Luto y furia tras el incendio que dejó 365 muertos

Siete detenidos por

ASUNCIóN (Télam, enviado especial).- El número de muertos en la catástrofe de ayer en un centro de compras de Asunción llegó a 365, informó ayer el ministerio del Interior, mientras se refuerza la teoría de que las puertas de salida del local fueron cerradas por los responsables del local para evitar saqueos, razón por la cual el dueño y otros 6 empleados permanecen detenidos.

Una versión sostuvo ayer que uno de los empleados del paseo de compras se «quebró» y admitió en una declaración judicial que las puertas cerradas por orden del dueño del establecimiento, pero ningún funcionario confirmó la veracidad de esos reportes.

Esa teoría fue abonada por varios sobrevivientes que aseguran que las puertas fueron cerradas apenas comenzó el fuego.

«Si las puertas hubiesen estado abiertas muchas vidas se hubieran salvado», dijo el vicepresidente Luis Castiglioni tras reunirse con el jefe de estado, Nicanor Duarte Frutos.

En tanto, las expresiones de la tragedia eran visibles ayer en los hospitales, colapsados por la llegada de más de 500 heridos, y en los velatorios de las víctimas, decenas de ellas niños.

Anoche, el último parte de los rescatistas confirmó la existencia de al menos 365 muertos hallados en las diversas plantas del local y aclararon que el número de víctimas mortales puede aumentar cuando se completen las recorridas de los socorristas.

La catástrofe activó los mecanismos de solidaridad en todos los países vecinos, que ofrecieron insumos, medicinas y todo lo que pudiera servir para asistir a los heridos -calculados en varios cientos- en esta emergencia.

Los socorristas sacaron ayer 27 cadáveres y dejaron de trabajar ante el peligro de derrumbe de los techos. El trabajo de los peritos comenzó ayer para determinar las causas del gigantesco incendio que se originó ayer al mediodía, cuando casi un millar de personas comía o hacía compras en el lugar, en la entrada sur de la ciudad de Asunción. Entre los heridos fueron identificados dos argentinos, Luis Cardozo y Pablo Torres.

El siniestro causó consternación en la población, ya que existe una fuerte acusación contra el dueño del local, Juan Pío Paiva, por haber ordenado el cierre de las puertas del supermercado para que nadie se fuera sin pagar. Paiva, uno de sus hijos y cinco empleados del centro de compras permanecen detenidos en la central de la policía local, mientras la justicia procura resolver su situación procesal.

Ante el desastre, Argentina, Brasil y Bolivia, además de otros países de América e incluso de Europa enviaron ayuda humanitaria, remedios, insumos médicos y especialistas en desastres.

Juan Emilio Oviedo, vocer de la Fiscalía General de Asunción, dijo que el número de muertos puede aumentar, al juzgar por la cantidad de «partes humanas calcinadas que fueron halladas entres los escombros».

Tras recuperar ayer 27 cadáveres, el vocero aclaró que podían haber más y que la mayoría no eran reconocibles, ya que hallaron «muchos cuerpos por partes». Una vez terminada la recuperación de cadáveres, dijo que «se clausuró el lugar para la investigación de los peritos «.

Uno de los aspectos más tremendos de la tarea, la entrega de cuerpos, se realizaba en el estadio del club 4 de Mayo, donde trabajaban en los restos técnicos en siniestros y médicos legistas llegados de países vecinos.

El funcionario aclaró que «la mayor parte de la gente murió por quemaduras, pero otro número importante falleció por asfixia y otros por aplastamiento», cuando corrían desesperados de las llamas. «Muchos quedaron aplastados, se asfixiaron y después se quemaron, por lo que encontramos muchos cuerpos encima de otros».

 

Historias de vida y muerte entre las llamas

ASUNCION (AFP).- La vida y la muerte se mezclaban este lunes en Asunción con el fallecimiento de 365 personas, tragedia que contrastaba con el nacimiento del hijo de una empleada del supermercado incendiado, que estaba embarazada de siete meses y el rescate de un bebé.

• María Fariña de Meza trabajaba desde hacía siete meses en el patio de comidas del siniestrado supermercado Ycuá Bolaños, tiene 31 años y fue sorprendida, al igual que todos los presentes, por una explosión que derivó en el peor desastre de ese tipo de la historia paraguaya. La joven madre pudo ser auxiliada y derivada al Sanatorio Italiano de esta capital, en donde, al notar los médicos el estado de intoxicación debido a la inhalación de gases tóxicos, decidieron realizar una cesárea. Los médicos comentaron a la prensa que el bebé se encuentra en estado gravísimo, con asistencia respiratoria y con cuidados muy especiales.

• Juan Duarte es un policía que ingresó intempestivamente al lugar del siniestro por un boquete abierto en la pared de vidrio y en medio de una alfombra de cadáveres vio que un bebé daba signos de vida. «Me abalancé sin pensar dos veces, le rescaté y lo primero que hice fue hacerle respiración boca a boca», dijo el oficial , autor de una escena dramática de salvamento, retratado por la prensa. El bebé, de 4 meses, fue identificado como Héctor Bobadilla, cuyo padre murió entre las centenares de víctimas atrapadas por la clausura hermética del establecimiento, ordenada por sus dueños, para evitar robos. La confusión era la dominante entre los relatos de sobrevivientes.

• Un caso curioso fue el de Francisco Sánchez, cuyo padre retiró el cuerpo de su hermano y regresó ayer para aclarar que tenía el cadáver equivocado, al tiempo que pedía ayuda para localizar a su pariente.

• Francisco Núñez, denunció que su mujer estaba desaparecida. «Estábamos comprando carne cuando sentimos que el techo se desplomaba. Comenzamos a correr y mi esposa cayó empujada por la multitud que trataba de huir. En la avalancha ya no pude regresar ni mirar hacia atrás», relató con lágrimas en los ojos. (AFP)

Dos heridos son argentinos

BUENOS AIRES (DyN).- El embajador argentino en Paraguay, Félix Córdoba Moyano, confirmó ayer que son dos los argentinos heridos en el incendio del centro comercial en el que murieron más de 360 personas.

Los heridos fueron identificados como Luis Alberto Cardozo, de 35 años, y Pablo Torres, de unos 60 años, ambos radicados en Asunción y -según precisó una funcionaria de la sede diplomática- «fuera de peligro». «No sé como salí de ahí, me arrodillé y entregué mi alma a Dios y caí muerto. No sé cómo salí», relató Cardozo al noticiero Telenoche, de Canal 13, desde el lugar de internación en la capital paraguaya.

El sobreviviente argentino ratificó una de las hipótesis sobre lo sucedido en el centro comercial de Asunción, al señalar: «No podíamos abrir la puerta, nos quedamos todos atrapados».

También aprovechó la presencia de las cámaras para mandarle un mensaje a su hermano en la Argentina: «Estoy bien y voy a salir adelante». Por su parte, el presidente Néstor Kirchner calificó como «drama dolorosísimo» al siniestro y ratificó que «la Argentina está ayudando (al Paraguay) con todas sus posibilidades».

«Estamos conmovidos», sentenció el jefe de Estado, al tiempo que indicó que se comunicó telefónicamente con su par paraguayo Nicanor Duarte Frutos para prestarle la ayuda humanitaria y sanitaria que sea necesaria. El embajador Córdoba Moyano debió desmentir «categóricamente» e las versiones de que había al menos cuatro argentinos entre las víctimas fatales.


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