Lupinos colonizadores

Experiencias en precordillera de recuperación de suelos degradados, relatadas por un experimentado forestador neuquino.

EL JARDIN

He recibido una contribución que considero interesante dar a conocer, porque se trata una vez más del lupino, pero esta vez no como planta ornamental, sino como mejorador de suelos degradados por sobrepastoreo.

Los valles de Meliquina y Filohuahum han tenido que soportar la carga de 30.000 ovejas durante decenios y estaban en pleno proceso de desertificación. En el año 1978 asumí la responsabilidad de crear grandes masas forestales allí. Era un enorme desafío. En un principio planté ensayos con Nothofagus (obliqua, dombeyi y nervoso). Todos se secaron pues no soportaban las condiciones climáticas. En cambio los Pinus ponderosa, jeffreyi, contorta y murrayana y Pseudotsuga menziessi prendieron y prometieron buenos resultados. Pasaron algunos años y el bosque comenzó a formarse. No quería una “fábrica de madera”, sino un bosque mixto y con colores, y los lupinos parecieron una buena alternativa. Junté semillas y las sembré en los bordes de las forestaciones. Un fracaso total.

Al año siguiente junté nuevamente semillas y las sembramos en el vivero forestal, de reciente creación. Muy buen resultado. Entonces pusimos 10.000 plantitas todos los años y observé que se reproducían muy bien. A fines de los veranos se secaban, después de haber tirado gran cantidad de semillas que quedaron cubiertas por las hojas y la generación fue extraordinaria, aumentando muchísimo la densidad de plantas, al punto tal de que ya no hace falta seguir plantando porque crecen solos.

En la primavera y verano los lupinos son muy sabrosos y ayudan a proteger contra los incendios, y este efecto se pierde en la segunda mitad del verano.

En resumen, una vez que prenden son indestructibles, brotan nuevamente todas las primaveras, producen mucha materia orgánica que enriquece el suelo, lo cubre y mantiene fresco, captan nitrógeno del aire y, cuando están en flor, son una delicia.

Ahora tenemos otro desafío forestal en la estepa del norte de Junín de los Andes. En la estancia “Los Peucos”, administrada por Bertil Hoepke, en plena estepa patagónica. Allí procedemos de la misma manera y también con resultados extraordinarios, al punto de que se han convertido en campos altamente productivos

Desde hace muchos años utilizo a los lupinos para enriquecer las reforestaciones con muy buenos resultados. Invaden y se extienden donde encuentran condiciones adecuadas. En Meliquina el suelo contiene mucha ceniza volcánica y en “Los Peucos” contiene mucha arcilla, es algo más nutritivo pero también más árido, pero en ambos prospera en forma excelente.

Eberardo Hoepke.

San Martín de los Andes.

Teodorico Hildebrandt

elJARDIN@RIONEGRO.COM.AR


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