Los Pumas y la UAR dividen al rugby francés

La cesión de jugadores es el tema que disparó el conflicto

El test match que Los Pumas jugarán el 4 de diciembre con Sudáfrica generó un fuerte enfrentamiento entre los principales dirigentes del rugby francés, donde los presidentes de la Federación (FFR) y de la Liga entablaron un cruce mediático.

Bernard Lapasset, titular de la FFR, fue quien alteró al ex full back de Francia y actual presidente de la Liga de ese país, Serge Blanco, al escribir en su columna del semanario galo Midi Olympique «Hay que salvar a la Argentina».

Lapasset hizo su defensa de la UAR solicitando que los clubes franceses autoricen a sus jugadores para el partido en la cancha de Vélez.

Unidos hace algunos meses para luchar contra el poder de la IRB (International Rugby Board) por la liberación de los jugadores internacionales, Lapasset y Blan-co hoy están francamente enfrentados por ese mismo tema.

El Midi Olympique de esta semana sirvió nuevamente de tribuna de expresión. Blanco afirmó: «Escribí a los clubes franceses y a la UAR para avisarles que no dejaremos partir a los jugadores para el 4 de diciembre. Esa fecha corresponde a una jornada de Copa de Europa y es imposible realizar un encuentro internacional. No soy un bailarín de tango… Habíamos llegado a un acuerdo con la IRB, y con la ayuda de Bernard Lapasset. Razón suplementaria para no admitir luego que vengan a decir 'hay que ayudar a la Argentina', como lo hizo el presidente de la FFR», añadió.

Mientras tanto, el tesorero de la IRB, el francés Jacques Laurans, afirmó que este test match fue confirmado en abril pasado por el Consejo del International Board. Sin embargo, Blanco ironizó ante la declaración del tesorero: «Una palabra dada es una palabra dada, pero al mismo tiempo puede ser retirada… eso es bien sabido».

Lapasset agregó en el semanario que «no se puede desdeñar la situación del rugby mundial para satisfacer los intereses de los clubes ingleses y franceses».

Para el presidente de la FFR, el caso de Argentina es particular. «Es un país exiliado, único en su continente con un cierto nivel de rugby, con muchas dificultades económicas, y que no tiene muchas competiciones de jerarquía a la cual unirse», sostiene.

«Pero le recuerdo a todo el mundo que Argentina, una nación mayor de este juego, necesita este tipo de encuentros para sacar a flote sus arcas, y que hay que salvarla del vacío en el cual se va deslizando poco a poco», afirma Lapasset.

«Desde estas columnas hago un llamado a cada club, en un gran movimiento de solidaridad, para que dejen al menos a uno de los internacionales argentinos que están en sus filas que dispute ese partido capital para el futuro del rugby sudamericano», añade.

La historia tendrá un nuevo capítulo. Marcelo Loffreda y la UAR esperan que sea el último.


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