Malosetti, electrónico y fuerte

El bajista se presenta hoy en Neuquén, y luego en Bariloche y en San Martín.

Malosetti completa la nueva banda con Raffetta, Segret, Sainz y Damián Carballal.

Eduardo Rouillet

Regresa a la región el gran bajista argentino Javier Malosetti -también en guitarras solistas y canto- acompañado por su más reciente banda Electrohope, Nicolás Raffetta en los teclados, Hernán Segret en guitarra, bajo y voz, el baterista Tomi Sainz y Damián Carballal en percusión. Las citas son hoy, a las 22 en el Cine Teatro Español de Neuquén; mañana, a las 20, en el Hotel Edelweiss Bariloche y el lunes 27 a las 21 en el Teatro Amancay de San Martín de los Andes. “Ten” muestra equilibrio entre las músicas que le gustan a Javo, jazz, blues, rock, funk y latinas, alternando temas propios con versiones de “Money for nothing” de Dire Straits, “Maybe I’m a Leo” de Deep Purple en tiempo funk, y un popurrí que congrega a Thelonious Sphere Monk con la orquesta Mahavishnu. Malosetti fue miembro estable del grupo de Luis Alberto Spinetta y tocó con Dino Saluzzi, Lito Vitale, Jaime Ross y Baby López Furst, entre tantos otros. En 1993 registró el primer disco solista con su nombre y apellido, excelentemente criticado y calificado “revelación” por distintos medios. Toca también batería, guitarra y cualquier instrumento que caiga en sus manos. Su pasión y curiosidad por cualquier género, y su particular sentido del humor, lo identifican. “Yo toqué muchos años en trío, con músicos más de jazz. Y este género no hace bandas sino solistas… ¿Sabés? Está bueno y es otra forma de concebir la música o la interacción entre los músicos. En el caso de Electrohope, son colegas jóvenes no jazzeros. Es el proyecto musical más alejado del jazz que hice nunca. Ellos tienen concepto de banda, se hicieron muy amigos, muy afines artísticamente, se amalgamaron de un modo increíble y rápido. Disfrutan mucho del trabajo en la sala de ensayo, cosa que al jazzero le embola un poco… Yo que sé… Un espíritu y una forma de llevar adelante un proyecto musical que no experimentaba desde mis inicios en la cochera de algún vecino, del padre de alguno de nosotros. –De tu viejo (Walter). –Sí, en casa seguro o en la de otro donde nos dejaran enchufar. Esas cuestiones que se dan cuando uno es chico y arma el conjunto. Después se pierde ese espíritu. Yo toque con jazzeros o con Spinetta en su banda solista o acompañando algún instrumentista o cantante. Después armé la mía y variaba los músicos, pero yo siempre estaba al frente. Así que ésta, es lo oportunidad de volver a experimentar la conjunción, esa clase de hermandad que da felicidad y hace que toquemos con mucha pasión. –Todo esto, musicalmente cómo se traduce? –Tiene una incidencia cien por cien, primero por el trabajo que hay en los ensayos, menos librado al azar, como en el jazz donde se apuesta más a la improvisación. –¿Escribís las partes que cada uno va a tocar? –No, ninguna, porque hay varios que no leen música… Nicolás Raffetta que es un pianista de blues, rhythm and blues y composiciones negras, un gran intérprete de esos géneros, organista también, no lee música, pero quién puede discutirle lo que sabe y toca? El tiene una gran comprensión de la armonía. Vale decir que cuando decodifica las grabaciones que le paso como hoja de ruta, el flaco agrega su impronta y las lleva mas allá de lo que yo pensé. Me gusta que los músicos compartan su toque. Y con Hernán comparto los roles de violero, bajista y cantante, nos cruzamos; cuando toco bajo, el va en la guitarra o al revés, a veces tocamos a dos bajos… El tomaba clases conmigo de muy chico, quince, dieciséis años, era fan de sacar tal cual los solos de mis discos, y todo lo que se le ocurre es bastante parecido a lo que yo he tocado. O sea, me conoce el estilo del bajo. –Semejante ensamble, personalmente, qué te genera? –En principio, además del cambio de perfil, de cualidad de músico, también me gusta haber modificado la instrumentación. Después de seis años de tríos, estoy más liberado. El mensaje es más directo también, no hace tanto hincapié en esa cuestión del jazz, de la armonía sofisticada, los solos abrumadores y el ritmo más abstracto. –Eléctrica, fortachona, dos palabras que se amoldan muy bien a tu personalidad. –Por eso será que me gusta tanto, que se relaciona más conmigo ahora, también.

Malosetti asegura que con la Electrophone vuelve a sentir hermandad con los músicos que forman la banda.


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