LUCA PRODAN: El tornado que arrasó el rock nacional

a no quedan muchos cultores del punk en Argentina, pero cada día, en el cementerio bonaerense de Avellaneda, grupos de jóvenes se acercan a la tumba del músico y compositor ítalo-escocés Luca Prodan, para confirmar que «vive» también en las nuevas generaciones.

Los restos de quien es considerado en el país como el propulsor de ese movimiento surgido en Inglaterra en la década del '70 están depositados en un túmulo austero que se diferencia de los demás por la presencia de una roca esférica que sobresale de la tierra.

La roca fue trasladada especialmente de Córdoba por su madre, Cecilia Pollock, en reconocimiento a esa zona donde se instaló Luca apenas llegó a Argentina, invitado por su amigo Timmy MacKern y atraído por la posibilidad de abandonar su adicción a la heroína y el alcohol, entre otras drogas.

Los jóvenes dibujaron allí algo que se parece a una vincha y la roca pasó a simbolizar la parte superior de la cabeza calva de aquel joven impetuoso, que nació en Italia, en 1953, vivió en China, en Inglaterra y finalmente en Argentina, desde 1981 hasta su muerte, el 22 de diciembre de 1987, a los 34 años.

«Los muchachos le dejan flores, a veces una petaca de whisky o se sientan a tocar la guitarra y cantar sus canciones, pero no son procesiones masivas. Las presencias más numerosas son los fines de semana y los grupos no son de más de diez personas», dijo a DPA el director del cementerio, Francisco Peralta.

Pese a esta opinión del funcionario, que admite no comulgar mucho con la música de Prodan, a 20 años de su muerte son muchos quienes lo recuerdan como un ventarrón, un viento fuerte que pasó por el rock, generó algunos destrozos pero también limpió y dejó algo nuevo.

Desde que puso pie en lo que sería su nueva patria arremetió contra todo y contra todos. «Aquí hay demasiada seriedad. Todos quieren ser profesionales y se olvidan que el rock es una locura y que los que hacen rock son locos», dijo alguna vez.

A fines de 1981, luego de unos cuántos meses en una zona rural de Córdoba, se instaló en la ciudad bonaerense de Hurlingham y armó la banda Sumo que tenía como baterista a su amiga inglesa Stephanie Nuttal y otros compañeros de aventura como Germán Daffunchio en guitarra y Alejandro Sokol, en bajo. Después se sumarían Roberto Pettinato, Diego Arnedo, Alberto «Superman» Troglio y Ricardo Mollo.

«Alguien me preguntó: ¿Qué es Sumo? Es una pregunta estúpida… Es como preguntar, qué es tu zapato. ¿Qué carajo respondés? Entonces yo le dije: Sumo es algo que hace tu abuela cuando no tiene nada que pensar», respondió alguna

vez.

La banda debutó en febrero de 1982, a la vez que sus integrantes solían tocar también en bandas paralelas como la Hurlingham Reggae Band y Sumito. El primer disco, «Divididos por la felicidad», fue grabado en 1985 y después se agregaron «Llegando los monos» y «After Chabon», a la vez que la banda realizaba conciertos que llegaron a reunir hasta a 20.000 personas, principalmente en Argentina y en Uruguay. La última actuación del grupo, con Luca a la cabeza, se realizó el 20 de diciembre de 1987 en la cancha del Club Atlético Los Andes, dos días antes de su muerte. «Fiebre» fue un disco póstumo que se editó en 1989.

«Luca Vive» es una frase que es habitual leer en las paredes de Buenos Aires y que siempre está presente cuando se habla del artista, y aunque para algunos suena como una consigna hueca, para otros es totalmente vigente y demuestra la dimensión y el impacto que tuvo el breve pero intenso pasaje del artista por el rock argentino.

«Cuando los músicos de Divididos y Las Pelotas, las dos bandas en que se dividió Sumo, se juntaron este año en el estadio de River Plate, miles de chicos que ni siquiera habían nacido en la década de 1980 gritaban: ¡Luca no murió, Luca no murió!». «Sin dudas Luca fue un fenómeno masivo y popular», dijo a DPA Rodrigo Espina, productor cinematográfico y director del documental «Luca», a estrenarse este mes en Argentina.

Coincide con él Néstor Nardela, un productor de es

pectáculos, residente en Mendoza, que siendo adolescente entrevistó más de una vez a Luca Prodan para un programa radial en su provincia. «He comprobado que Luca y Sumo siguen vigentes hasta en la generación que ni siquiera lo conoció», comentó.

«Al dar una charla, recientemente, a estudiantes secundarios de entre 15 y 16 años, comprobé que la mayoría conocía su vida y sus canciones y que mantiene admiradores, mas allá de la edad de cada uno», agregó Nardela.

En un país de marcado patriotismo como Argentina y con músicos de fina susceptibilidad no es sencillo explicar la adopción, como ídolo, de un italo-escocés con acento extraño. Algunos atribuyen ese fenómeno a su personalidad, otros a la profundidad de sus letras o simplemente a que era distinto.

Nardela opina: «Lo de Luca fue muy fuerte porque fue la figura anti-estrella del rock. Era común y corriente. Andaba en la calle, atendía a un pibe como yo, de 17 años entonces. Y me invitaba a su concierto, sin dramas, sin vedetismo».

Espina agrega: «Era auténtico, era visceral. No actuaba. Era como era. Salía a hacer las compras todos los días y volvía a las cuatro horas porque se paraba a conversar con la gente. Y conversaba, no haciendo un favor, sino como un ser humano común. Amaba y no era un individuo que se encerraba en una torre a consumir drogas».

«No estaba en el ruido, no iba a las fiestas. Los Sumo siempre fueron como unos bichos raros. Además, Luca era un tano peleador. hablaba mal de todos. Le sacó la máscara a todos», completó Espina.

La película sobre Luca Prodan es uno de los homenajes que se le tributarán este mes, con motivo del vigésimo aniversario de su muerte. Coincidiendo con aquel espíritu libre, transgresor, impetuoso, temible y a la vez humilde, la película circulará de norte a sur de la Argentina por fuera del circuito comercial.

No solamente porque Luca Prodan no comulgaba con la fama, el vedetismo y todo lo que ella significa, sino porque, además, en Argentina el cine y el rock siempre estuvieron divorciados. Las proyecciones están pensadas como «conciertos de rock a la manera de Luca», y para ayudar a que siga soplando aquel ventarrón, de fuerza extraordinaria que dejó su marca en el país sudamericano. (DPA)


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