Los sueldos, preocupación principal de las comunas

El atraso de las coparticipaciones y la crisis no dan margen a otra cosa. Hasta Arriaga, en Cipolletti, comenzó a abrir el paraguas. El problema afecta por igual a municipios chicos y grandes.

Los municipios rionegrinos, en su mayoría, han relegado a un segundo puesto la función primordial de garantizar los servicios básicos a los vecinos-contribuyentes para transformarse sólo en empleadores acorralados por las medidas de protesta de sus agentes que, en muchos casos, no han terminado de cobrar el sueldo de julio, amén de partes de aguinaldos o ayudas por escolaridad, por citar ejemplos.

Aun casos hasta ahora privilegiados, como Cipolletti, amenazan con problemas en el sostenimiento del régimen del pago de sueldos si la provincia persiste en profundizar la demora en girar las remesas de coparticipación a los municipios, atraso que al último día de julio sumaba, en conjunto, 6.056.752, 55 pesos según un informe de Economía provincial.

«Se me está acabando la paciencia», dijo el intendente cipoleño Arriaga, sin dudas envalentonado por el renovado poder que le otorgaron las urnas, pero también comprensiblemente molesto porque el 1,5 millón que la provincia le debe de 10 cuotas de coparticipación parece castigar más que premiar la tan exigida eficiencia que la reforma del Estado rionegrino pretendería y que él es uno de los pocos, sino el único, en garantizar.

Escasa capacidad de presión tienen otros municipios chicos, pero sus situaciones no son menos delicadas. Por citar una; en Catriel, julio se abonó en tres partes y aún resta que varios de los 117 empleados permanentes cobren la ayuda escolar.

En Regina, recién ayer la administración que preside Miocevic pudo cancelar julio al personal que en esta semana había iniciado una retención de servicios en señal de reclamo.

En San Antonio, ayer, luego de una reunión que terminó en duros términos entre el intendente local, Wálter Zonco, el delegado gremial Sandro Castro, el secretario de Hacienda y padre del jefe comunal Héctor Zonco y el concejal Luis Curtolo, los agentes municipales decidieron continuar la retención de servicio que vienen llevando desde el lunes, hasta tanto se cancele la totalidad de los sueldos de julio.

No hace falta recordar en los casos precedentes que ya terminó agosto y los municipios nombrados han puesto todas sus fichas en la consecución de créditos o «adelantos» (que son atrasos) de coparticipación.

En Lamarque, los salarios de la planta permanente están al día, pero la comuna se halla en una virtual cesación de pagos que abarca por igual a proveedores del municipio y a la planta política, totalizando una deuda que el oficialismo estima en 150 mil pesos y la oposición en 300 mil. El miércoles, la municipalidad no tenía dónde comprar combustible ya que el abastecedor le cerró la cuenta corriente hasta tanto no le paguen una parte de la deuda.

Bariloche es un «grande» con serios problemas. Unos 160 trabajadores contratados del municipio local no habían cobrado ayer sus salarios de julio, pese al convenio firmado ante la delegación de Trabajo. Por otra parte, las madres cuidadoras siguen sin percibir sus modestas becas y los centros infantiles de la ciudad funcionan con más esfuerzo voluntario que apoyo oficial.


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