Los tomates salen también desde Fernández Oro

Treinta mil kilos de tomates producidos bajo cubierta llegarán en pocos días más a los supermercados de la región. Esta vez la cosecha es de Fernández Oro, fruto del esfuerzo de un grupo de personas, no todas vinculadas a la producción.

FERNANDEZ ORO .- Lo lograron. En pocos días más los diez productores de Fernández Oro que en marzo del año pasado comenzaron a gestar un proyecto alternativo de cultivo de tomates bajo cubierta, empezarán a cosechar. Según informaron, prevén ubicar unos 30 mil kilos en los grandes supermercados de la región. Y seguir creciendo.

Rubén Moreno contó que la propuesta surgió de un grupo de personas que querían «hacer algo, que querían cambiar». Aunque parece llamativo, y todos hablan de «diez productores», no todos los componentes de «Oro rojo» son chacareros.

Entre ellos hay un herrero que se encargó de hacer los cuatro invernaderos y otras personas que nada tienen que ver -o tenían que ver hasta ahora- con las tareas agrícolas.

Moreno fue el gestor de esta iniciativa municipal. Por intermedio de la comuna orense se gestionó un crédito ante la secretaría de Acción Social de la provincia para que los interesados pudieran comenzar este desafío en cuatro hectáreas de la zona de bardas.

Los fondos demoraron algunos meses, pero «Oro Rojo» -como le llamaron al grupo en honor a la ciudad y a los tomates que por entonces estaban en proyecto-, siguió unido. Finalmente el crédito de 40 mil pesos llegó y empezó la capacitación.

«Oro Rojo» se reúne todos los jueves -asado de por medio- para analizar cómo avanza el proyecto y evaluar los pasos a seguir. A estos encuentros también concurren los capacitadores.

El grupo está dividido en tres subgrupos: hay una parte productiva, otra contable y una comercial.

La comercialización

Roberto Iacopini es uno de los que está a cargo de la comercialización. Según le comentó a «Río Negro» ya hicieron contactos para vender los tomates y están apuntando a colocar todo en un solo lugar, en alguno de los grandes supermercados de la zona.

«A esa gente le interesa la calidad y la continuidad de tomates», dijo. Y como dos de los socios también tienen invernaderos, la idea es juntar toda la producción y hacer un paquete más grande para poder defender mejor el precio y mantener la continuidad.

Aunque las gestiones avanzan, no se conforman sólo con eso. Para tener mayor seguridad en la colocación de los productos también han encarado contactos con gente de Bariloche y Chos Malal.

«Tenemos bastante optimismo con lo que es comercialización. Si bien en este momento empieza mucha gente del Alto Valle a colocar tomates, nosotros estamos bastante confiados en que vamos a colocar bien la producción», sostuvo. Según estimó, tendrán una producción cercana a los 30 mil kilos de tomates.

Después que pase la etapa de la venta, seguirá el desafío. La idea que tienen es comenzar con plantaciones nuevas en los primeros días de enero para colocar tomates en abril, mayo y junio. Estos cultivos ya estarán protegidos con calefacción -que está perfectamente instalada- y tendrán el beneficio de precios mucho más rentables.

La intención es tener dos épocas de tomate al año: una que comenzará desde el 15 de noviembre al 30 de diciembre y luego marzo, abril y mayo.

Pero tampoco se quedarán sólo con tomates. «Hay otros cultivos que se pueden hacer como chauchas, lechuga, maíz, melón… Varias cosas que se están evaluando. Vamos a hacer pruebas como para ver rendimientos, porque todo en el invernadero hay que experimentarlo. No es llegar y lograr una producción así porque a uno se le ocurre». Es que hay factores que inciden y que hay que tener muy en cuenta, como las temperaturas, el sistema de conducción de las plantas, las variedades que convienen y las plagas… Pero nada de esto frena el entusiasmo de «Oro Rojo».

El objetivo es la producción orgánica

Por ahora experimentan, analizan y aprenden día a día. Pero el objetivo apunta a unos dos años más, porque «Oro Rojo» quiere salir al mercado con productos orgánicos. «Ahí cambiarían los precios de venta final y tendríamos mejor rentabilidad», dijeron sus integrantes.

Mientras, prevén afirmarse en el negocio como para poder tener seguridad en todos los aspectos, y además, quieren ir preparándose para combatir las plagas orgánicamente, sin usar plaguicidas ni fertilizantes químicos.

La producción que están por comercializar en los próximos días será la primera de este ambicioso proyecto. Obviamente para llegar, tuvieron que sortear varios obstáculos.

«Si bien estamos asesorados es un grupo que arranca nuevo en este tema y nos encontramos con problemas del lugar y del suelo», explicó Roberto Iacopini, uno de los que compone el grupo.

Uno de los inconvenientes que tienen es que los invernaderos están ubicados en plena zona de bardas, muy próxima al cementerio local, donde no tienen ningún reparo contra los fuertes vientos. «Hemos tenido que luchar bastante para que los invernaderos no se cayeran», dijo.

Pero también tuvieron sorpresas. El suelo arenoso que creían que les iba a acarrear inconvenientes, les respondió bien. Y también lograron hacer un arreglo con el Consorcio de Riego que les permitió sacar un caño del canal para evitar usar el agua salada del lugar.

En los invernaderos de «Oro Rojo» todo se alimenta por riego por goteo, y se van experimentando los sistemas de conducción.

«Acá todo es aprender e ir buscándole la vuelta. Hay mucho de ingenio en esto», mencionó Iacopini.


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