“Los subsidios son trampas de vagancia”

De visita en la casa de unos amigos, el hijo mayor que había concluido los estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires (considerado uno de los institutos medios más prestigiosos del país), le informa a sus padres que no va a estudiar medicina como había planeado, que consagrar siete años de su joven y cómoda vida para lograr el título de esa noble profesión aparecía como un esfuerzo insoportable y acto seguido le pidió a la madre que averiguara qué tenía que hacer para conseguir un subsidio. Los padres, como es de prever, pusieron el grito en el cielo pero nada conmovió el decidido y subsidiado plan del joven. A lo sumo afirmó que se vería algo corto después de lograr la ayuda estatal. Lo expuesto no es una situación inventada, sucedió en mi presencia y realmente me sorprendió que un destacado egresado del Buenos Aires viera, con convicción y solidez, un futuro de subsidio. Sin expresar una sola palabra a los abrumados padres apareció en la mente la idea rotunda y contundente que estamos perdidos. Mientras mi amiga gritaba y sollozaba preguntando ¿qué será de este país?, aunque lo intenté, no pude armar una frase de consuelo someramente convincente. Durante años nos hicieron creer que se podía subsistir sin trabajar. ¿Para qué el esfuerzo si el Estado cubre las necesidades, te da una computadora, la niña puede quedar embarazada a los 13 años y es premiada con la asignación universal por hijo? Sin duda un gobierno que elimina la cultura del trabajo, que no inunda de emprendimientos productivos el país para que los jóvenes puedan laborar, no tiene como objetivo hacer la democracia. Los subsidios son trampas de vagancia y ocios contingentes, provisionales que culminarán con sus beneficiarios en la miseria atroz. Los discursos de un futuro promisorio sin esfuerzo, sin sacrificio, son un engendro argumental mágico. Ningún país del mundo crece con subsidios, con una juventud que no desarrolla ideas y pensamientos relevantes y que no se hace amiga del conocimiento. Héctor Luis Manchini, DNI 7.779.947 San Martín de los Andes


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