«Mano dura» con conductores de Roca

El municipio sumará ocho nuevos inspectores para controlar el tránsito.

ROCA (AR).- A partir de los próximos días, los conductores que transiten por las calles de Roca deberán estar seguros de que al momento de poner primera tienen todo en regla, porque la municipalidad anunció que habrá mano dura para el control del tránsito.

Como primera medida, el Ejecutivo alquiló un amplio galpón en la calle 25 de mayo, donde alojarán los vehículos que se secuestren durante el accionar de los inspectores. El inmueble, ubicado entre Neuquén y Kennedy, tiene casi 2.000 metros cuadrados y será utilizado también como depósito de mercaderías de Acción Social.

La política que intentará aplicar la municipalidad en las calles no puede llevarse adelante con el plantel de «zorros» que hay ahora, por lo que se decidió sumar 8 agentes a los 16 que tienen a su cargo la vigilancia actualmente. Los nuevos inspectores serán empleados trasladados desde otras reparticiones.

Los automóviles o motocicletas que ellos consideren que no pueden circular por no cumplir con las normas de tránsito vigentes, serán llevados hacia el galpón y sólo podrán ser retirados cuando el propietario pague la multa correspondiente y demuestre que las fallas fueron reparadas.

La parte techada del terreno tiene capacidad para más de 40 vehículos. Además, en el exterior hay una amplia playa de maniobras que se usará para las desinfecciones e inspecciones a los 500 taxis que hay en la ciudad.

Hasta ahora, estas tareas se realizan en el obrador municipal y en condiciones precarias.

El contrato por el alquiler del terreno en el que funcionaba la concesionaria Saravia Fernández se firmará hoy. Es por 36 meses y la municipalidad pagará 1.000 pesos mensuales.

En relación a la decisión del gobierno roquense de reordenar el tránsito a partir del rigor en los controles, el secretario de Gobierno Raúl Sartor indicó que «se terminó la época de información y prevención a los conductores». «Parece que las recomendaciones no surtieron efecto, vamos a ver si secuestrando algunos autos generamos conciencia y se reduce el número de infractores», señaló.

Los registros de la Dirección de Tránsito indican que en los tres primeros meses del año, los inspectores labraron 2161 actas de infracción. Del total, 985 se detectaron en enero, 554 en febrero y 622 en marzo.

Las infracciones más comunes son el giro a la izquierda, donde se labraron 457 actas, la falta de carné (237 actas) y el paso con el semáforo en rojo (177 actas). Con las nuevas medidas, esperan un aumento considerable de las cifras.

Sin embargo, desde la Secretaría de Hacienda se indicó que la recaudación por el cobro de multas «está por debajo de lo deseado». Hasta el momento ingresaron 28.731 pesos, producto de los 11.667 pesos de enero, 8.682 pesos de febrero y 8.382 pesos de marzo.

También Hacienda intentará aplicar la mano dura, ya que existe una iniciativa para trasladar a los estudios jurídicos el cobro de las deudas. El municipio de Roca adhiere en sus ordenanzas a la Ley Nacional de Tránsito, aunque existen algunas diferencias de aplicación. En 1997, una norma local intentó multar a todos aquellos que no llevaran colocado el cinturón de seguridad, pero luego debió darse marcha atrás ya que se presentaron varios casos en la Corte Suprema de Justicia que sentaron jurisprudencia. Hubo conductores que adujeron que la decisión de ponérse o no el cinto es personal.

Sartor también anunció que luego de que se incremente el número de inspectores se ampliará su radio de acción.

Lo que todavía falta controlar

A diario, alrededor de 25.000 vehículos recorren las calles de la ciudad, un auto cada cuatro habitantes.

De acuerdo a las estadísticas que se manejan en la Dirección de Tránsito, Roca es una de las ciudades del país con mayor cantidad de vehículos por habitantes. La media en las principales ciudades es de 6 ó 7 habitantes por auto.

Esas cifras se trasladan directamente al tránsito en las calles, que debido a esta superpoblación de vehículos y la cultura de manejo hacen la situación caótica.

Ante esto, la gestión de Ricardo Sarandría consideró que la única salida es aplicar a raja tabla las normas vigentes.

Esto debería implicar además de la «mano dura», poner el acento sobre los ciclomotores y cuantas personas se desplazan sobre ellos, los fours trax manejados por adolescentes o el estado calamitoso de algunos coches. Párrafo aparte merecen los motociclistas que circulan sin casco o los conductores sin cinturón de seguridad.

Si esto último fuera una decisión personal, como se argumenta, igual tratamiento podría alegar el motociclista. Lo que está fuera de discusión son las vidas salvadas por cinturones y cascos puestos a tiempo.


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