a los clubes que nos piden colaboración y seremos duros con los que son complacientes con los barras”, dijo Lugones. El nuevo gobierno aseguró días atrás que asumirá la responsabilidad de prohibir el ingreso a las canchas a los violentos. Pero muchos de ellos, se sabe, son socios de su club. Lo sabe Lugones que, como recordó el colega Sebastián Fest en “La Nación”, criticó en su libro “Barrabravas para todos” la gestión que tuvo en su tiempo en Boca nada menos que Mauricio Macri, actual presidente argentino. Lugones se rió porque Macri, cuando fue citado por un escándalo en la Bombonera, le dijo a la justicia que no tenía relación con la barra. “Un caradura importante”, lo llamó Lugones, ahora funcionario.
Ezequiel Fernández Moores
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