Lula lanza un vasto plan antiviolencia

Prevé millonaria inversión en los barrios más pobres. Programas sociales, infraestructura y reforma policial.

BRASILIA (AFP) – El presidente Luiz Inácio Lula da Silva lanzó ayer un millonario plan de lucha contra la violencia en Brasil, donde cada año se producen más de 40.000 asesinatos.

El Programa Nacional de Seguridad con Ciudadanía (Pronasci) prevé una inversión de 6.700 millones de reales (unos u$s 3.300 millones) en los próximos cinco años en las áreas más violentas del país.

El presidente izquierdista aseguró que tras combatir «la geografía del hambre» llevando programas sociales a 11 millones de familias pobres, pretende ahora «enfrentar y vencer la geografía de la violencia y la criminalidad que amenaza con dividir el territorio nacional» creando un «apartheid de miedo y opresión».

El programa tiene como foco principal a los jóvenes, con una destacada incidencia en la prevención y en políticas sociales, en este país famoso por su gran brecha entre ricos y pobres.

«Tenemos 420.000 presos en las cárceles de Brasil, de los cuales 65% tiene entre 18 y 24 años y 70% son reincidentes», destacó el secretario ejecutivo del programa, Ronaldo Teixeira, durante la presentación.

Según datos de las ong, un tercio de los jóvenes brasileños no termina la enseñanza básica en Brasil. En los cinco años que van desde 2001 a 2005 se produjeron 208.582 asesinatos en Brasil, según las últimas estadísticas del ministerio de Justicia. En 2005, fueron 43.847 asesinatos, que dan una tasa de 23,8 homicidios por cada 100.000 habitantes.

«Brasil no está en guerra, pero los indicadores de muertes violentas en sus principales centros urbanos son similares a los de países en conflicto armado», relata un informe de 2004 de la ong Social Watch.

El programa se propone provocar «un cambio de los indicadores de la violencia» a medio plazo, afirmó el ministro de Justicia, Tarso Genro.

Capacitación y mejoras económicas para policías, inversión en el sistema penitenciario y en el acceso a la justicia y combate a la violencia policial y al crimen organizado son algunas de las 94 medidas del plan, que también contempla programas sociales y de reinserción, como el proyecto «Madres de la Paz», con ayudas económicas para mujeres en comunidades de riesgo.

El programa pretende la integración de las políticas nacionales de seguridad, altamente descentralizadas en este país, y compromete una Fuerza Nacional de Seguridad Pública con 500 efectivos disponibles para atender las emergencia ante situaciones de extrema violencia.

El estado de Río de Janeiro es el que más ha pedido ayuda del gobierno para enfrentar la violencia desbordada de las favelas, muchas veces controladas por el narcotráfico o por milicias parapoliciales. Estas bandas forman un poder paralelo y libran periódicamente batallas abiertas a tiros entre sí o con la policía. Lula se comprometió a mantener en Río buena parte del aparato de seguridad de los Juegos Panamericanos, un ensayo de lo que se pretende hacer a escala nacional.

El programa antiviolencia del gobierno Lula ha sido bien recibido por las entidades de derechos humanos y lucha contra la violencia. «La evaluación del programa es positiva, porque contempla elementos importantes, como un presupuesto que es el mayor destinado a la seguridad pública en Brasil, una buena combinación entre prevención y seguridad y la integración de las políticas de seguridad», muy descentralizadas, dijo Rubem Cesar Fernandes, director de la ong Viva Río. El diario Folha de Sao Paulo, en cambio, acusó al gobierno de juntar cifras y programas inconexos y de «diluir su incapacidad en un mar de populismo».


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