Luciano Pereyra se suma a la fiesta en Choele Choel

Esta noche, el artista sube al escenario mayor del 37 Festival de Folclore, sede además del Pre-Cosquín. Antes de su presentación, “Río Negro” habló con el músico que viene a presentar su nuevo disco, “Volverte a ver”.

En el 37 Festival de folclore de Choele Choel –paralelamente también sede del Pre-Cosquín que determinará los ganadores que concurrirán al certamen competitivo cordobés en enero próximo– Luciano Pereyra es la figura central. Y con él habló “Río Negro”, antes de su presentación de esta noche, en el escenario principal. La fiesta, que comenzó ayer, se desarrolla en el amplísimo Complejo Polideportivo Municipal –donde está el escenario mayor– y en el predio exterior donde también hay un escenario al que se accede gratuitamente, además del patio de comidas y la globa con muestra de fotoperiodisimo y exhibición de fotografías del concurso de aficionados. En el escenario mayor estarán el dúo Nacho Prados-Daniel Campos, La Chacarerata Santiagueña y el regreso de conjuntos históricos como Los Fiske Menuco y la actuación, por única vez, de Las Voces del Tiempo y Contrapunto. En escenario al aire libre, actuarán Juancito Churrarín de Catriel, Cachi Terbay de Chichinales y Alberto Muñoz entre otros, además de artistas regionales. Las entradas oscilan entre los 5 y los

20 pesos, con el incentivo de sortear premios. Otra figura que reconoce todo Río Negro y que será figura en el escenario “Jorge Matoso” es Cachi Terbay, con su repertorio “surero”. Desde Catriel llegará Juancito Churrarín, un joven acordeonista que abarca un amplio repertorio de música del litoral y que prepara un disco con música ciudadana. También se convocó a regionales “Los Ribereños”, “Popi” Castañeda, Agrupación Folclórica Sur Nativo, José Luis Rodríguez, Dúo Albornoz González, los Conjuntos Municipales de Danzas Mayores, Infantil e infantil de Malambo de Choele Choel; Gustavo González, Las Voces de Choele, Dúo Zurita Barbosa y la Agrupación Santiago Ayala entre otros. El momento de Luciano Desde sus inicios, Luciano ha recorrido un largo camino. En el 92 concursó en un programa del hoy Canal 7; a los 9, ya había competido en Festilindo. A los diez, cantó en el programa de Xuxa “Sólo le pido a Dios”, de Gieco, la misma canción que una década después entonó en Plaza San Pedro del Vaticano, representando a Latinoamérica en el Jubileo de Jóvenes. Su primer disco “Amaneciendo”, lo grabó en 1998. Vendió 260.000 placas. En el 2000 editó “Recordándote”, con temas compuestos por él mismo. El pasado viernes 29, Luciano subió al escenario del Ópera para compartir dos temas con Marcela Morelo. Ambos pasaban por un estado gripal que afectaba sus cuerdas vocales, pero allí estuvieron dando todo. “Que Marcela se haya presentado, habla de su calidad como artista. Se entregó al público y asumió el compromiso. No se debe cantar, pero Marcela se sintió con la fuerza y las ganas para hacerlo y lo logró.” –Vos también estabas así. –Había empezado con una estado similar. De hecho estuve en cama. Por suerte no tenía trabajo y me tomé estos días para el reposo correspondiente porque después arrancaba con algunas presentaciones y después viajaba a Choele Choel. Trato de cuidarme lo mejor que puedo para estar bien. Hay que llamar al doctor, tomar los medicamentos y esperar a que pase la gripe. –Además de presentar el material de tu último compacto, el panorama musical por venir se mantendrá en el pop latino, volverás a nuestros ritmos folclóricos? –Ahora estoy pensando más que nada en no perderme detalle alguno y disfrutar del significado de “Volverte a ver”, de presentarlo por todo el país. Se viene una gira muy extensa, con muchos festivales, después de las siete funciones en el Coliseo de Buenos Aires. Más adelante se verá. Me gusta que en el momento de inspiración, al empezar a componer, entrar al estudio de grabación, me sorprenda la intuición, el amor, el sentimiento… Sí, lo sabés, no me gusta quedarme quieto en un solo género. Siempre digo que me encanta todo tipo de música, obviamente sin dejar de lado la de mi país, que siempre me gustó cantar desde muy temprana edad. –Tu voz está muy bien, hacés los agudos sin esfuerzo. ¿Hasta qué nota llegás? –Creo que hasta un si. –Esa agudeza le da un sello particular a tu canto que se mantiene con clases de vocalización, relajación, higiene vocal… –Sí, con todo eso que dijiste. Tomo mis clases de foniatría tres veces a la semana. –¿Seguís con Ana Inchausti? –Desde hace prácticamente siete años. Ana es una genia total. Más allá de lo profesional, encontré una gran persona, como profesora, como ser humano. Es un encanto y tenemos una linda amistad. Bueno, trato de hacer vida sana, voy al gimnasio, salgo a correr para tener más capacidad aeróbica, estar bien oxigenado, para pisar el escenario del mejor modo posible y disfrutar de lo que hago. –En siete años ya conoce tus virtudes vocales, tus lados débiles, las tensiones cotidianas que inciden sobre tus cuerdas vocales. –Sí, y me pasa algo mágico… Más allá de una gripe, de los inconvenientes del día, al cantar todo se cura, pasa. Es un momento de relajación, de disfrute, me olvido de todo. Ahí arriba me transporto a otro mundo, me siento feliz de hacer lo que siento con la música, con las canciones, sentarme al piano, tocar la guitarra. Todo tiene un proceso. La gripe termina y, si un día no me siento al cien por cien, ¿por qué no puedo estarlo? Me permito todas las cosas normales y comunes que me pasan al vivir.” –También sos un comunicador de emociones, de ideas a través de la letras. En este momento estás comunicando… –Siempre hablo desde las cosas que me suceden, de mis experiencias, pero es una gran responsabilidad que la gente me oiga, me tome como ejemplo, y –a la vez– una tarea muy linda en la cual debo seguir perfeccionándome. Son muchos los que me escuchan y desde mi trabajo no sólo trato de dejar un mensaje cantando, sino también sin cantar. Tengo el privilegio de ser un comunicador y quiero aprovecharlo para dar todas las cosas buenas que pueda. Obviamente, me siento más cómodo comunicando con las canciones, que hablando. Soy una persona muy tímida y me cuesta expresarme, pero dialogar con tanta gente, pasar por tantas entrevistas, me allana el camino. Esta profesión tan bella me sigue modelando como profesional y me ha ayudado a formarme como ser humano, como persona, como individuo… –Elegí, en tu memoria, un tema que te emociona profundamente. ¿Qué pensás al cantarlo? –“El viejo Matías”… Porque de chico lo cantaba y se lo escuchaba a mi viejo. Cada vez que iba a Buenos Aires, pasaba con el tren por la estación de Paso del Rey y sacaba la cabeza por la ventanilla tratando de encontrar a ese personaje. Detrás de eso, pasaron un montón de cosas: la ilusión de grabar un primer disco, de trabajar con la música. Hoy en día, que tengo esa posibilidad concretándose, cada vez que lo canto refresco la memoria, es un mimo al alma. Es una canción que me trae muchos recuerdos y al encontrarme sobre el escenario ante tanta gente, regalarles esa emoción es una bendición que me da el de arriba… Víctor Heredia, con esa clase de poemas, es único. Pasa con grandes poetas como él, que con una canción te hacen imaginar una película maravillosa. Cuando yo escribo una canción y luego la canto, ya no me pertenece más, empieza a ser de la gente que la entona y la traslada a su vida, a su momento, a su sitio. Las canciones no tienen un límite. Fue un honor que Víctor me llamara diciéndome que le había gustado muchísimo mi versión de “El viejo Matías”, y es un orgullo muy grande que a cualquier persona le guste y cante mis canciones.

eduardo rouillet


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