Manos solidarias para una fábrica de sonrisas

Un grupo de vecinos se reúne en torno de una fábrica de juguetes. Con imaginación y trabajo se proponen llevar alegría a niños en situación de vulnerabilidad.

GESTO SOLIDARIO

Cuando los 16 integrantes de la Fundación Si pusieron en marcha una fábrica de juguetes, nunca imaginaron que lo que estaban gestando en realidad era una fábrica de sonrisas. El proyecto solidario lleva tan solo nueve meses en Bariloche y el año pasado se logró la entrega de 500 juguetes que fueron repartidos entre las escuelas rurales de la Línea Sur, el hospital Ramón Carrillo y los jardines de infantes de los barrios más humildes.

Este sábado (14/03) se realizó el evento apertura que se repetirá semana a semana durante seis meses. Ani Biotti y Tatiana Cannistraci son colaboradoras permanentes de la fundación. Insisten en explicar que no solo se trata de un proyecto para otros sino “con otros”, y por ello apuestan a que grupos de amigos o familias también se incorporen. “Esto tiene una doble finalidad, se trata de hacer algo para otra personas y de reunir a las familias con un objetivo en común”, relata Tatiana.

Entre las mesas repletas de telas, botones, pinturas y pedacitos de madera, también podemos encontrar abuelas, madres, hijas y nietas. “Somos 16 voluntarios y un millón de voluntades”, explica Ani en diálogo con “DeBariloche”, ya que destaca la ayuda permanente que reciben de personas que se contactan a través del “boca en boca”.

De hecho, algunos materiales, como medias con fallas de fábrica, son enviadas desde Buenos Aires mientras que otros componentes son fruto del acompañamiento de vecinos y empresas locales.

“No hace falta experiencia”, sugieren las voluntarias, que explican que la cantidad de personas que aportan horas de trabajo no es estable, sino que varía de acuerdo a la disponibilidad de cada una. Por ejemplo, cada juguete demora dos horas en ser terminado y las sesiones se estiran por cuatro horas cada fin de semana.

El esfuerzo es mucho, pero eso no detiene a las voluntarias que explican: “apostamos al sí, a que sí se puede”. Mientras tanto en el taller itinerante, ya que no cuentan con una sede, se fabrican títeres, peluches, sonajeros, móviles y juegos clásicos como el de la Oca o un dominó.

La Fundación Si lleva solo tres años de permanencia en Bariloche, y para este 2015 esperan continuar con otros trabajos de contención abordando diversas problemáticas sociales. Tatiana y Ani tienen mucho para contar pero más por hacer. Se despiden y retoman sus lugares pensando en el próximo niño al que le regalarán una sonrisa.

DeBariloche


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