Marcha de la bronca

La renovación parlamentaria sacó a la superficie el fuerte descontento con la clase política

Un voto bronca descomunal contra la clase política – en especial están en la picota las autoridades nacionales que vienen tambaleando desde hace más de un año -, un vigoroso reverdecer del justicialismo y un clamor para encontrar acuerdos que permitan salir de la depresión económica, es la lectura parcial que puede hacerse de los resultados de los comicios legislativos de la víspera.

Mientras el marchitado presidente Fernando De la Rúa se mostró dispuesto a escuchar con humildad el mensaje de las urnas, desde las estructuras partidarias se reclamó un viraje a fondo del «modelo».

Aunque, curiosamente, el PJ ganador no reclamó la salida con nombre y apellido del «instrumento» que maneja el Palacio de Hacienda, sí lo hicieron la UCR dominada por el alfonsinismo y ARI, de la rebelde Elisa Carrió.

La diputada radical incapacitó, en su condición de tercera fuerza expectante pero no decisiva en el horno de la cocina de los destinos del país, a Domingo Cavallo para que sea el timonel de un plan en favor de la reactivación, la producción y el empleo.

Lo cierto es que a partir de hoy, De la Rúa no podrá omitir de sentar en la mesa de las negociaciones a los gobernadores peronistas y radicales que, obviamente, no tolerarán más ajustes ni aceptarán que no se les gire a sus provincias los fondos coparticipables que la Nación les mezquina en virtud de la regla de oro del Déficit Cero, que impide gastar más de lo que se recauda.

Protagonistas principales de la película que viene serán, entre otros, los mandatarios José Manuel De la Sota, Carlos Ruckauf, Carlos Reutemann (tres de los presidenciales del PJ) y Angel Rozas, el radical que se lanzará a suceder a Raúl Alfonsín (ayer apenas salvó las ropas) en la jefatura partidaria a la que también aspira el embajador en Uruguay, Juan Manuel Casella.

Otro que llevará la voz cantante en el nuevo escenario, para una «etapa renovada» en palabras de De la Rúa, es el flamante senador electo por Buenos Aires. Eduardo Duhalde lanzó el «ultimátum de las urnas» a la administración nacional e insistió en que la población le bajó el dedo a dos años de gestión aliancista que, al no terminar de morir, obstruye el nacimiento de algo esperanzador.

Plebiscitado en la provincia de Buenos Aires, Duhalde es el dueño de las pinceladas: si hubiese querido, se quedaba con la presidencia provisional del Senado, pero se inclinó por evitar ocupar ese sitial para «no debilitar aún más» a De la Rúa. No obstante, en el camino hacia la «concertación patriótica» que propone, esa responsabilidad institucional podría recaer en el misionero Ramón Puerta, según alientan incluso sectores del radicalismo antidelarruista.

Con la salvedad expresa de que no habrá «asalto del poder», los peronistas condicionarán los próximos pasos de un Presidente que hoy viajará a España porque espera tomarse unos días antes de resolver la profundidad de los cambios que necesariamente deberá hacer para impedir el hundimiento del barco que salió de puerto el 10 de diciembre de 1999.

«Si las leyes no son consensuadas de ahora en adelante, no pasarán». Esa es la dependencia más clara que el PEN tendrá respecto de un Congreso dominado por sus adversarios, como se encargó de advertirlo el vicegobernador de Buenos Aires, Felipe Solá.

Los problemas no se disiparán hoy por arte de magia. Tanto De la Sota como Duhalde, dos ejes de poder en un justicialismo que parece haber sepultado en el olvido al prisionero Carlos Menem, afirman que De la Rúa tiene «una última oportunidad» si adopta un conjunto de medidas para que «la comunidad productiva desplace al minúsculo y poderoso poder financiero que está detrás de bambalinas».

Con un Rodolfo Terragno que en la Capital Federal triunfó por debajo del voto en blanco o impugnado, pero que igual exige la expulsión de Cavallo, De la Rúa salió anoche a enfriar los ánimos, exasperados por un clima de incertidumbre constante.

Con un lenguaje bonito a los oídos, poco creíble y efectivo en la práctica, el Presidente hizo un llamado a la reflexión en un mundo globalizado y en guerra, donde los estados tienen cada vez menos capacidad para controlar los flujos de dinero, los movimientos de ideas, tecnología, bienes y personas.

Arnaldo Paganetti


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