«¿Malvinas?…¡La historia decía que perderíamos!

Entrevista

Redacción

Por Redacción

– De la bibliografía existente sobre la Guerra de Malvinas se extrae, lo mismo que de los informes militares escritos durante el conflicto -los del almirante Lombardo, por caso- que el grueso de los máximos mandos intuía que se perdía. ¿Es así?

-Sí, con la gravedad que escribieron pero se callaron la boca.

-¿Cuándo percibió usted que la suerte estaba echada y sería desfavorable?

– Ni bien llegué con mi unidad a las islas…¡No teníamos superioridad aérea, con lo cual no podíamos dominar el aire, a pesar de que nuestros pilotos de la Fuerza Aérea y la Armada lo disputaron palmo a palmo y con lo que tenían. Pero además, hundido el «Belgrano», en el mar ni siquiera amagamos hacer algo… Lombardo, un marino, no podía ignorar que Malvinas era una guerra aeronaval, donde el espacio mar y el espacio aire eran decisivos.

-Siguiendo su libro y el escrito por el general Jofre y el coronel Aguiar, así como otros trabajos, se extrae que las fuerzas que quedaron en las islas tenían el sentimiento de ir quedándose solas. ¿Existía ese sentimiento entre ustedes?

-¡Totalmente!…Más en los militares a los que nos apasiona la historia. Bastaba referenciarse en ella para darse cuenta de nuestras limitaciones, nuestros condicionamientos, tenían un único curso: la derrota. Pero hay que rendir honor a los pilotos y buques mercantes que se atrevían, en un mar y cielo dominados por el enemigo, a llegar a las islas con aprovisionamientos…¡Es una historia que emociona… en muchos casos la moneda de cambio por esa audacia fue la muerte!

– ¿Usted me está diciendo que mientras combatían, sabían que por más esfuerzo que se hiciera, la victoria sería del otro?

– Eso le estoy diciendo.

– Los jefes y oficiales de las unidades que combatían, ¿hablaban de este tema?

– Sí…pero ahí estábamos y debíamos seguir, claro…¡Es un tema muy denso!

– Un proceso enfermo…

– Y lo más grave es que esa sensación, cada vez más certera a medida que avanzaba la guerra, no se la podíamos transmitir a nuestros subordinados. Uno tenía que estar junto a ellos, combatiendo, transmitiéndoles confianza en el combate.

– El general Parada, que junto con Menéndez y Jofre, fue uno de los mandos tácticos que quedó en Malvinas, no sale bien parado de su libro, como tampoco de un trabajo realizado por Isidoro Ruiz Moreno…Parece un general más preocupado por cuestiones formales que por el curso de la guerra…uniformes limpios, etc.

– En mi libro reflejo lo que vi y viví en Malvinas. No es mi intención dañar el honor de nadie, sólo contar. Y lo he hecho pensando en quienes quedaron en la islas y el Atlántico Sur.

-Para el caso Malvinas, ¿la mala praxis tuvo su condena?

– Pareciera que no necesariamente.

– Los generales con mandos en las islas, Menéndez, Parada y Jofre ¿visitaban el frente de combate?

– En todo lo que a mí me consta, los generales Menéndez y Parada no. Jofre sí…Iba de aquí para allá, de día y de noche, metido entre la tropa, en los puestos de comando de las unidades de combate. Transmitía confianza, tuvo presencia…

– Hace algunos años usted me dijo que en Malvinas se combatió sin odio. Ahora, luego del largo revisar de memoria y documentos que hizo para este libro, ¿lo ratifica?

– ¡Sí, sí…absolutamente!…¡Esto es así independientemente de alguna situación particular que se haya dado y yo desco

nozca!

– ¿Usted tiene conocimiento de que cuando se marchaba inexorablemente a la rendición, algunos oficiales bajo un fuerte estímulo emocional y de desesperación, evaluaron sacarles el mando a Menéndez, Jofre y Parada, y liderar una batalla «épica» por Puerto Argentino?

– No me consta. Además…es cierto, esa acción hubiese venido alentada desde un estado emocional muy particular… no hubiera tenido sentido.

– ¿Cómo fueron las conversaciones que mantuvo en Londres con Jeremmy Moore, el jefe de las fuerzas terrestres británicas?

– Es un muy buen profesional…un hombre que sí combatió junto a sus tropas. Coincidimos en que el militar criterioso debe trabajar por la paz, no para la guerra. Me manifestó su sorpresa y sobre el hecho de que los argentinos, combatiendo en condiciones crecientemente desfavorables, habíamos peleado hasta lo máximo posible. Yo conversé con él muchos años después de la guerra, sin em

bargo ése seguía siendo uno de sus interrogantes más pronunciados sobre el tema…

– ¿Cómo se lo explicó usted?

– En alguna medida él tenía parte de la explicación: el sentimiento en que fuimos forjados y que tenemos los argentinos sobre Malvinas…¡No hay mucha más explicación!

– A la hora del combate, ¿cuál es la diferencia más elocuente que en esas conversaciones Moore establecía a favor de Gran Bretaña?

– No lo planteó como una diferencia por encima de otras, pero me contó que ya durante el desarrollo de los hechos como a posteriori, había reflexionado mucho sobre las diferencias entre una fuerza totalmente profesionalizada y una con servicio militar obligatorio… El había trabajado mucho sobre la naturaleza y desarrollo de los combates mantenidos con unidades argentinas donde primaba el elemento profesional -unidades comando, grupos de artillería- y otras donde la masa eran soldados conscriptos. Moore no hablaba de «combate fácil»…. «Todos entregaron por igual y nos dieron trabajo», me dijo y lo ha escrito…Pero hablaba de distintas características de los enfrentamientos en uno y otro caso.

– Hoy, en revistas técnicas, de historia y en libros, el grueso de los analistas militares ingleses -decía Churchill que cada británico tiene «su guerra» para hablar el resto de sus días- sostiene que Gran Bretaña no debió dar los combates de Darwin y Pradera del Ganso…Fue una carnicería y se dice que… podía haber marchado desde San Carlos directo a Puerto Argentino y…

– Moore sostiene eso…y también que fue un error el desembarco que hicieron en Bahía Agradable, donde los pescó nuestra aviación…Moore reconocía que pagaron un alto costo por una operación que, desde lo estratégico, tenía un valor secundario…

– Sostienen analistas británicos que Darwin, Pradera del Ganso y Bahía Agradable fueron decisiones donde Margaret Thatcher impuso sus razones políticas por encima de las dudas de los mandos británicos. Usted ¿qué sabe de eso?

– Nada en particular…pero es posible…Además, las guarniciones argentinas situadas en esos puntos no estaban en condiciones de generarles problemas en la retaguardia si de San Carlos los británicos arrancaban para Puerto Argentino. No tenían movilidad, estaban en condiciones precarias… Ahora pregunto yo: ¿por qué habría hecho eso Thatcher?

– Porque si bien los británicos a partir de San Carlos comenzaban a recuperar las islas, el costo en buques que acarreó ese desembarco requería, desde lo políticos, respuestas rápidas, lavar el honor…

– Quizá sea así en cuanto a Darwin y Pradera del Ganso…No lo descarto, pero no me parece en relación con Bahía Agradable.

– ¿Por?

– Porque de ser una operación que procuraba recuperar imagen para el poder político, hubieran mandado a los dos buques de desembarco, con fuerte cobertura aérea y naval…Sin embargo, el Sir Gallahad y Sir Tristan fueron a cara descubierta y la aviación argentina los demolió…Los británicos incorporaron Bahía Agradable a su historia en términos de «desastre»…

– Algo así como Arheim en la Segunda Guerra… Un puente demasiado lejos.

– Algo así…Pero en la guerra…los errores de los que ganan, siempre pagan menos… ¿O no?

Carlos Torrengo

– Dice un brillante escritor israelí -Amoz Oz- que su país está saturado de historia densa… ¡Malvinas es una expresión de una historia argentina saturada de hechos impresionantes?

– Sin duda…Por lo que se hizo, cómo se hizo, lo que se debió hacer y no se hizo…Por eso escribo un nuevo libro sobre el tema…Combatí en Malvinas, tengo una visión de los hechos…opinable, por supuesto, pero quiero transmitir esta visión a las generaciones de civiles y militares que no estuvieron tan cerca de los hechos…Y también lo escribí por los que pelearon y cayeron en las islas…

– Decir que no se debió hacer esa guerra ya es una antigüedad, pero hay que volver al tema…es su génesis…¿Desde qué punto de la dinámica neuronal pudieron los máximos mandos militares creer que Gran Bretaña se quedaría quieta, no pelearía?…

– ¡No sea masoquista!.. ¡Es una pregunta para sufrir!…Todo comienza en una cosmovisión muy soberbia de la vida, del poder propio…de la moral…La máxima conducción militar a la hora de Malvinas carecía de principios básicos del arte de conducir, no tenía, como lo demuestro en el libro, sentido de la responsabilidad que pesaba sobre ellos…

– Impunidad…

– ¡Impunidad, sí: impunidad!…Subordinación excluyente a que todo se puede hacer y que la historia no pedirá boleta…¡Eso pasó en Malvinas!… La aplicación de una visión lisa, directa, del desarrollo de la historia… Eso, nada más que eso…


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