Mantienen ocupada la municipalidad de Bariloche
Los municipales no tienen nada que festejar en su día.
SAN CARLOS DE BARILOCHE .- El gremio Soyem no debe recordar en toda su historia un Día del Trabajador Municipal más amargo: hoy lo celebran con la municipalidad nuevamente ocupada en demanda de sus salarios de agosto, septiembre y octubre. Por otra parte, la planta política ya aumentó su acreencia a cinco meses, a lo que debe sumarse el medio aguinaldo.
En el medio de la crisis, el intendente César Miguel ya no encuentra salida para terminar decorosamente su gestión. La semana pasada los concejales debieron modificar una vez más la ordenanza que lo autoriza a contraer un nuevo endeudamiento.
Parte del crédito de 800 mil pesos que extenderá el banco Credicoop debieron destinarse a cubrir un endeudamiento anterior con el Bansud, lo que disminuyó gravemente la partida para distribuir entre los sueldos.
Además de temerle a los embargos sorpresivos sobre las cuentas municipales, el Ejecutivo también sufre la falta de recaudación producto del paro.
El martes de la semana pasada el Soyem decidió levantar la medida de fuerza y un lento regreso de los contribuyentes al municipio permitió activar un cronograma de pagos de emergencia que destinó 100 pesos a cada trabajador de planta.
Ese dinero se sumó a los 450 pesos que habían pagado hace dos semanas como adelanto de agosto.
Pero la incipiente recuperación se vuelve a congelar hoy lunes, que es el día de mayor recaudación de la semana (en tiempos normales ingresan al municipio unos 45.000 pesos) y todo vuelve a cero.
Los municipales anunciaron su intención de mantener la medida de fuerza hasta cobrar «hasta el último centavo», por lo que el Ejecutivo deberá olvidarse de la recaudación.
Al menos algo cambiará esta semana en el Centro Cívico. El olor acre de las cubiertas quemadas será reemplazado por el aroma a comida que despedirán las ollas populares del Soyem.
Los dirigentes aclararon que esta medida «no sólo busca expresar el descontento, sino que se trata de una necesidad de la familia municipal».
Pero como el período de mora es tan prolongado, esta vez los municipales recurrieron a la comunidad para llenar esas ollas y pidieron «la donación de todo tipo de alimentos no perecederos en el lugar».
Junto al recurso gastronómico, camiones y topadoras siguen estacionados en el castigado Centro Cívico, que entre otros usos, vio frustrada la ceremonia de la llamativa carrera de las Mil Millas Sport.
Se trata de una competencia de autos antiguos y corredores adinerados que con estupor salieron de su pasar glamoroso para ver pintarrajeada e invadida la tradicional rampa de largada.
Para el personal político el panorama es aún más complejo.
Recientemente el Ejecutivo sinceró su estado y anunció que para ellos ni siquiera piensan en un posible cronograma de pago.
Los concejales y funcionarios contratados hace tiempo que lamentan haber llegado hasta esa condición, y se sumaron al grueso de la administración pública local y provincial que intervienen en el cese absoluto de la cadena de pagos.
«Parece que es necesario ser pudiente para ser concejal o candidato, y esto es un despropósito. Este es nuestro trabajo y de esto vivimos» comentaron los empleados apostados en el municipio y que ya presentaron un recurso de amparo y que aún espera una definición en manos del juez Carlos Rozansky.
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