Macacha Güemes, una mujer, una historia
Ana María Cabrera recrea la vida de la salteña.
La vida de Macacha Güemes, hermana del caudillo Don Martín Miguel de Güemes, fue reconstruida desde la ficción por la escritora Ana María Cabrera, quien se metió en “los silencios y en la letra chica de la historia” para delinear a esta salteña que participó apasionadamente en la causa de la Independencia argentina. En su última novela histórica, editada por Emecé, y presentada en la Feria del Libro, Cabrera saca a la luz la enigmática figura de Macacha, una mujer sensual que se desempeñó como espía para evitar la comunicación entre los opositores a la emancipación y los realistas del Alto Perú, pero que también trabajó por la igualdad y la unión latinoamericana. La cocina de este texto hilvana sensaciones personales de la autora, escasos documentos históricos y las leyendas salteñas transmitidas de boca en boca. La ficción se escurre entre los pocos elementos que rastrean la verdadera vida de “la madrecita de los desprotegidos”, opacada por el bronce patriótico de Güemes. “Tomo los personajes poco conocidos en la historia oficial y en esos intersticios se introduce la ficción literaria. Macacha sólo figuraba al lado de su hermano, pero no se decía mucho más”, cuenta a Télam la autora de “Felicitas Guerrero”. La “Macacha” de Cabrera empezó a gestarse cuatro años atrás, cuando la escritora viajó a Salta para “descubrir un lugar fascinante”. Se metió en la piel y en la cabeza de esta mujer y recreó la vida cotidiana norteña de principios del siglo XIX, con sus bailes típicos, los sabores regionales y la moda. “Y los datos que no encontraba los ficcionalizaba porque cuanto más se oculta, más ganas tengo de crearlo y de pensar cómo era ella”, dice la autora. “Mis fuentes centrales fueron la tierra salteña, la transmisión oral y mi imaginación. Llegué a Macacha leyendo la historia de los otros, sobre todo su hermano. Si bien busqué documentos que no abundan, trabajé principalmente con las emociones y para eso me tuve que meter con todo, sentir la soledad de los cerros y la vida en la provincia”, relata Cabrera. En su libro, Macacha cumple un rol fundamental en los años de combate entre los españoles y los hacedores de la patria nueva, encarnada por las elites porteñas. La hermana de Güemes se viste de gaucho para repartir comida y ropa a los más humildes, y a la vez en plena revolución, recoge información de otras mujeres espías para impedir el avance realista a Buenos Aires. En este entramado político, Cabrera recoge el guante y llena con ficción el hueco de esa “mitad invisibilizada” de la historia: las mujeres, parte fundamental para la liberación de América Latina. El legado más conocido de la salteña hoy es una calle en Puerto Madero, la placa de algunas bibliotecas de su ciudad natal y un retrato desvencijado de la última etapa de su vida. “Dentro del imaginario colectivo algo se juega –afirma la escritora– aunque no se habla mucho de ella, pero sí de su hermano. A pesar de que Macacha luchó a su lado nunca apareció en la foto de la historia”. ¿Cómo fue su relación con el personaje? “Me enamoré, pero también la sufrí. Tratar de entenderla fue un esfuerzo emocional. Me dio miedo armar este personaje porque me sentía muy responsable”. “Ella seguía los ideales gauchescos –continúa Cabrera–, tenía un marido (Román Tejada), una hija, una relación muy simbiótica con su hermano –que me costó resolver– y un amor profundo por su madre. Pero además, sufría mucho por el dolor de los más desamparados”. Esta Macacha asume muchos roles y es figura clave de la historia, aunque oficialmente no es una de las “Glorias del Norte” que descansan en el panteón de la Basílica salteña como su hermano y su cuñada Carmen Puch; Facundo de Zuviría; Martina Silva de Gurruchaga –capitana del Ejército de la Patria– y Juana Manuela Gorriti. “Después del libro tenemos que llevarla allí”, sugiere. –¿Cómo ven a Macacha los salteños? –se le pregunta. –La identifican como la hermana de Güemes, le dicen la ‘madrecita de los desprotegidos’, pero no es alguien que haya sido reconocida masivamente. A raíz de esta novela me llamaron desde Salta, para conmemorar su muerte el 7 de junio, el mismo día que falleció Martín Miguel, relata la escritora. Cabrera recupera además la asociación femenina sin distinción social para defender el norte argentino. “Participaban las damas de la elite, las indias, las esclavas, las letradas y las analfabetas. Encontrar esto fue fantástico”, explica la autora, quien creó una suerte de personaje colectivo: “las tejedoras”, un homenaje a estas mujeres que dejaron huellas sólo con sus manos. (Télam)
La autora saca a la luz la enigmática figura de la hermana del caudillo Güemes.
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