Los vinos personalizados llegaron a la cordillera

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El auge del buen vino continúa en franco crecimiento y prueba de ello es el desembarco de los vinos personalizados en la gastronomía cordillerana invernal. Estos vinos especiales se distribuyen en forma particular y se caracterizan por su cuidada elaboración y conservación.

A la distribución personalizada que realizan algunas bodegas, las cuales entregan la caja de vino en el domicilio particular del comprador, se suma la personalización de las botellas, las cuales incluyen una etiqueta con el nombre del comprador. De esta manera, el sueño de tener el nombre y apellido impreso sobre la etiqueta de un vino puede ser fácilmente convertida en realidad: sólo se deben comprar un mínimo de 72 botellas.

La etiqueta puede incluir hasta la foto del comprador, al mejor estilo de una bodega riojana que postula a su titular para la tercera presidencia en el año 2003.

«Lo importante es que adentro de la botella se puede poner un vino bueno o muy bueno, adecuado al presupuesto del comprador», aseguraron sus promotores. Así, hay que pensar en abonar al menos 8 pesos por botella.

«Los vinos especiales deben venderse en lugares especiales y tener la garantía de la conservación que permite descorchar un buen producto», sostiene José Cicchitti, titular de una bodega mendocina que se especializa en la producción de vinos personalizados.

Con 20 años en el mercado, cultiva 120 hectáreas de viñas y envasa cerca de 300.000 botellas anuales. El 40 % de la producción está destinada a la exportación y el resto se vende en forma directa a unos 2.600 clientes de todo el país.

«Estos vinos sólo se pueden obtener en algunos restaurantes y en las vinotecas. Por lo general los entregamos en el domicilio del comprador y los promocionamos en las revistas y sitios de Internet especializados», afirmó Aram Varjebetyan, su distribuidor local.

«Es una modalidad de venta similar a la que se hace en el Club del Vino, con la diferencia de que nuestros productos son elaborados en mayor escala y están destinados a todo público», explicó Diego Freixas, representante de la bodega Lurton.

Estas y otras empresas buscan colocar sus vinos en los mejores restaurantes de la cordillera y a través de ellos en la venta personalizada.

«Nosotros entregamos el vino y nos responsabilizamos de su contenido, algo que no ocurre con la venta masiva», agregan.

Fieles exponentes del vertiginoso crecimiento que logró el vino argentino en la última década, exportan en conjunto más de dos millones de botellas de vinos finos.

«El mismo vino que toman en Paris lo podés tomar en tu casa», sostienen.


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